Eulalia Álvarez, madre de Daniel Pitado: "Muchas gracias hijo mío"
La familia del marchista cuencano campeón olímpico en París vive intensamente los festejos por el título
El barrio San Sebastián, en el Centro Histórico de Cuenca, fue el lugar donde se reunió la familia del campeón olímpico Daniel Pintado para seguir el viernes 2 de agosto en vivo la premiación del deportista, tras la victoria en los 20 kilómetros marcha.
Estaban los hermanos, la mamá y amigos de Dani, como lo llaman de cariño. Vestidos con una camiseta roja estampada con la foto del campeón, las muestras de alegría y júbilo llegaron hasta las lágrimas.
Mientras los narradores del evento nombraban al brasileño Caio Bonfim (plata) y al español Álvaro Martín (bronce), la ansiedad y los nervios se incrementaban en quienes veían la señal desde un televisor de 30 pulgadas.
Cuando el reloj marcó las 10:45, el ambiente se llenó de gritos de emoción y aplausos. Por los altoparlantes llamaron a Daniel al podio, y le pusieron su medalla.
Eulalia Álvarez, mamá del campeón, cerró los ojos, aplaudió y lloró. “Gracias, hijo mío. Gracias, Dios, por esto”, dijo, mientras el resto de la familia flameaba una bandera de Ecuador que pusieron en alto cuando sonó el Himno Nacional. El sueño de Daniel se cumplió.
Las reacciones por el oro
Entre los invitados estuvo Claudio Villanueva, también marchista ecuatoriano, amigo y cuñado de Pintado. Ambos se conocieron en 2007 cuando estudiaban en la Unidad Educativa Unedid y compartieron por varios años la preparación física a cargo de Luis Chocho y, aunque en varias ocasiones el camino profesional los llevó por otros rumbos, los lazos de amistad y familiaridad se conservan.
“El logro es de él y de su familia, que siempre fue su apoyo. Que siga adelante, ya que con esta victoria sus retos recién inician”, señaló.
Fuera de las pistas, al medallista lo describen como una persona alegre y que siempre está sonriendo y haciéndoles bromas.
Su hermano David, con quien además compartió la práctica de la marcha por varios años, relató que además de la hermandad formó un lazo de complicidad y amistad con él. “Todos los días bajábamos caminando desde el colegio hasta la casa y con el pasaje nos comprábamos golosinas. Conversábamos de todo y éramos cómplices en muchas cosas”.
Aseguró que su hermano siempre apuntaba a competencias de alto nivel. “Si nosotros nos preparamos para un Campeonato Nacional, él pensaba en el Panamericano. Siempre sus objetivos eran más grandes”.
David recalcó que Daniel es un ejemplo a seguir para todos y que les ha enseñado a dar siempre lo mejor en todo lo que hacen.
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La familia ya sueña con la próxima competencia de Pintado, dice que confían en los buenos resultados que tenga el 7 de agosto, cuando participe en la marcha de relevos.
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