
Lago San Pablo como motor de masificación de la natación de aguas abiertas
La sede natural de la provincia de Imbabura fue sede de una iniciativa que puede replicarse a gran escala
A casi dos horas de Quito y con una extensión de 3,5 kilómetros, el lago San Pablo, en Imbabura, es el espacio favorito para los nadadores que quieren iniciarse en la modalidad de aguas abiertas. De ahí que una iniciativa denominada ´social swimming´ (natación social) llevó a un centenar de nadadores aficionados, profesionales y ex-profesionales a atreverse a desarrollar un espacio sin competencias, pensado solo en promover este deporte.
“Uno siente mucha adrenalina, el frío se te olvida. Te encuentras contigo mismo, con la naturaleza”, contó emocionada María Belén Cabezas, después de su primera vez en aguas abiertas. Ella conoció la natación por medio de su hija, quien es parte de una escuela formativa y compite en categorías menores. Decidió empezar a entrenar en piscina y acabó apasionada por la natación.
Inclusión Total
El esfuerzo de María Belén llamó la atención entre el pelotón que se lanzó al agua, pues la mujer no tiene la mitad de su brazo izquierdo y, a pesar de ser su primera experiencia en el San Pablo, logró el recorrido a buen ritmo. Cuenta, que si bien requiere más esfuerzo para nadar, está adaptada a ello en todas las actividades, pues el accidente que le provocó perder parte de su extremidad le sucedió en la infancia, con lo cual está acostumbrada al esfuerzo extra en su día a día.
Dicho esto, decidió lanzarse en el lago para ponerse a prueba en aguas abiertas y valoró que en este espacio “no hay competencia, porque la natación es un deporte de trabajo individual, donde tu te pones la meta, entonces creo que la competencia es contigo mismo y el objetivo es llegar”. Ahora, tras haberse sentido a gusto en esta modalidad, María Belén se proyecta a estar en el Ocean Man, en agosto en Salinas.
Comunidad de nadadores

Actualmente, nadar en el San Pablo requiere un permiso especial, con requisitos como tener un bote de acompañamiento y que cada deportista lleve una boya de emergencia. Aunque en realidad estos requerimientos no resultan complicados, los nadadores se limitan a hacerlo de forma más habitual por desconocimientos o por temor.
Por eso, Felipe Benítez, reconocido nadador en la categoría Master, pensó en crear un espacio que ya existe en otros deportes en la capital, donde varias personas se juntan para entrenamientos masivos gratuitos, sin importar el nivel de cada uno.
Él, junto a su hermano José, fuero los organizadores de este primer ´social swimming´ a través de la comunidad de nadadores con la que mantienen contacto por su empresa Swimfinity. Así, lograron juntar a un centenar de personas para el recorrido de 1.500 metros en el lago.
“Esto es un evento social, donde queremos reunir a todos los nadadores para que haya un ambiente en donde puedan nadar sin ninguna presión, restricción, e incluso sin medir su tiempo, sino solo para que pasemos una mañana en el lago. Tenemos el San Pablo tan cerca de Quito, pero a veces es difícil venir. Organizarnos en grupo fue de donde surgió la idea, cuyo objetivo es disfrutar de la natación”, explicó Felipe tras cerrar la jornada de forma exitosa.
En el evento, que se desarrolló el 22 de marzo, se vio la camaradería entre nadadores, algunos que ya se conocían y otros que apenas empiezan en el deporte. Los acompañantes animaron la llegada de cada uno y los organizadores se encargaron de brindar seguridad con tres botes en todo el recorrido.
Al final, con un refrigerio y una ducha caliente, los deportistas agradecieron que se haya brindado un espacio así, a la vez que manifestaron su deseo de que sea replicado para tener un crecimiento que incluso aporte a formar más deportistas de élite, y que el país pueda sacar representantes fuertes a competencias internacionales.
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