Los Guadamud, una dinastía de peso
El múltiple medallista en halterofilia es ahora entrenador y tiene como pupilos a sus hijos, quienes emulan no solo su destreza en la disciplina, sino también acumulan logros
La pasión por la halterofilia le llegó a los 14 años. Junto a Alexandra Escobar y Seledina Nieve, Eduardo Francisco Guadamud empezó con su formación de manos del entrenador Pedro Frías. Todo inició en Esmeraldas, pero la vida profesional y la gloria las alcanzó con la bandera de Tungurahua.
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Leer másEntre sus mayores logros está el haber sido campeón nacional sénior, oro en Juegos Sudamericanos, campeón panamericano, sudamericano juvenil y absoluto.
También obtuvo medalla de plata en los Juegos Bolivarianos (2005) y fue cuarto en el Campeonato del Mundo en Corea del Sur. En el 2008 participó en los Juegos Olímpicos realizados en Beijing y después se retiró. A los 18 años ya era padre y también su nombre era reconocido gracias al levantamiento de pesas.
Nunca se le pasó por la cabeza que sus hijos seguirían sus pasos, pero la constancia, dedicación y trabajo fuerte fueron una semilla que germinó en Juan David (18), Erick Ismael (12), Cristhian Andrés (9) y Eduardo Dylan (7), quienes ahora siguen el legado de su padre. En su hogar todos aman la halterofilia. La esposa de Eduardo también practicó esta disciplina y es el apoyo para sus hijos.
Luego de las Olimpiadas de Beijing se retiró durante dos años, tiempo en el que emigró a España, donde estaba su esposa. Después retornó, pero cuando tenía 27 años una lesión lo alejó para siempre de su vida como deportista.
Eduardo comentó que desde aquel momento empezó a llevar a su hijo mayor Juan David a los entrenamientos, para observarlo de cerca en su formación. Jamás quiso ser entrenador, pero desde que se convirtió en el tutor principal de su primogénito se fue involucrando de a poco en la Federación Deportiva de Tungurahua, hasta que le propusieron ser el formador de los pesistas.
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Leer más“Mis planes eran otros. Quería irme nuevamente del país y trabajar donde está mi esposa. Pero el destino me tiene aquí, formando a los nuevos campeones, entre ellos a mis hijos”, relató.
Los cuatro hijos de Eduardo Guadamud practican la halterofilia. “Al parecer se motivaron al ver a su padre y le han tomado gusto a las pesas. Los apoyo porque prefiero que hagan deporte a que tomen vicios. Quiero que mis hijos tengan mejores logros y ganen más medallas que yo”, expresó el entrenador de su prole.
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Leer másEduardo ya lleva diez años cumpliendo una rutina que se extiende de 08:00 a 12:30 y de 15:00 a 20:00, dentro de la FET. A sus hijos los entrena igual que al resto de los seleccionados. Ha logrado sacar a campeones mundiales, entre los cuales está su retoño, Juan David.
Para el hijo mayor de Eduardo, ser uno de los herederos de un deportista olímpico es su gran motivación. Entre sus metas está prepararse para los Juegos de París 2024.
Prefiero que mis hijos hagan deporte y no cosas improductivas. Los apoyo en sus decisiones.
Mencionó que de la mano de su padre aprendió a amar este deporte desde los 12 años. Ha practicado también boxeo y fútbol, pero nada lo ha apasionado y llenado como el deporte de los discos y las barras.
Dijo que al principio, para definir las técnicas, empezó con un palo de escoba y con el pasar del tiempo mostró que era capaz de llegar muy alto, tanto como su padre. Pero Eduardo Guadamud quiere que sus hijos lo superen y alcancen más medallas que él.
Juan David ha ganado un centenar de medallas durante toda su carrera. Solo en el 2020 obtuvo 70. En diciembre de ese año se adjudicó 21 preseas, 12 de ellas de oro en los torneos Panamericano, Sudamericano e Iberoamericano sub-17; y nueve en la sub-20, mediante competencias virtuales.
Sus mejores registros son 146 en arranque y 173 en envión. Se ha propuesto levantar 155 kilogramos en arranque y 180 en envión para pelear un lugar en el podio mundial. En el 2021 fue proclamado el mejor deportista del Campeonato Panamericano Sub-17, al sumar tres medallas de oro y marcar tres récords.
“A veces es extraño tener a mi padre como entrenador, pero sentir su apoyo en todo momento es motivador. Es grandioso compartir todos en casa esta pasión por las pesas”, dijo el deportista, quien a los 14 años ya fue convocado a ser parte de la selección nacional.
Combina sus entrenamientos con los estudios, porque esa es una de las principales exigencias en su casa: que debe profesionalizarse. Por ser el mayor, sus hermanos lo ven como ejemplo, y él los incentiva a que siempre se superen a sí mismos.
A veces es extraño tener a mi padre como entrenador, pero sentir su apoyo en todo momento es motivador.
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Leer másErick también ya ve los resultados de ser constante en sus entrenamientos. Vive en España con su madre, pero ha quedado campeón sub-11 y sub-12 a nivel nacional. Como es nacionalizado español, en junio participó en campeonatos sub-15 en el país ibérico, donde obtuvo la presea dorada.
Con respecto a sus otros dos hijos menores, Cristhian (de 9 años) ya participó en un campeonato nacional, en el que comprobaron que tiene buena técnica y mantiene la serenidad al momento de competir. Mientras que Eduardo (de 7) da muestras de que también lleva en la sangre la halterofilia. Ha comenzado sus entrenamientos como todos: levantando palos de escoba, para perfeccionar su técnica. “En diez años quiero ver a todos mis hijos campeones. Ellos deben superarme en todo”, expresó el competidor olímpico de Tungurahua.