Kiara Rodríguez, la hija de la Isla Trinitaria, volvió a casa
La medallista de bronce de los Juegos Paralímpicos de Tokio llegó a Ecuador y el populoso sector de Guayaquil la recibió al son de marimba
Nunca antes pasar los dos puentes de la vía Perimetral fue tan placentero para Kiara Rodríguez. El bullicio de las calles, el tráfico, los vendedores; el olor del pescado frito de la esquina de su casa y el sonido estridente de bocinas y la marimba, indicaban que estaba en casa. La Cooperativa Antonio Neumane, en la Isla Trinitaria, donde se crió la medallista de bronce en salto largo de los Juegos Paralímpicos de Tokio, la recibió la noche del martes 7 de septiembre como su hija insigne.
Motivos tenían de sobra. Kiara se convirtió en la primera deportista de Guayaquil y de la provincia del Guayas en pisar un podio en la máxima cita deportiva del alto rendimiento con apenas 18 años de edad. Además, en los mismos Juegos de Tokio consiguió también diploma paralímpico al ubicarse sexta en la prueba de los 100 metros planos.
“Gracias Trinitaria, no me esperaba esto. De todo corazón, gracias”, alcanzó a decir Rodríguez en el umbral de la puerta de su casa, hasta donde llegó la caravana de bienvenida cerca de las 22:00. Tras sus pocas palabras, Kiara se llevó la mano a la boca y cuando todos pensaban que se estaba riendo por los nervios de hablar en público, rompió en llanto. Su madre Narcisa España le llevó la mano a la cintura y la abrazo por detrás. Lloraron juntas.
Y es que las calles de la Isla Trinitaria, populoso sector del sur de Guayaquil, mayoritariamente poblado por personas afrodescendientes, conocían el significado de las lágrimas de la deportista, quien nació con parálisis braquial, lo que no le permite la completa movilidad del brazo izquierdo. Fueron los mismos moradores del sector que la vieron correr por las calles durante los días álgidos de la pandemia porque no tenía dónde entrenar, ya que todo estaba cerrado. De ahí su recibimiento afectuoso.
“Es una guerrera. Se merece todo lo que le está pasando. A tan corta edad se fijó muy bien sus metas y empezó a conseguirlas”, precisó Maritza Cuero, una vecina que aunque no es amiga cercana compró una bandera de cinco dólares y una corneta para alentar el paso de la caravana, que solo recorrió un perímetro de ocho cuadras.
No menos mérito tuvieron las cerca de 50 personas, entre familiares, amigos y también vecinos, que desde las 19:00 llegaron al aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo para esperar la primera salida de Kiara.
“Solo quiero abrazarla y decirle que para mí es una campeona. Ella iba por cualquiera de las tres medallas y lo consiguió, no me importa el color”, dijo entre emocionada y nerviosa doña Narcisa, madre de la deportista, que terminó saliendo de la terminal aérea cerca de las 21:00. Fue entonces que estalló la algarabía y el sonido de los pitos que la mayoría de las personas llevaron, juntos a dos carteles grandes. En uno estaba una foto grande de la deportista con la frase “Bienvenida campeona” y en otro una exhortación para su entrenador Bernardo Valdés, quien ha sido uno de los pilares fundamentales de su formación.
Campeona mundial juvenil, monarca del Mundial Absoluto de Para Atletismo 2019, ahora medallista paralímpica; Kiara tiene una de las proyecciones más importantes de este sector del deporte en el país.
Y si bien ya se habla de París 2024, Valdés, su adiestrador, prefiere ir paso a paso. El mes entrante la deportista competirá en el Campeonato Sudamericano U23 que se disputará en Guayaquil entre el 16 y 17 de octubre. Luego, en el Mundial de Japón en agosto del 2022. Y así una serie de eventos. “Ella ya demostró que tiene la capacidad y que puede lograrlo. Ahora la vamos a potenciar y trabajar según el calendario”, acotó el entrenador.