La final histórica de los Chiefs y los Buccaneers centra la atención
El Super Bowl 2021 cuenta las horas para su inicio. Ni la pandemia lo paró; sí habrá gente en el estadio (22.000 personas).
La edición 55 del Super Bowl planteará este domingo 7 de febrero en Tampa un duelo entre los Kansas City Chiefes, que con la batuta de Patrick Mahomes son favoritos al título por segundo año, mientras que los Buccaneers, primer equipo en la historia que jugará en casa, tendrá al legendario Tom Brady.
Mahomes, de 25 años, y el entrenador en jefe Andy Reid tendrán al frente a un rival que sorprendió al conquistar la Conferencia Nacional (NFC) con un mariscal Brady que a los 43 años sigue estando en forma inmejorable.
A pesar de la pandemia, los Chiefs encontrarán un campo hostil, el Raymond James Stadium, de Tampa (Florida), fortín de los Buccaneers.
Mahomes fue declarado el Jugador Más Valioso (MVP) del Super Bowl en la edición 54, que ganó su equipo de remontada el año pasado por 31-20 a los 49ers de San Francisco.
El duelo entre Brady y Mahomes ha sido promocionado como uno de los mejores de todos los tiempos en el Super Bowl, que será visto en las tribunas apenas por unos 22.000 espectadores.
Aún con pandemia, con restricciones rigurosas, sin la pompa y espectacularidad de cada año, la NFL tiene motivos para celebrar por lo alto el esfuerzo para continuar el show y garantizar la continuidad del máximo evento deportivo del año en Estados Unidos.
El espectáculo del medio tiempo será encabezado por el estelar canadiense The Weeknd que, según informaciones, se ha gastado siete millones de dólares para la puesta en escena de su presentación.
La venta de los anuncios publicitarios completa por parte de la cadena de televisión CBS, a cinco millones de dólares cada uno de 30 segundos, con un equipo de transmisión histórico al utilizarse los últimos adelantos tecnológicos para captar toda la acción en el campo y récord de 120 cámaras.
Se espera que aumente el consumo de todo tipo de comidas rápidas y bebidas en los hogares durante la celebración del partido que, al margen del resultado, ya es histórico.