Luchadores de élite devuelven trofeos y abandonan el deporte por abusos sexuales
Escándalo en la India pone en vilo a la Federación internacional de este deporte que también estaría involucrada
Un medallista olímpico anunció que devolverá un trofeo concedido por el Gobierno indio, sumándose a la promesa de otra deportista de élite de abandonar el tapiz, frustrados por el continuismo en la dirección de la Federación de Lucha Libre de la India (WFI) tras las acusaciones de abusos sexuales.
“Voy a devolver mi premio Padmashree (uno de los más importantes concedidos por el Gobierno) al primer ministro”, dijo Bajrang Punia, bronce en Tokio 2020, en la red social X al publicar una carta dirigida al mandatario Narendra Modi.
Punia es uno de los rostros visibles de las protestas que comenzaron el pasado enero por los supuestos abusos sexuales en el seno de la WFI.
Según los deportistas de élite, varias mujeres sufrieron acoso del exjefe de la organización y parlamentario de la formación Bharatiya Janata Party de Modi, Brijbhushan Sharan Singh.
“Cuando recibí este premio, estaba muy contento. Sentí que mi vida tenía sentido. Pero hoy estoy triste por este honor, me molesta porque fui galardonado por luchar y hoy mujeres luchadoras se ven forzadas a abandonar el deporte por su seguridad”, dijo Punia.
El deportista de élite afirmó sentirse “asqueado” al ser presentado como un ganador del Padmashree, mientras que las luchadoras denunciantes “han sido estafadas de una vida decente”.
El gesto de Punia llega un día después de que Sakshi Malik, ganadora de la medalla de bronce en Río 2016, anunciase que abandonaba el deporte y ‘colgase’ literalmente y entre lágrimas sus botas sobre la mesa.
Estas reacciones llegan después de que Sanjay Singh, cercano al expresidente de la federación, obtuviese ayer la mayoría de votos en juego para acceder a la presidencia de la federación para gran frustración de los deportistas de élite, en unos comicios retrasados durante meses.
Las alegaciones de abusos sexuales contra luchadoras en el seno de la WFI comenzaron el pasado enero y los denunciantes, agravados por la inacción inicial de las autoridades y la tardanza de la Policía, llegaron a acampar un mes en Nueva Delhi.
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