Karting, la clave contra el estrés
Oficinistas, estudiantes y profesionales juegan a ser pilotos en Guayaquil mediante una actividad que sirve como válvula de escape a la cotidianidad
La primera vez que Paúl Sánchez tuvo contacto con el mundo de la velocidad fue hace aproximadamente dos décadas, en el extinto River Park, en Samborondón. Recuerda las largas filas que debió hacer para subir a un go kart, acompañado por una persona mayor y utilizando un falso volante con el que le permitieron sentirse como “un gran piloto”.
“Cuando era un niño me engañaron (sonríe). Esto sí es manejar, es una sensación incomparable”, expresa con cierta nostalgia luego de bajarse de uno de los autos que alquiló junto a su novia, Hannaloren Montero, en Zona Kart, el primer centro especializado de inducción al mundo del karting en Guayaquil.
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Leer másEl médico porteño, de 26 años, forma parte del equipo ecuatoriano Mario Kart y llegó a la pista del kartódromo internacional de Guayaquil, ubicada en la avenida del Bombero, atrás del Teatro Centro de Arte, gracias a una publicación en Instagram. “Siempre me ha gustado la velocidad, pero luego de experimentarla de manera virtual quería saber cómo se siente estando en vivo, y simplemente puedo decirles que vale la pena”.
Paúl encuentra mucha diferencia entre aquella fantasía vivida en su niñez y la explosión de adrenalina que sintió junto a su pareja en la pista de Zona Kart, donde solamente tuvo que invertir 10 dólares para tener durante ocho minutos un monoplaza que alcanza hasta los 70 kilómetros por hora.
“Me tocará pagar los cangrejos, porque perdí, pero lo haré con gusto porque la experiencia fue 10/10”, acota Hannaloren, una doctora de 27 años que hace pocas semanas terminó un curso de conducción en Babahoyo. Las vueltas que dio en la pista le permitieron consolidar la seguridad que necesitaba antes de sacar su licencia.
Marlon Santillán, encargado de la pista, explica que el alquiler de los bólidos ha tenido gran acogida en la ciudad, especialmente los fines de semana y feriados. “Por los diez dólares tienen el coche, gasolina y el casco. Además, para reforzar la seguridad, los autos tienen barreras laterales que impiden enganches o volcamientos”, precisa.
Pero la experiencia no se queda ahí. Las personas que muestran condiciones pueden dar el siguiente paso, que es inscribirse a la escuela de conducción y ser parte del Guayaquil Karting Club, entidad que permanentemente está en busca de nuevos talentos para sumarlos al campeonato provincial de la disciplina, que en la última válida contó con cerca de 30 competidores.
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Leer másLos cursos se realizan dos o tres veces por semana, en horarios flexibles. Quienes estén en condiciones de correr ante los profesionales pueden buscar el auspicio de la empresa privada, basados en la doble deducibilidad de impuestos que contempla la Ley del Deporte.
María Fernanda Sarmiento, cajera de Zona Kart, afirma que los estudiantes de un colegio cercano al escenario son los mejores clientes que tienen, aunque ella también destaca la presencia de oficinistas y demás profesionales que buscan en esta actividad una válvula de escape contra el estrés. “El que viene una vez quiere regresar de manera permanente, porque se trata de una actividad fuera de lo común”.
Paúl da fe de aquello. Cuando volvió a casa, subió a las redes sociales fotos y comentarios de la experiencia vivida junto a Hannaloren, y se comprometió a volver con sus amigos.
Y es que sentirse como un piloto profesional de Fórmula 1, aunque sea varios escalones más abajo y durante un corto tiempo, es algo que vale la pena vivir, así sea una vez en la vida.