Lupo Quiñónez
El recordado Lupo Quiñónez, quien Lleva 35 años radicado en EE.UU.FRANCISCO FLORES

Lupo Quiñónez: “Ya no hay delanteros como en mi época”

Comenzó en Emelec, y fue campeón, llegó a vivir en la concentración del estadio Capwell. Logró dos títulos con Barcelona

Lupo Senén Quiñónez Cheme hizo historia en el fútbol ecuatoriano durante las décadas de los 70 y 80. Se lo conocía como el Tanque de Muisne, debido a su lugar de nacimiento. En esa época era un delantero fornido de 1,90 metros de altura, así que para marcarlo había que pensarlo bien antes.

En los 80, cuando los jugadores no solían hacer publicidad, Lupo aparecía en anuncios, algo que era un lujo. Hoy, a sus 66 años y después de llevar 35 años en Estados Unidos, habló con EXPRESO.

Dice que comenzó jugando en Palmar, Santa Elena, y fue llevado a hacer pruebas en Emelec.

Lupo Quiñónez
Lupo Quiñónez en sus comienzo con la camiseta de Emelec.CORTESIA

Vivió durante seis años en la residencia del estadio Capwell, pero estuvo poco tiempo en el equipo de Primera. Luego se trasladó al Manta y de ahí llegó a Barcelona, donde jugó de 1985 a 1988, convirtiéndose en el ecuatoriano mejor pagado de ese tiempo. Su sueldo era de 1.500 sucres (unos 8 centavos según la última cotización). Vendría a representar actualmente unos 21 dólares, lo que pese a ello era bastante dinero para aquel entonces.

Los goles de cabeza eran su fuerte

Aunque Lupo no era un jugador especialmente técnico, luchaba en cada jugada. Sus goles de cabeza eran notables, de ahí que tuvo actividad hasta los 33 años.

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- ¿Se considera un personaje de la historia del fútbol ecuatoriano por todo el recorrido?

- Bueno, no sé si seré un personaje. Lo que sí es que pasé mucho tiempo jugando al fútbol en diferentes equipos. Y gracias a Dios, la gente me recuerda. Cuando estoy en algún lugar, me miran y tratan de decir mi nombre. Me dicen: “Tú eres Lupo”. Yo les respondo: “Sí, soy Lupo”. Se acercan y saludan.

- ¿Le es imposible pasar desapercibido?

- Sí, imposible (sonríe).

- ¿Incluso con los jóvenes?

- Más son los mayores, aunque muchísimas personas jóvenes me dicen que sus papás me vieron jugar. Me siento querido. Son sinceros cuando dicen: “Yo no te he visto, pero mi mamá o mi papá se acuerdan de ti y siempre me hablaban de ti”. Entonces, me reconocen por el físico y por la cara. Es más agradable escuchar que su papá o abuelo me vieron jugar.

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- En su época los jugadores no hacían publicidad, pero usted ya era famoso por aparecer en anuncios.

- Sí, era muy raro que un jugador hiciera publicidad, pero gracias a Dios tuve la suerte de hacerlo y me fue bien. Muchos recuerdan eso; todavía la gente ve los videos y me comenta. personalmente lo disfruto.

Y se marchó a Estados Unidos

- ¿Cuántos años lleva ya en Estados Unidos?

- Llevo 35 años con la familia.

-Jugó hasta los 33 años y luego se fue a Estados Unidos. ¿Siguió en la práctica?

- Sí, jugué en ligas barriales y ganaba mucho más dinero. De hecho, puedo decir que allí ganaba más que en el fútbol ecuatoriano. Jugaba en varios equipos durante la semana y me pagaban bien.

Lupo Quiñónez
Lupo Quiñónez cuando se fue de Ecuador a Estados Unidos se dedicó a jugar en el fútbol amateur.FRANCISCO FLORES

- Hoy que está retirado ya puede hablar de los sueldos, ¿cuál fue el salario más alto que recibió en Ecuador?

