Hernán Galíndez y su eterno juramento
El arquero de Universidad Católica ama tanto al Ecuador que hasta lo defiende de los propios ecuatorianos en redes sociales. Después del fútbol seguirá en este país
Hernán Galíndez pasó del dolor al orgullo tras el terremoto de abril de 2016. Apenas se enteró de las consecuencias en la Costa acudió a un supermercado para comprar agua y víveres para enviar a los damnificados. Pero se encontró con las perchas vacías. Y al preguntar al vendedor por esos productos recibió una respuesta que hasta ahora le sonroja: compraron todo para mandarlo como ayuda.
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Leer más“Yo barajaba la posibilidad de quedarme a vivir en Ecuador, pero en ese instante dije que definitivamente este iba a ser mi país para el resto de mi vida”, agrega el nacido en Rosario (Argentina) hace 33 años.
El arquero de Universidad Católica vino el 18 de enero de 2012. Desde entonces, cuenta, empezó a llevarse muchas sorpresas, una más agradable que la otra. “Lo digo con sinceridad, vine al Ecuador por el fútbol, antes de eso no tenía muchas referencias de lo hermoso que es y tampoco de que su gente era muy trabajadora”.
Por eso, ahora él es uno de los principales promotores turísticos. “Creo que nos falta promoción, el resto del continente no sabe lo lindo que es, a lo mejor varios no lo tienen como destino turístico. Yo a mis amigos de Argentina les digo siempre que deben venir porque se pierden de un hermoso país”, insiste.
Una de las herramientas que más utiliza para estas promociones es Twitter, su red social favorita. En ella comparte algunas fotografías de paisajes locales, momentos deportivos y comentarios sobre situaciones coyunturales. Pero, sobre todo, se ha encargado de defender al país inclusive de los mismos ecuatorianos.
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“Cuando uno nace en un lugar, no lo valora porque le viene como añadidura. A lo mejor yo lo veo diferente porque vengo de afuera y me doy cuenta de todo lo que tiene”.
Otro de los motivos para amar al país, reflexiona, es que ha conseguido la mayoría de sus sueños. Solo le resta uno: jugar en la selección nacional.
Y lo dice con frontalidad. “Una vez un muchacho me preguntó cuál era mi máximo sueño como futbolista. Me quedé pensando en ello y no se me ocurrió algún equipo local o extranjero. Sin duda mi mayor sueño es estar en la selección. Sé que algunos piensan que los extranjeros no deben ser convocados, pero yo soy de acá”.
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Leer másMessi fue el primer en hacerle un gol
Hernán Galíndez tenía cuatro años cuando empezó a jugar fútbol. Lo hizo primero en la línea. Según él, no lo hacía mal. Pero el arquero de su equipo se lesionó y lo mandaron al arco. No tuvo problema. Al contrario, eso le dio una de las anécdotas más llamativas: Lionel Messi fue el primero en convertirle un gol. Ambos tenían cinco años y jugaban los torneos de su natal Rosario. Volvieron a medirse un par de veces más hasta que cada uno siguió su camino.
El de Galíndez lo llevó a Rosario Central, donde se formó y debutó de manera profesional en 2008. Allí jugó hasta 2010. Luego pasó un año en Quilmes, pero en 2011 volvió a Rosario. En 2012 fue fichado por Universidad Católica de Quito para el torneo de la serie B. Y desde ahí empezó el romance, en parte, porque en lo deportivo también le fue bien. Ascendió a serie A como campeón ese mismo año.
De todas maneras, el rosarino pensó que su aventura en el fútbol ecuatoriano duraría un par de temporadas. Nunca se imaginó que iba a quedarse a vivir, convirtiéndose en uno de los extranjeros con más partidos en la historia del Ecuador: pasó los 300 encuentros entre todos los torneos. Ahora ya juega como ecuatoriano.
Y a pesar de que no tiene obligación, en los años anteriores siempre estuvo en los torneos de formativas del cuadro camarata, conversando con los arqueros y dando algunos consejos.
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El golero de 33 años tiene dos hijos. Estéfano y Angelina son ecuatorianos y su madre se encarga de mantener siempre vigente la imagen de su padre. Cada vez que hay partidos de Universidad Católica, los niños se quedan frente al televisor para apoyarlo a la distancia. Antes de la pandemia el mayor lo acompañaba al estadio Olímpico Atahualpa. Después de todo, es el primer heredero de los guantes camaratas.
Encontró a su compañera
Galíndez también conoció al amor de su vida en el Ecuador. Acá se casó con la argentina Pamela Cersósimo, con quien tiene los dos hijos. Todas estas razones motivaron a Galíndez a buscar la nacionalidad ecuatoriana. A diferencia de los demás futbolistas, la buscó por el camino largo y muchas veces le rechazaron los papeles. Casi cuatro años tardó su trámite pero ya es ecuatoriano desde febrero de 2019.
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Hernán Galíndez trabajaba en la escuela de fútbol del exfutbolista de Liga de Quito Norberto Araujo. Él se encargaba de preparar a los futuros arqueros. El proyecto se interrumpió por la pandemia, pero se lo retomará apenas sea seguro para los niños. Las clases eran los martes y jueves y trabajaban durante noventa minutos. Esta experiencia servirá para Galíndez porque en un futuro tendrá una escuela exclusiva para arqueros.