El deporte, la terapia más efectiva
Un grupo de personas con autismo y síndrome de Down encontró un mejor estilo de vida practicando el baloncesto
Tito Muñoz corre detrás de una pelota en la cancha de baloncesto del parque de la Kennedy. Lo hace con la misma ilusión de un niño de menos de diez años, aunque ya tiene 32. Él es autista, pero en apenas unos meses el deporte de la canasta lo ayudó a descubrir un mundo diferente.
Al igual que él, otros 127 personas de entre 5 y 42 años forman parte del plan deportivo de la fundación Integrarte Funint, dirigida a personas con enfermedades tales como el autismo, síndrome de Down, entre otras, que limitan su capacidad de atención.
“Tito está mucho mejor. Hace un año era una persona introvertida, temerosa, que no quería salir a ningún lado, pero ahora se divierte bastante, interactúa con los otros chicos y lo veo más motivado, mucho más desenvuelto. Disfruta jugando baloncesto”, explica su hermana Silvia Muñoz.
Heidi Pinargote, presidenta de la fundación, dice que la idea surgió hace poco más de dos años y el éxito ha sido tal, que ya están pensando en ampliar los servicios que ofrecen.
“Mi hermana tiene un hijo con síndrome de Down, y fue él quien inspiró el surgimiento de Integrarte Funint. Ella se dio cuenta que no hay muchos lugares especializados para tratar a este tipo de pacientes, incluso hay quienes no cuentan con los recursos necesarios para las terapias. Decidimos dar el gran paso, apoyándonos en actividades como el deporte y el arte, porque está demostrado que quienes padecen el síndrome de Down tienen mucho talento artístico, son perfeccionistas. Comenzamos con baloncesto y pintura, y ya estamos pensando ampliarnos a actividades que integren a los demás miembros de la familia, como costura, primeros auxilios y la siembra de huertos”, indica.
La sede de la fundación está ubicada en el edificio Induauto (avenida Quito y 9 de Octubre), pero las terapias se realizan en el parque de la Kennedy. Los partidos de baloncesto se disputan los martes y jueves, entre las 16:00 y 18:30, mientras que los sábados y domingos son entre las 09:00 y 11:00. Las clases de pintura se dan de lunes a vienes, desde las 15:30, en una casa cerca del lugar.
Entre los objetivos de la fundación, está el de crear y proporcionar programas y servicios de desarrollo integral sin costo alguno a las personas con discapacidad, por ese motivo sus mentalizadoras trabajan permanentemente en la búsqueda del autofinanciamiento que les permita seguir brindando su apoyo a todos los pacientes.
Los resultados están a la vista, pues aquellos que vivían en un mundo limitado, en el aspecto mental y físico, hoy se desenvuelven con más facilidad, practicando actividades como los juegos de integración, que mezclan a pacientes con personas comunes.
“Queremos que todos los chicos que llegan a nuestra fundación se integren a la sociedad. Sabemos que quienes padecen estas condiciones no podrán tener un ritmo de vida como el de cualquier otra persona, pero con nuestro trabajo buscamos hacer más llevaderos sus días. Los llaman personas especiales y en realidad lo son, porque nos dejan una lección de vida”, concluye Heidi.