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En el partido de ida, la semana pasada, Independiente y Boca igualaron a 0.Archivo

Copa Sudamericana: Independiente del Valle a despertar del ‘mal dormir’

Opinión: Un remendado Boca le afanó el 0-0 a los hornaderos en la ida. Ahora en la vuelta tienen nuevo reto

Miércoles 17 de julio, cinco de la tarde. Había sol playero camino al estadio de Independiente del Valle. De pronto, una procesión de hinchas se agita: cuatro motos policiales le abrían paso a sirenazo limpio al micro donde llegaba el legendario Boca de Argentina.

Pocos bosteros avivaban a la diezmada delegación. Ahí empezaba el partido. Boca arribaba con 18 bajas e inscritos tarde, entre ellos Cavani y Medel. El presidente Riquelme no logró explicar el suceso, cosa que ya no pasa ni en el barrio.

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El ingreso al estadio de los hinchas se dio todo en orden. En grada advierten que, tras las vacaciones de verano de dos meses, IDV tampoco llegaba al 100 %.

Los bosteros lucían su divisa en amarillo semáforo; los rayados, la azul oscura. El juego se disputó con ñeque. Con Merentiel en dos intentos y Zeballos de tiro libre, los porteños se quedaban en el casi-casi. Los del Valle igual: Jason Medina la tuvo y la más clara pudo ser de Renzo López.

En esa ofensiva, alentada por los tímidos hinchas locales, detonó una barra, cantada y con descarga de trombonazos que incluso muchos llegaron a pensar que era la delegación de La 12. Pero no, el cántico tipo murga, tan bien copiado a los porteños, era de los hornaderos, por lo que algunos quedaron confundidos.

En el patio de comidas, los hornados con carnet FIFA tuvieron más demanda que cita en el IESS. Ya en el segundo tiempo, más de lo mismo: algún chispazo y harto ñeque, de yapa.

Boca es Boca, cierto fue. Con suplentes y canteranos le fue ‘afanando’ un punto al IDV, que se mostró frenado. Michael Deller criticó la larga para de la LigaPro. Sus cracks estaban como mal dormidos. Este miércoles 24 de julio es el partido de vuelta en Argentina, por lo que deberán despertar.

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Hasta que ese día llegue, una imagen del miércoles pasado queda grabada: en las carpitas donde se vendieron unas pocas camisas del Boca, el saco de divisas es la cuna de un cholito que duerme a pierna suelta. Mamá lo abriga con una colcha del IDV, mientras papá carga el patrimonio en una vetusta camioneta que, Dios quiera, un día, los lleve a mejor destino. Si alguna cuna tiene el fútbol, es la de los pobres.

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