Fin de la hegemonía guayaca
Los hermanos del Astillero, Emelec y Barcelona, cerraron su participación en LigaPro antes de llegar a diciembre, hecho que no se repetía desde 2007.
Emelec y Barcelona quedaron fuera de la LigaPro tempranamente y los años gloriosos que vino cosechando el fútbol guayaquileño parece que atraviesa sus últimos días. Con Liga de Quito aún en carrera y siendo el campeón vigente del torneo, se empieza a sembrar el debate si los equipos de la serranía ecuatoriana empiezan a retomar su etapa dulce, como ha sucedido en décadas pasadas.
Más allá de las formas de cómo fueron eliminados de la competencia, Emelec y Barcelona deben hacer un examen para evaluarse casa dentro. Cada uno con sus diferentes realidades. No terminar entre los más destacados del torneo los priva de premios económicos y clasificaciones a torneos internacionales. Al Bombillo, el inicio nefasto de campeonato al final le pasó factura, ser octavo en el playoff lo obligó a encontrarse contra un equipo muy sólido y efectivo como Macará. Además no jugará Copa Libertadores luego de nueve años ininterrumpidos.
Aunque el mismo Paúl Vélez reconoció la supremacía de Emelec en el último juego en el Bellavista, la efectividad de cara al gol fue el punto más bajo de los azules. Daniel Angulo derrochó su actitud y su compromiso con sus compañeros, pero también se leyó entre líneas que con un delantero, que falla tanto como él, soñar con un campeonato es muy complejo.
“Cuando Emelec logró el tricampeonato y posterior título contra Delfín, siempre tuvo cartas de gol, llámese Miler Bolaños, Ángel Mena o Brayan Angulo. Este plantel, que tuvo una evolución prometedora, no tenía un goleador y eso al final te cuesta, más aún cuando tu rival tiene uno letal como Estrada”, señaló Ricardo Armendáriz, exvolante azul.
Luego se pueden ventilar versiones de perjuicio predeterminado, pero lo concreto es que Emelec construyó fútbol en ambos juegos de la serie y este deporte se gana con goles. Sí, los hizo, pero pudo hacer tantos más que habría olvidado el penal polémico que sancionó Diego Lara.
Barcelona es una historia conflictiva. La paz en el equipo amarillo dejó de estar hace mucho tiempo por el ámbito político, discrepancias a la interna, indisciplinas, y resultados deportivos. La evidencia está en el minúsculo respaldo de su público a lo largo de la temporada, sobre todo, en el último juego crucial ante Aucas. Pasó de ser un posible candidato al título a un puesto en la siguiente Copa Libertadores, pero en la Fase 4.
Históricamente, una clasificación adversa para los clubes ecuatorianos.
El ambiente estuvo dañado los últimos meses. Si en Barcelona no se unen, no se podrá lograr lo que se hizo en el 2016.
“En Barcelona se ha escuchado lo de los audios filtrados hasta futbolistas que no niegan estar al día en el club. Todo eso se ha vuelto en la comidilla de un club que rayó en la informalidad al contratar un DT que ya tenía contrato con otra institución. Eso fue una locura. Para qué estaban los técnicos de formativas o de reserva. Todo cayó por su propio peso”, explica Janio Pinto, exfigura de Barcelona.
Desde el 2009 hasta el 2018, Emelec había finalizado el año entre los primeros dos lugares y cuando hubo final de torneo siempre apareció su nombre y sumaron cuatro títulos.
Barcelona fue un poco más irregular, pero cuando se afianzó en su carrera al título fue casi imposible arrebatárselo de las manos. En 2012 se coronó rey del torneo obteniendo el primer lugar en las dos etapas, algo que hasta ese momento no había sucedido. Llegó a la final del campeonato en 2014 contra Emelec y luego volvió a levantar otro campeonato directo en 2016, entre récords y buen juego. Un campeón contundente.
Pero la hegemonía guayaquileña terminó, porque hasta el 2018 Emelec, representando al Puerto Principal, estuvo en la final contra Liga.
Lo positivo es que para el inicio de la temporada 2020 tendrán tiempo para reflexionar y superar los problemas que en este 2019 los condenaron. Pero hasta eso, habrá que disfrutar el resto del torneo sin los dos clubes más populares del país.
Estoy orgulloso de mis jugadores, le deseo lo mejor a Macará y a Paúl Vélez, pero Emelec fue mejor durante toda la serie.