Copa Libertadores: Grandeza del Flamengo hasta en la celebración
Sin camisetas preparadas por su posible título, mostrando alegría y respeto, fue la tónica del Fla en los festejos
Felices, pero sin excesos, así vivió el sencillo festejo el campeón de América, el Flamengo, con su tercera Copa Libertadores, obtenida el sábado en la cancha del estadio Monumental.
Una pareja se casó y fue a celebrar con los flamenguistas
Leer másLa temática de primero respetar al rival y no pensar por anticipado en la celebración fue evidente desde el inicio. Es que ni Flamengo ni el Paranaense trajeron confeccionada la camiseta con la leyenda de campeón, algo que se estila en Ecuador y en diversos países. Asimismo, la mayoría de los jugadores se mantuvo con su camiseta hasta el final de la celebración en cancha. Optaron por tomarse fotos y sonreír.
El volante chileno Arturo Vidal, quien cuando escuchaba la frase “no te vas al Mundial” solo sonreía, al final del compromiso bailó con sus compañeros y se tomó fotos con varios aficionados guayaquileños.
El único jugador que ‘desapareció’ y fue raudo al camerino fue Gabriel Barbosa. El autor del gol del tricampeonato del Mengao estuvo varios minutos haciendo bailar a la afición que estaba en la general Carlos Muñoz y de repente no se lo vio más. La gente de logística del Flamengo comentó que se había ido al baño.
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Leer másPedro, el goleador de la reciente edición de la Copa con 12 tantos, se llevó un anillo como premio. Cuando fue entrevistado al borde del campo saludó a todos los presentadores y los camarógrafos mostrando su educación al igual que el uruguayo Giorgian de Arrascaeta, que después de coronarse campeón se dedicó con la mirada a buscar a sus amigos y familiares en las gradas del Monumental.
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Leer másPero la grandeza también se vio en el subcampeón Paranaense, representado por su entrenador Luiz Felipe Scolari, quien luego de contemplar su medalla permaneció a un costado de la cancha, pese a que los de protocolo de la Conmebol le pidieron que abandone el sitio. El entrenador quería quedarse para aplaudir al campeón, pero le dijeron que no. Insistía con eso y no pudo convencer a los del ente sudamericano, quienes le dejaron saber que debía cumplirse con lo planificado.