Glenda Morejón: "“Pensé en retirarme después de Tokio”
Analizó dejar la marcha por las críticas tras sus primeros Juegos Olímpicos. Hoy, más fuerte física y mentalmente, quiere su revancha en París 2024
En julio de 2017, el nombre de Glenda Morejón empezó a sonar con fuerza en el país. Con 17 años se coronaba como campeona mundial juvenil de marcha, utilizando unos zapatos remendados, y desde ahí inició la conquista de varios títulos y de récords a nivel internacional.
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Leer másSe consolidó como una de las principales exponentes a nivel mundial de esta disciplina, en los 20 kilómetros, y en 2021 logró su sueño de estrenarse en unos Juegos Olímpicos. Pero antes de la cita en Tokio, y después de esta, la deportista se vio afectada por la presión de las críticas por falta de resultados y tras no poder completar la prueba olímpica.
Estuvo a punto de dejar la marcha y buscar nuevos horizontes, pero no se dio por vencida, y ahora de la mano del experimentado entrenador Julio Chuqui, regresa renovada, física y mentalmente en busca de su revancha en París 2024, cita a la que ya está clasificada.
“Han sido momentos dulces y amargos en el deporte. Desde que gané mi primer Mundial, en 2017, empecé a tener más éxitos, hasta el 2019 que puse mi mejor marca. Hubo un momento en que empezó a no irme tan bien en la competencias y después de los Juegos Olímpicos empecé a dudar si esto era para mí”, detalló Glenda.
Las críticas en redes sociales tras la experiencia en Tokio fueron un duro golpe para Morejón, que al final supo convertirlas en un impulso para retomar su pasión por la marcha. “Después de los Juegos vi muchos comentarios negativos y eso me dolió, pero después me dio fuerza. Aprendí que cada situación que se nos presenta en la vida es para seguir creciendo, para hacernos más fuerte”, reflexionó.
A sus 23 años afirmó que lo vivido en su debut olímpico le ha servido de lección. “Muchas personas no se dan cuenta todo el trabajo y sacrificio que hay para clasificar a unos Juegos Olímpicos y la gran presión que se siente”, confesó la marchista, quien destacó el gran soporte que es su familia, ya que “su apoyo me motivó a seguir adelante con mis sueños deportivos”.
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Leer másDesde ese momento empezó a tener citas con un psicólogo que le sirvió para “ver el deporte de una manera diferente, que más allá de los resultados, soy un ser humano con sentimientos. Me da herramientas, pero depende de mí salir adelante”. El aporte de Chuqui, trabajando en levantar el ánimo de la deportista, ha sido otro factor importante.
“Ahora tengo claro que no debo permitir que la mente me gane. Empecé a trabajar en el aspecto mental, en terapias alternativas que me han ayudado bastante. Comprender cosas que me han pasado en el lado emocional y tener un balance en la vida”, indicó.
Glenda analizó que una de las falencias que vivió fue la falta de un acompañamiento adecuado en su rápido paso al alto rendimiento, lo que la motivó a cambiar de entrenador. “Con el profe Giovan Delgado fue mi iniciación, me formó, y llegamos hasta un punto. Lo que he aprendido es que hay situaciones que te demuestran que no se puede avanzar y en ese momento se debe cambiar, aprender a soltar”, comentó.
Esto vino de la mano con dejar su natal Ibarra para mudarse a Cuenca, que ha sido algo importante, ya que tuvo a su alcance un equipo multidisciplinario para trabajar. “Con Andrés Chocho estuve un tiempo, pero cosas fuera del entrenamiento me afectaron. Después de Tokio decidí entrenar con Julio Chuqui. Estoy bien con mi profe, me gusta cómo se enfoca en la parte del ser humano, no solo del deporte, tenemos una muy buena comunicación entre entrenador y atleta”, enfatizó.
Además, ha sumado más apoyo de la empresa privada, como el ser parte del Team Unacem, lo que junto al incentivo que recibe del Plan de Alto Rendimiento le ha servido para actualmente poder dedicarse de lleno al deporte y también para poder cumplir el objetivo de emprender sus estudios universitarios gracias a una beca por parte de la Fundación Crisfe.
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Leer másMorejón, en poco tiempo, iniciará los estudios de psicología en la Universidad Internacional de La Rioja, y en un futuro espera aplicar estos conocimientos en una escuela de atletismo, otro de sus anhelos.
Mientras tanto sigue entrenando con la misma pasión que reflejaba cuando inició en la marcha, a los 13 años, y con la mira puesta en su revancha en París 2024, donde se ha puesto como meta estar entre las cinco mejores de la competencia.
“Ahora voy con la mentalidad de darlo todo en las competencias, pero ya no me presiono tanto. Voy a disfrutarlo, sea cual sea el resultado. He aprendido hacer a un lado el qué dirán, las críticas y enfocarme en seguir mejorando”, sentenció.