Chelsea, sin Moisés Caicedo, pierde en visita a Wolverhampton
Los Blues no levantan cabeza y se alejan de la zona de clasificación a torneos europeos. Moi Caicedo no fue convocado al presentar fiebre
La victoria ante el Sheffield, después de dos derrotas, fue un espejismo para el Chelsea que volvió a la cruda realidad y el domingo 24 de diciembre encajó, en el Molineux Stadium, un nuevo revés y salió batido frente el Wolverhampton (2-1), que dejan al conjunto de Mauricio Pochettino más cerca de la zona de descenso que de Europa.
No carbura el conjunto londinense, que no tuvo a Moisés Caicedo por un cuadro de fiebre, y volvió a las andadas víctima de sus propios errores. Un equipo que concede tanto tiene un mal panorama. Juega a impulsos el Chelsea, plagado de talento individual.
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Sale muy dañado Pochettino, incapaz de dar un giro a la situación. Su equipo fue superado por el Wolverhampton, un rival nada extraordinario, pero más organizado que llevaba dos partidos sin ganar y que cenará en Nochebuena feliz por el reencuentro con el triunfo.
Tuvo el Chelsea la victoria en la mano porque dispuso de las ocasiones más claras hasta la segunda mitad, cuando el partido se abrió, enloqueció y fue un correcalles, un intercambio de golpes que premió al combinado de Gary O'Neill.
Ninguna ocasión tan evidente como la que tuvo a la media hora de partido cuando Raheem Sterling robó el balón a Joao Gomes en la salida de balón y encaró la portería local. Estaba acompañado de Cole Palmer y Nicolas Jackson. Tres para uno. Pero optó por rematar y se estrelló con Jose Sa que salvó el gol.
El Wolverhampton, inferior, tuvo también su oportunidad justo antes del intermedio. Nació de Pablo Sarabia, el mejor de su equipo, que envió la pelota al coreano Hwang Hee Chan. Su tiro salió alto.
El gol inicial de los locales llegó en el 51, pocos minutos después de la reanudación en un córner botado por Sarabia que cabeceó el gabonés Mario Lemina para abrir el marcador. Pudo empatar por medio de Christopher Nkunku a la hora de juego pero Craiw Dawson sacó bajo palos, en la línea, un balón que entraba a gol.
En una rápida transición los Wolves ampliaron el daño londinense mediante Matt Doherty. Aún así renació el Chelsea a base de coraje cuando un pase de Sterling desde la derecha lo cabeceó Nkunku con varios minutos aún por disputar. No hubo milagro. Resistió el Wolverhampton que devolvió al Chelsea a la realidad.
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