El encuentro de EXPRESO con la sede del Mundial
Este Diario los invita a conocer cómo se desarrolla la vida en Qatar, país donde el presente año se celebrará la máxima cita del balompié
Faltan 83 días para disfrutar la fiesta del Mundial y EXPRESO quiere compartir con ustedes la experiencia de haber llegado a Qatar, la mágica y enigmática sede de la mayor cita del fútbol del planeta.
Esta semana mostraremos cómo es la vida en este estado árabe, ubicado en el Medio Oriente, cuáles son los estadios donde jugará la Tricolor, sus mercados, sitios turísticos, gastronomía y más cosas que esconde el considerado país más rico del mundo.
La distancia entre Ecuador y Qatar es de más de 14 mil kilómetros y el vuelo dura unas 25 horas. Un muy largo viaje. Desde Guayaquil o Quito no hay vuelo directo.
Existen dos rutas para ir a alentar a la selección a Qatar: desde Estados Unidos, cuyos pasajes pueden llegar a costar hasta unos 2.400 dólares o desde Europa, donde los boletos están en $ 3.000. Todo dependerá también de la temporada en que los adquiera. En noviembre estarán por las nubes.
Para ir a Qatar no se necesita visa, los ecuatorianos tienen entrada libre, pero hasta el cierre de esta edición era obligación presentar un permiso, tipo visa de salud, llamado Ehteraz, que no tiene costo, pero es un requisito obligatorio.
Para obtenerlo es necesario descargar la aplicación, luego ingresar los datos de todas las vacunas y dosis de refuerzo aplicadas, como máximo, seis meses antes.
El Ehteraz se activa al llegar a Doha, la capital de Qatar. La aplicación sirve como llave para entrar a todos los comercios, centros comerciales, sitios turísticos, entre otros, aunque en muchos ya no piden mostrar el código.
EXPRESO escogió la ruta desde Nueva York. Es la más barata, antes del Mundial el ahorro puede ser de hasta $1.000. Previo a emprender el viaje hay que realizarse una prueba PCR.
Desde Estados Unidos el vuelo dura unas 14 horas (de manera directa). Pero si es con escala en Europa, el trayecto aumenta de 18 a 40 horas. Y también es recomendable ir a Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos, es decir, de ida o venida en el avión A380, el de dos pisos y disfrutar de la ciudad más visitada del mundo. Antes hay que sacar una visa, donde los requisitos solo son tener el boleto y una noche de hotel, y pagar $ 97.
Luego del largo viaje y cruzar el mundo, llegamos a Doha, con un aeropuerto que es considerado el mejor aeropuerto del mundo, el Internacional Hamad. Es el centro de operaciones más importante de Oriente Medio. Los cubículos cuentan de un lado un robot y al otro a un policía de migración que coloca un sello con un código de barras, esto antes de seguir con su visita.
Doha tiene más de 2 millones de habitantes, la mayoría son extranjeros que llegan a trabajar. De los aproximadamente tres millones de personas que están repartidas en todo el país, solo el 20% son cataríes, el 80 restante es la fuerza laboral de esta nación, que en su mayoría son de Nepal, Turquía, Bangladesh, Irán y otros países vecinos. Cuando no hay Mundial, el hospedaje es bastante barato. Por ejemplo, en un hotel 4 estrellas, la habitación está a 50 dólares la noche.
El ambiente en la noche fue especial, porque al salir del hotel solo encontramos las calles vacías, nada de atmósfera futbolera, poco movimiento, solo un letrero que recordaba que en ese sitio, dentro de unos meses, se va a jugar la Copa del Mundo.
Al día siguiente fue el recorrido por Doha. Una de las cosas más interesantes de esta ciudad es que los dos estadios donde se jugarán los partidos pueden recorrerse a pie. Es como si Guayaquil o Quito fueran la sede de todo el Mundial y se lo viviera en un solo lugar.
