Esmeraldas Chiquito, talento en sóftbol y béisbol, pero con muchas necesidades
Un centenar de niños y niñas entrenan en una cancha improvisada y sin implementos adecuados. Las autoridades prometen, pero la ayuda no llega
Un pequeño espacio de 5 metros de ancho por 15 m de largo en la esquina del parque lineal de la cooperativa Esmeraldas Chiquito, al sur de Guayaquil, dista mucho de las medidas oficiales de una cancha de béisbol y sóftbol que puede llegar a medir hasta 100 metros cuadrados, aun así esa área se ha convertido en la sede del Club Panthers, donde aproximadamente 100 niños del sector (entre mujeres y varones) acuden para entrenar y mantenerse alejados de las drogas y la delincuencia que aquejan a esa zona de la ciudad.
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Leer másEl espacio, construido por ellos mismos y sus padres en mayo de 2021, está cercado por una malla de nylon y tiene césped sintético. Para eso se organizaron rifas, venta de comida y recibieron pequeñas donaciones de vecinos, pero hoy el tiempo les pasa ‘factura’. La red tiene huecos y el gramado está desgastado y con hoyos que pueden ocasionarles esguinces de tobillo durante las prácticas.
Hay preocupación. Los guantes parecen manoplas gigantes en manos de los pequeños, algo que les genera incomodidad. Ni qué decir del bate, que es demasiado pesado para niños que apenas pueden levantarlos. El caso del batting tee (implemento que sirve de base para perfeccionar el movimiento del bateo) es más lamentable, pues los ladrones de la zona se lo llevaron, por lo que ahora utilizan el trípode de un parlante de música grande en su lugar.
El ambiente con el que entrenan a diario no es menos difícil. Con el olor del estero y bajo un intenso sol realizan las prácticas, ya que no pueden entrenar en las noches por la falta de luminaria pública, un mal que lleva ya varios meses. Pese a ello los minipeloteros dan rienda suelta a sus sueños, aunque a ‘media llave’, explican.
Cuando los pequeños y jóvenes batean tienen que contener su fuerza porque las pelotas se van al agua y cada una de ellas cuesta entre 3 y 5 dólares, de ahí que cuidan como ‘tesoro’ los implementos deportivos.
Pero las limitaciones no los frenan. No solo los guantes son gigantes para ellos (usan instrumentos para adultos), y el bate pesadísimo, sino que no tienen los suficientes implementos y les toca hacer fila para usarlos. Tampoco cuentan con los zapatos y uniformes adecuados, por ello se ven obligados a utilizar la ropa que regularmente usan en sus casas.
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Leer másEl sueño: que alguno llegue a las Grandes Ligas de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés), pero sobre todo evitar ser ‘arrastrados’ por las drogas y la delincuencia. En ese camino, ellos se adaptan a las adversidades y entrenan de lunes a viernes, desde las 15:00 hasta que el sol se oculte en el parque lineal de la cooperativa Santiago Roldós, que colinda con el estero.
Peiton Santillán, de apenas 8 años, asegura que, pese a la falta de espacio y las necesidades, ella aprovecha para hacer deporte, actividad que la mantiene ocupada.
“Soy feliz entrenando cerca de mi casa, es el único espacio que conozco para hacerlo por aquí. Quiero aprovechar lo poco que tenemos, pero igualmente necesitamos ayuda. Somos niños y estamos buscando una oportunidad para mejorar cada día. Sería un milagro que alguna institución nos ayude, porque varias veces nos han ofrecido ayuda, pero nunca cumplen”, dijo apenada Peiton.
Nelly Espín, de 12 años y quien además es pitcher de la selección de sóftbol de Ecuador sub-13, aunque no es parte del club Panthers, aprovecha el espacio para entrenar y perfeccionar su lanzamiento, de lo contrario le tocaría trasladarse a las canchas de la Liga de Béisbol Miraflores, al norte de Guayaquil, algo que le conllevaría aproximadamente 2 horas de viaje en transporte público.
“Nuestro sector está abandonado. Acá hay muchos niños que quieren hacer deportes, pero no tenemos el apoyo de las instituciones. Esto es una ‘cuna’ de deportistas, pero se pierden. Si se tomaran el tiempo de venir acá se dieran cuenta que hay muchos niños con gran nivel. Gracias a Panthers puedo entrenar todos los días. Si no tuviera este espacio cerca me tocaría ir a Miraflores y dinero tampoco tengo para gastar en pasaje”, declaró Espín.
Ir al baño es otro problema, sobre todo para las mujeres, ya que tienen que correr hacia sus casas porque el espacio no tiene servicios higiénicos. Incluso, si se quieren refrescar están obligados a llevar una botella adicional de agua con la que se puedan enfriar.
“Yo estoy en el club desde que se creó, hace diez años (se fundó en 2014) y poco a poco hemos ido consiguiendo las cosas. Es una tristeza que todo lo que hemos conseguido se esté deteriorando. No hay guardias, no hay luz en las noches, no tenemos baños y hasta se nos roban los implementos. El Municipio (de Guayaquil) hace años nos prometió ayuda, pero nunca cumplió”, aseguró Ginnette Parrales, de 21 años.
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Leer másAdaza Parrales, de 18 años, ve al sóftbol como un medio para ganar dinero a futuro. “Aquí hay mucha necesidad y nunca llega la ayuda. El deporte no es solo un pasatiempo, para muchos de nosotros significa la vida y una oportunidad para salir adelante económicamente. Si el Municipio nos prometió dar algo, que lo cumpla porque lo necesitamos”, acotó Adaza.
José Erazo entrena a los chicos del lugar hace seis años y puede dar fe del talento y el olvido de los mismos. “Acá hay muy buen material humano para cualquier disciplina deportiva, lastimosamente mucha de la ayuda se centra solo en el fútbol. Pero esa es la realidad. La ayuda no llega. Aún así seguiremos trabajando por estas pequeñas joyas”, precisó.
Diario EXPRESO se comunicó con el Municipio de Guayaquil con el objetivo de conocer sus comentarios sobre las ‘promesas incumplidas’ que demandaron los deportistas de este sector, pero hasta el cierre de la edición no obtuvo respuesta alguna.