Enner Valencia y su gol sinfónico

Ríos cometió el error inicial después de un saque de banda de Mojica (7´). Sucumbió ante la presión de Plata; Franco la soltó de primera y Enner mostró la jugada impensada, sorpresiva, filtrándose con agudeza y astucia. Enganchó para adelante y frenó; uno suponía que iba a buscar a un compañero, pero no; volvió a encarar; y otra vez la carrera; el freno, el amague, cinco adversarios quedaron encorsetados en el camino. Silencio breve en el estadio, mientras la pelota se frenaba bajita en el rincón del arco: 1-0. Magia breve, pero con dicha.

El juego de Beccacece fue bien planteado de bloque medio alto, con presión en salida; ahogó el inicio corto de Colombia. El local se quedó 25 minutos sin solución.

El mensaje de Lorenzo no llegó; su equipo jugó sin plan. Cometió errores seguidos: mal diseño del juego, mal elegidos los jugadores; sin reacción. Muchos no estaban informados de cómo actuaba Ecuador. Los cambios tardíos y mal hechos tuvieron un costo. Y es que Colombia venía de jugar un buen primer tiempo ante Uruguay con Durán y Quintero, pero el DT prefirió ahora a Córdova y James Rodríguez.

Por su parte, Ecuador tuvo una idea de juego consolidada, sencilla y bien elaborada. Le sumó lo físico para ganar duelos, metió fibra combativa y carácter. Cuando éramos once contra once fuimos más que Colombia. Ya cuando nos quedamos con diez por la falta de Hincapié a Córdoba, cambiamos el plan de juego. Después del minuto 34, sin Piero, nos hundimos en el área; renunciamos atacar.

Ecuador se defendió con densidad (muchos jugadores en poco espacio). Nos cerramos sin regalar una mata de pasto. Hicimos un embudo desde el ancho del medio campo, hasta nuestra portería; fue entonces que la densidad le quitó certeza al local. Luis Díaz metió un frentazo en el palo. Córdoba se enredó y no pudo definir frente al arco.

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Lorenzo equivocó el camino porque un bloque bajo se ataca con doblajes por fuera, remates de media distancia y sin referencias en punta. Debía aparecer desde atrás, abriendo el campo para lanzar centros, debido auge unos deben ir al primer palo, otros por el medio y algunos al segundo; sin lanzamientos llovidos y anunciados para hacer figuras a Pacho, Ordóñez, Torres.

Ecuador metió atrás cinco defensores, más el arquero, Moisés y Gruezo. Colombia ubicó doble nueve con Córdoba y Durán, doble enganche con James y Quintero. Cuando entró Quintero, Arias fue a la derecha (estaba por el medio), sin embargo el entrenador lo sacó cuando más lo necesitaba, todo por mantener a James hasta el final; Luis Díaz era controlado por Ordoñez y Franco, sumando muchos jugadores metidos por la mitad.

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Moisés, de cabeza levantada, jugó a un toque ante un equipo partido, lleno de arreones emocionales. Hizo 7 tackles y ganó 9/12 duelos a ras de pasto. Galíndez se cuidó de los bloqueos de visión de Córdoba cuando el nueve se quedaba cerca. En el mano a mano resultó imbatible. Tuvo 7 atajadas majestuosas evitando riesgos. Llegó a ser el arquero que observaba cómo se desarrollaba la jugada y se anticipaba a lo que iba a pasar. En lanzamientos de esquina prefirió no tener hombre de respaldo en el palo, ya que le dificultaba su estirada. Se cuidó del frentazo de Durán situado en el vértice del área de 5,50 metros, cerca del vertical más próximo, un remate que es imposible de parar.

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