Jericco Rosero: El pescador que surfea las adversidades
Nació con el mar en su piel. Su padre lo llevó allí a través de la pesca y el ‘bodyboard’ lo ha hecho correr varias olas alrededor del mundo
Jericco Rosero es un soñador que vive en el paraíso. Así describe él a su natal islas Galápagos donde se enamoró del mar y no precisamente por el deporte, pero era el destino que su felicidad estuviese ahí, en el océano, entre las olas y siendo parte de la naturaleza. Hoy es el número 2 del mundo en la categoría de Dropknee de Bodyboard, y su historia comenzó junto a su padre, pescando en altamar. Aunque muchos no lo conozcan.
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Leer másCon apenas 7 años, tuvo la curiosidad de preguntarle a su padre qué hacía cada vez que salía madrugando de casa, hacia dónde iba, y por qué tardaba días en volver. Él no solo le respondería a su hijo, sino que lo llevaría a conocer un nuevo mundo.
“Yo quería integrarme a eso porque me gusta el mar y los animales. Me dijo vámonos de pesca por unos días. Me enseñó a cómo actuar en el mar bajo cualquier circunstancia hasta para salvarme a mí mismo. Conocí el mar gracias a él y me demostró cómo era la vida del pescador, que es dura. Me levantaba temprano para ver los delfines y una cantidad tremenda de peces. Estoy en un paraíso, vivo en Galápagos y eso te conecta full con la naturaleza. Pesqué hasta los 14 años ahora no lo hago por los estudios y porque surfeo”, explicó Jericco.
Pero la pesca sería el primer paso, el ‘bodyboard’ iba a ser el otro escalón hacia sus sueños.
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Leer másA los 8 años, su madre lo llevó a la playa Carola. Allí, con un body de espuma, se lanzó, con algo de miedo confiesa, a surfear sus primeras olas. A partir de ahí, el resto sería crecimiento inminente.
“A partir de los 11 años empecé a meterme de lleno en el ‘bodyboard’ y en mi familia no me dejaban mucho, a los 13 los convencí invitándolos a un torneo. Le gané a otros que surfeaban mejor que yo y desde ahí mi familia se dio cuenta de que esto iba en serio”.
Un nombre clave en el desarrollo profesional e integral de Jericco es Michael Duque su entrenador, quien llegó en 2017 a Galápagos para un taller de ‘bodyboard’ y quedó encantado con el talento y proyección del isleño.
Jericco iba creciendo y las oportunidades también. En 2019 logró un hecho inédito para el ‘bodyboard’ ecuatoriano, en tres fechas disputadas en Chile, al convertirse en el número uno en el ranking junior.
Ese mismo año, tenía que revalidar su puesto en la Copa del Mundo en Portugal y ahí, la falta de apoyo le pasó factura.
“En 2019 pude ser campeón del mundo en junior, pero no tuve apoyo de nadie, ninguna autoridad, algo ayudaron con la visa, pero todo se complicó. Llegué tarde a la competencia, después del primer día. Llegué en la noche y al siguiente día tenía que competir. No conocía la ola y me eliminaron rápido. Me volví muy triste, decepcionado, sin ganas y quería dejar el ‘bodyboard’. De ahí vino la pandemia y el proyecto en categoría junior se vino abajo”.
Esa no fue la única vez que tuvo que sufrir en un viaje. “En 2018 fue peor. Esa vez viajé con Michael y mi mamá, pasamos hambre. Los primeros días estuvimos bien, pero llegaron días que nos quedamos sin comer, o comíamos una manzana, pedíamos comida de un plato para comer dos personas y era bien fuerte todo eso. Me enfermé después de la competencia, pasé vomitando, me sentía muy mal”, relata.
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Leer másPero lejos de desmoronarse, superó esos momentos y empezó a remar más fuerte, hacia una nueva ola, una nueva oportunidad para brillar. Y así sería.
Este mayo volvió a competir en Chile y no defraudó. En su especialidad, ‘dropknee’, Jericco terminó en segundo puesto por detrás del histórico Dave Hubbard, lo que lo hizo acreedor de un lugar para la Copa del Mundo en Portugal, en septiembre. “Es como si compitiera mano a mano con Cristiano Ronaldo”, explica.
“Anhelo que llegue algo de apoyo, que pueda cumplir mis sueños de competir y ganar experiencias. Sin apoyo, así trabaje duro, es difícil. Solo espero eso, que me vean y que sepan que lo que hago es muy importante. He ido a lugares y me piden autógrafos, pero en Ecuador, aún, no soy nadie”.