Ecuador Copa América 2024
Parte de la plantilla de jugadores de la Tri en el calentamiento previo del partido ante México.EFE

Ecuador, con lo que hay, no alcanza

Opinión: Sánchez sabe que su cuadro no juega, no crea, no somete; y por eso, no arriesga. ¡Toquen madera ante Argentina!

Sánchez fue a la segura: con el empate mantengo la chamba, mitigo la presión de los medios y contento a una afición que, en general, se alegra con cualquier cosita, lo que da la tierrita, como lastimeramente nos confortamos.

Cien años más tarde, Ecuador no se halla. Incluso rivales novatos como Jamaica, cuando miden que la Tri se repite en un juego colectivo precario e ineficaz, nos arrincona: resistimos desde las individualidades; pero si el rival se anima, temblamos.

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Se repitió con México. A la media hora ya empezó a prevalecer en un juego trabado al medio y de pierna fuerte. Ecuador se defiende como puede; que se aprendió a sufrir fue el coro del DT, Moi y Enner. Y solo sufriendo, tampoco alcanza.

Con México nos sumaron sus carencias: un primer tiempo afanoso, equilibrado. Y en el segundo, la última media hora a sufrir en serio, sobrevivimos en el formidable despliegue de Moisés Caicedo y, sin ser 5, el desempeño de Franco; esta vez Dida actuó a su gran altura y, con dos providenciales atajadas, salvamos el tramo.

Ecuador reiteró su 4-2-3-1; con Rola volando atrás de Enner. Ingresó Mena e insinuó eficacia; el que se quedó fue Valencia, que cerró la fase con dos pasivos: su expulsión -que casi nos tumba el quiosco con Jamaica- y una corrida donde, a mediados del segundo tiempo, con Minda y Mena listos a marcar, optó por sí mismo y no por la causa.

Cambios tardíos: Preciado y Rola salieron reventados; Kendry, otra vez borrado y frustrado, y Enner, agotado en sus recursos. La Tri tuvo el balón un 40%; con tres remates al arco apostó por encerrarse en su cancha, apretó dos líneas defensivas a 40 metros de su puerta y, con sustos y todo, arañó el redentor 0-0.

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Al final, peligro de quiños entre Moi y Gruezo: la falta de liderazgo en camerino y de claridad en su modelo le añaden una mancha más al tigre Sánchez. Los nuestros juegan estresados, la angustia los come. Y sí, se llega a estas faltas de respeto entre compañeros y a la divisa.

Suena a bastante haber pasado a cuartos de final: ¡te salvaste, gallito! Pero con lo que quedó de los tres partidos, ni de lejos alcanza como para esperar un pequeño salto cualitativo en el juegos venideros. De yapa, el jueves toca Argentina. ¡Toca madera, Ecuador!

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