Dyander Pacho, más cerca del objetivo

Hace poco menos de un mes, el saltador con pértiga ecuatoriano Dyander Pacho tuvo en el Campeonato Sudamericano de Atletismo Adultos en Sao Paulo, Brasil, un adelanto de lo que le tocará vivir en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, en Chile. Y es que en frente tuvo a varios de los mejores garrochistas del continente y logró quedar segundo.

Con un salto de 5 metros y 40 centímetros, el manabita, de 23 años, estuvo cerca de igualar su mejor marca y de imponer nuevos registros, algo que lo tienen satisfecho y a la vez comprometido a seguir trabajando para mejorar su rendimiento de cara a la cita multideportiva de octubre, pues es la previa de los Juegos Olímpicos de París 2024.

“Estoy feliz, casi igualé mi marca personal y fui plata, pese al gran nivel de los rivales. Eso me tiene muy ilusionado, pues a más de los Juegos Panamericanos existe la posibilidad de poder clasificar al Mundial”, dijo Pacho.

Y es que empezar su primer ciclo olímpico completo con un oro en los Juegos Bolivarianos y una plata en los Sudamericanos tiene motivado al garrochista tricolor.

Hasta hace 3 años, Pacho solo había hecho Juegos Panamericanos (los del 2019), evento que este año repite en Santiago, solo que ahora con grandes proyecciones y expectativas.

Dueño del récord nacional de salto con garrocha (5 metros con 40 centímetros), Dyander -quien viene de una familia de deportistas- aclara que en los Juegos Suramericanos solo se puso por encima del medallista olímpico actual, el argentino Germán Chiaraviglio.

“Me queda la satisfacción de haberlo dado todo. Estuve compitiendo a nivel de garrochistas campeones mundiales y olímpicos, de ahí que creo entonces que no fue tan mala la participación... estoy en el camino correcto”, precisa.

Ver hacia atrás es aún más motivante para el manabita. Su hermano José, con quien tuvo sus inicios en el mismo deporte, se retiró de la actividad en la pandemia, precisamente luego de los Juegos Panamericanos de 2019, para dedicarse a su trabajo profesional. Él iba a hacer lo mismo, pero el destino le demostró que no era su hora.

“Para serle sincero, tuve que continuar casi que a la fuerza por mis estudios, ya que dependía de una beca deportiva que tenía en la universidad. Sin embargo, al volver sentí nuevamente el apego con este deporte y el apoyo de las entidades para seguir, y aquí estoy”, precisa, ahora confiado en que no parará hasta que las fuerzas del cuerpo se lo permitan.