Liga de Quito: Piovi y Arce, presión y goles
Opinión | Arce corre, mete y viene; Piovi, en cambio, no brilla pero acomoda al equipo
El delantero para ser eficaz debe actuar perfilado a la jugada y de frente al remate. Llegar es mejor que estar. Si el 9 se amontona arriba, favorece a la defensa rival y de nada sirve poner muchos centros en el manchón del penal, solo sirven de referencia para las marcas rivales.
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Leer másMejor que el 9 se tire unos metros atrás para jugar. La profundidad se la gana por afuera: los extremos abiertos y bien en punta, y por dentro asociaciones para tocar.
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Arce corre, mete y viene. En los últimos metros llega a una velocidad, frena un poco y en el momento justo mete la pelota de gol. O frena un poquito, para pasarla, y arranca de golpe…
También hace la pausa para gambetear. Espera que la marca ponga el pie en un lado y entonces, se va con la pelota para el otro. Educado para descifrar el juego.
Liga de Quito crea centros tempraneros para el nueve al segundo palo o cerca de la frontal del área chica. Esos pases son como tirar un fósforo en un tanque de gasolina.
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Leer másUno de los errores básicos es solo mirar la pelota. Y si uno mira solo el balón, juega para solucionar situaciones individuales concretas, no para manejar el partido. No sabe lo que está pasando. No sabe cuándo es el momento de la pausa, cuándo hay que elaborar, cuándo hay que acelerar y profundizar.
Piovi mueve la aguja táctica. Maneja a Liga desde atrás con el pase de apoyo para los costados o en toques de continuidad.
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Si encara con perfil natural es un lanzamiento abierto. Y a perfil cambiado, entra gambeteando por dentro. Lo que acá vale del perfil cambiado es que limpia el camino gambeteando tres rivales y remata al segundo palo, termina siendo una posibilidad de gol.
Piovi no brilla pero acomoda al equipo. Si no tiene pase no la suelta. Hace tres jugadas hacia dentro y saca el tiro cerrado, le da armonía a las líneas.
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Leer másSus pequeños detalles determinan los caminos. Pasar por él significa que se está armando una jugada. Le da criterio a la gestación; siempre está viendo la espalda de sus compañeros, es el que tiene mejor panorama para ordenar el juego. Cuando se ofrece para ser vértice de la jugada está leyendo dónde puede progresar por el otro lado.
Es decir, en un momento que el compañero está en dificultades, o presionada la pelota en un sector y hay que sacarla de ahí, Piovi interpreta que hay que dar el paso adelante, y cambiar la velocidad, para romper el ritmo.
Los grandes equipos se forman cuando los jugadores se conocen bien, nunca antes.
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