Franco Mendoza: "Al inicio me molestaba el apodo de Milagroso"
Aunque tuvo un corto paso por estas tierras, el argentino es recordado gracias al legado de fe que sembró en el Club Sport Emelec
No hizo una volquetada de goles, pero es recordado. Tampoco fue campeón y sin embargo es querido. Franco Mendoza pisó Ecuador en 2009 y se vistió de azul para escribir una de las páginas más ‘milagrosas’ del fútbol ecuatoriano. Un delantero que no se rindió y sembró fe en un equipo que, a partir de allí, se convirtió en el mejor de la última década.
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Leer másComo dice ese viejo adagio, Dios trabaja de maneras misteriosas y la mano del Milagroso Mendoza en Emelec se atañe a la frase. Procedente de Olimpia y, pese a un difícil inicio, sus goles agónicos lo convirtieron en una figura inolvidable en la casa azul.
“No habíamos arrancado bien el año. Llevábamos algo así como cinco partidos sin levantar. Se notaba el nerviosismo del entrenador y nosotros, los extranjeros, pensábamos que nos iban a echar”, le contó a EXPRESO.
Mendoza, previo a su momento de brillo, vivió una situación compleja y halló en Nassib Neme, presidente eléctrico, un apoyo incondicional.
“Los periodistas querían que rescinda. Tenía una lesión, pero en los estudios no salía. Neme me llama y dice que me cree, que me quede tranquilo y me mandó a Fedenador escondido para que ningún periodista sepa. José Amador medio me palpó me dijo que tenía una rotura fibrilar y que en dos semanas estaba. Hubo un partido que ganamos en Cuenca que jugué desgarrado los 90 minutos”, agregó.
A raíz de esto empieza el renacer espiritual en él y Emelec. “Con Gabi Achilier éramos personas que creíamos en Dios y sentimos que el equipo necesitaba algo. Sacudimos nuestra fe y quedó la marca de La Gloria es de Cristo”, relata.
Admite que al principio no todos los seguían. “Algunos no estaban de acuerdo, pero fueron muy respetuosos. Ellos tenían la libertad de poder quedarse cuando nos juntábamos la noche antes del partido o se podían ir. Era algo opcional, lo lindo era que después todo el mundo se quería quedar”.
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Leer más“La noche antes del partido, en la cena, venía el pastor Héctor Zapata y nos daba una palabra para tratar de aplicarla en nuestras vidas y llevarla al partido del día posterior. Fue un cambio muy grande, los compañeros lo vieron y se convencieron”, sumó.
Su veneración a Dios es tal que, al principio, el apodo de Milagroso no le hacía mucha gracia. “Al comienzo lo veía de esta manera: me llevaba la gloria yo, pero al final quería que se la lleve Dios. Un poco me molestaba porque era lo que yo decía, porque festejaba diciendo que no era yo, sino Dios. Pero bueno uno se acostumbró y quedó ese apodo. Increíblemente quedó”, relata.
El gol que más celebré fue en Manta con pase de Joao Rojas porque fue en un momento crítico. Eran goles para celebrarlos mes y medio por ser claves. De ahí la locura en el festejo.
Le hizo goles sobre la hora a Manta, Liga de Portoviejo, Barcelona, Olmedo y Deportivo Cuenca, pero cambiaría todo eso por haber podido bordar una estrella más en la divisa azul y plomo.
“Me hubiese gustado volver a Argentina campeón. Creo que todos los goles que hice los hubiera cambiado por ser campeón y regalarle una estrella a Emelec. Pero tengo la ilusión de regalarle una del otro lado de la línea. Uno se prepara para eso”, asegura.
Con 38 años, Mendoza trabaja en las reservas y formativas de Atlético Rafaela, club que lo vio nacer en Argentina. Asegura que le gustaría tener la oportunidad de dirigir en Ecuador y que lo haría en cualquier club, menos en uno.
“Soy un profesional y uno se prepara para ser entrenador en un equipo. Ahora deseo seguir creciendo, estoy cómodo en mi casa, pero uno anhela crecer y poder ir a otros lados. Sería lindo volver a Ecuador como técnico. Y no, no dirigiría a Barcelona. El Barcelona de España sí, el de Ecuador no”, manifiesta entre risas.
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Leer másDe ese Emelec 2009 recuerda a figuras como Facundo Coria, Pablo Pérez, Joao Rojas; a Marcelo Elizaga como el más serio, entre los más bromistas a Hernán Peirone, José Luis Quiñónez y Silvano Stacio; pero que la calidad de uno le parecía única.
“El Cholo Quiroz a mí me sorprendía. Manejaba todo el equipo, hacía la pausa correcta en el momento exacto, le pegaba bien a la pelota, marcaba, era un jugador que me encantaba”, reconoce.
A partir de ese año, en Emelec fue una marca registrada los festejos de los jugadores haciendo un círculo apuntando al cielo. Era normal ver que debajo de sus camisetas esté la leyenda de La Gloria es de Cristo, que se sostuvo, con fuerza, hasta el tricampeonato. No hay duda que Mendoza logró un milagro en Emelec y no fueron solo los goles a último minuto.
Guardaba su salario en maletines
Franco Mendoza reveló que pasó de guardar el dinero de su salario en maletas a invertirlo para su casa, que habita hasta el día de hoy. Eso sí, motivado por una “puteada” de Marcelo Elizaga.
“Cuando llego a Ecuador cobraba los sueldos y no teníamos cuenta. Nos pagaban en cheque, íbamos al banco a cobrarlo, llevaba el dinero a mi casa y lo metía en una valija (maleta)”, empieza contando.
“Y un día vamos con Marcelo (Elizaga), su esposa y la mía. Y justo hablábamos de que si teníamos casa y le explicaba que aún no tenemos y fue ahí cuando empezó la puteada”, dijo.
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Leer más“Marcelo me dijo ‘Y que hacés con el dinero que estás cobrando’ y le dije que lo guardo en una valija y no tienes idea como se enojó. Me decía que ‘cómo no tenés tu casa, no usas ese dinero que estás cobrando y después lo gastás en cualquier cosa’ me explicaba”, agrega el Milagroso Mendoza.
Al otro día le llegó un correo de una empresa de construcciones desde Argentina y fue así como, con ese dinero guardado en la maleta, más la tirada de orejas de Elizaga, Mendoza construyó su hogar.
“No teníamos cuenta porque no confiábamos en nada, habíamos estado en Paraguay donde hubo problemas porque no pagaban y preferí tener el dinero en la casa. Soy un agradecido con Marcelo porque otra personas no se mete en la economía de otro”, concluyó.