Emelec vs. Barcelona: Los hinchas ponen el ambiente en el Clásico del Astillero
Los aficionados de Emelec desde temprano al Capwell y los de Barcelona con el banderazo marcaron la previa del Clásico
Los hinchas son lo que ponen ambiente al fútbol, más aún si se trata de un Clásico del Astillero. Con el tiempo estos duelos solo se juegan con la afición del equipo local, pero no impide que la afición celebre desde su trinchera.
Es así como precisamente Jorge Gómez bailaba fuera del estadio Monumental. Celebraba que era barcelonista y que se iba a disputar una nueva edición del tradicional encuentro entre los legendarios conjuntos guayaquileños. Poco le importaba que el choque tenía como sede el Capwell, sitio al que no puede ingresar por reglamento, así como el resto de hinchas canarios.
Por este motivo, se ha hecho una tradición que cada vez que Barcelona juega en la Caldera, los fanáticos vayan a despedir al equipo desde la salida de la concentración. Para cumplir con esta tradición, llegan desde tempranas horas y así entonar los cánticos para sus jugadores.
Es algo que poco a poco se ha hecho una costumbre. Es por eso que Gabriel Andrade dice que es tanto el amor a Barcelona, que dejó a un lado la fiesta que tenía en Pascuales porque lo que deseaba era estar cerca del equipo.
“Una cosa es darle la suerte al equipo, es por eso que cuando sale el bus, gritamos como si estuviéramos en las grandes del Monumental”, expresa Isaías Cabezas, quien también esperó pacientemente la salida de su ídolo para transmitirle las mejores energías de cara al compromiso frente al Bombillo.
Pero si de efervescencia se habla, no es menor en la hinchada millonaria, que no quiso perderse todo el ambiente previo en el Capwell.
La espera para que se abran las puertas de la Caldera servía para cargarse de energías y agotar las gargantas a favor del conjunto eléctrico.
Los hermanos Campoverde llegaron desde Quito, habían salido a las cuatro de la mañana, y al mediodía ya estaban sobre la calle Quito. Antes de las 14:00 ya estaban comiendo, dicen que la alimentación más barata está fuera de los estadios.
A la periferia del estadio, solo ingresaban las personas que tenían los boletos, que por cierto hicieron falta.
Gabriel Ochoa había venido desde Quevedo, el viaje no importaba, pero confesó que le tocó prestar 35 dólares para comprar la entrada y pagar el viaje.El hincha por su equipo hace lo que sea.
La fiesta del Clásico del Astillero es única, a esto le sumamos las ventas callejeras que ayer cumplieron el objetivo de comercializar todo lo que le habían propuesto. La misión estaba cumplida, a pesar de que muchos vendedores no vieron el partido, en los bolsillos tenían la ganancia.
