Fútbol
Frank Mina perdió sus dos brazos, pero es un ejemplo de superación en el deporte.Amelia Andrade

Frank Mina le anotó un gol a la tragedia

El futbolista, quien sufrió la amputación de sus dos brazos, es figura en la Amateur League UCSG, que auspicia Diario EXPRESO.

Fútbol

El Gran Tulio no puede vivir sin el fútbol

Leer más

Frank Mina tiene velocidad, ubicación, don de mando, fuerza y buen juego aéreo, todas las cualidades que un defensa central necesita para triunfar en el rey de los deportes. Tiene todo, menos un par de elementos fundamentales, sus dos brazos.

Pese a la adversidad, es figura en Leones Negros, uno de los equipos que participan en la Amateur League UCSG, torneo que auspicia Diario EXPRESO.

Ya con 34 años, hace un recuento de lo que ha sido su vida desde el día en que entró por primera vez a una cancha de fútbol, su paso por las divisiones formativas de Barcelona, Panamá y El Nacional, hasta aquella fatídica fecha en que un accidente lo dejó sin sus extremidades superiores.

Fue en 2007. Estaba arreglando un tanque elevado en la casa de mi primer compromiso y por saludar a un amigo me descuidé, levanté la mano, toqué los cables de alta tensión y sufrí un daño irreversible en las arterias, lo que obligó a los doctores a amputarme los dos brazos.

Frank Mina

A esas alturas militaba en El Nacional, y su sueño de llegar a la primera categoría quedó truncado. Fue en ese momento en que la vida le mostró quiénes son sus incondicionales.

“Estuve más de veinte días en el hospital, no quería saber nada de nadie. Mi familia y mis amigos acudieron en mi ayuda, me hicieron ver que el mundo no se terminaba y me apoyaron para volver a las canchas. Primero fue con el índor y poco a poco fui agarrando confianza, hasta lograrlo”, acota.

Pese a su discapacidad, el Mochito -como lo llaman de forma cariñosa- es autosuficiente. Trabaja en la bahía, cargando paquetes pequeños, en una distribuidora de electrodomésticos y es muy querido en el sector de Esmeraldas Chiquito, sur de Guayaquil, donde reside con su nuevo compromiso.

“Me gusta valerme por mis propios medios, prácticamente hago de todo, pero para las cosas que me resultan imposible, por obvias razones, tengo a mis familiares y amigos. Mi pana Ropero (Williams Gómez) ha estado siempre a mi lado, él me ayuda a equiparme para jugar, así como Kléber (Caicedo) y Mariano (Valencia)”.

Además de Leones Negros, juega en varios equipos, dentro y fuera de Guayaquil.

Pese a lo sucedido, está agradecido con Dios, porque siente que esta fue una prueba para demostrar de qué está hecho y lo demuestra en cada pelota que disputa de igual a igual, convirtiéndose en una especie de muralla que los adversarios no pueden superar.

Y es que para Frank, el miedo es la discapacidad más grande que hay en la vida.