- Era el jugador mejor pagado de los nacionales cuando estaba en Barcelona, ahí el sueldo era de 1.500 sucres, en 1984.

- ¿Qué se podía hacer con 1.500 sucres en esa época?

- Mantenía a mi familia, los estudios de mis hijos, y cubría gastos de comida y uniformes.

-¿Entonces si alcanzaban los 1.500 sucres?

- No, no alcanzaban.

-¿Ya en Estados Unidos como era la paga siendo futbolista amateur?

- En el parque Flushing de Nueva York ganaba bien. Jugaba miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, y había equipos que me pagaban 400 dólares por encuentro.

- ¿El desgaste era el mismo?

- Para nada. Los encuentros eran de 60 minutos y no importaba el resultado; mi paga estaba asegurada. A veces me daban más. En una semana llegué a ganar más de 1.500 dólares. Era increíble porque, en ese tiempo, con un partido cubría el alquiler.

- ¿Qué sintió ser en Ecuador ‘el gran Lupo’ y tener que ir a ligas barriales en Estados Unidos?

- Normal. Mucha gente me reconoció. Aparte estaba físicamente bien, pese a que intentaba dejar el fútbol. En Estados Unidos, varios equipos me contrataban para jugar todo el fin de semana, lo cual era muy beneficioso para mí.

-Lupo era el verdadero ‘9’, esperando la pelota para el gol. ¿Considera que ahora ya no hay delanteros así?

- En esta época hay muchos cambios. Los entrenadores piensan que el ‘9’ puede venir un poco de atrás o moverse hacia un lado, dependiendo de la actitud del delantero. Pero en mi época el ‘9’ era un delantero clásico. Los defensas contrarios te marcaban con dureza, porque siempre tenías que estar en el área. Pero no me quejo. Gracias a Dios, hice un buen trabajo. En Barcelona, Washington Muñoz me colocó adelante de Paulo César. Uno se movía hacia la izquierda y el otro al centro. Yo podía manejar ambos perfiles.

Mide 1,90 y le daban duro en los partidos

- ¿Considera que antes se le pegaba más al delantero?

- Sí, ahora se pega menos. Hay más espacio para los jugadores habilidosos, lo que permite maniobrar las jugadas.

- ¿Cree que antes se jugaba más pegado al ‘9’?

- Sí, te marcaban y no te dejaban mover. Te respiraban en la nuca y era muy difícil. Cuando yo jugaba, escapar de la marca era duro.

Lupo Quiñónez
Lupo Quiñónez cuando hizo la publicidad para la televisión.Cortesía

- ¿Cuál fue la mejor anécdota en Barcelona?

- Recuerdo un tiro libre ante Liga de Quito. Severino Vasconcellos era el encargado de cobrarlos, y yo estaba cerca del área. Cogí el balón y lo puse en el lugar adecuado. Severino me preguntó si yo cobraba tiros libres. Le respondí que no, que solo había colocado el balón. Entonces, él me dijo: “¿Y entonces qué haces aquí? ¿Por qué no te mueves a otro lado?”. Me hizo reír y siempre recuerdo esa anécdota porque él tenía razón.

- ¿Se ha imaginado usted jugar en esta época?

- Sí, lo he soñado y me he imaginado.

- ¿Qué ha soñado?

- A veces miro el fútbol y pienso: “Me gustaría estar allí y tener 10 o 15 años menos, para trabajar mucho más de lo que entrenaba al principio”. Ahora todo es diferente, desde el trato hasta la logística, y ni hablar de lo que se gana. Pero desgraciadamente, ya no se puede. Lo mío ya pasó, ahora es el turno de una nueva generación.

- ¿Cómo asimila el cariño de la gente de Ecuador?

- El cariño y el respeto que me tienen la gente y los hinchas se debe a que jugué en Emelec y en Barcelona, los dos equipos más grandes del fútbol ecuatoriano. Además la gente valora cómo me entregaba en la cancha. Trabajé mucho para ganarme mi puesto y siempre quise cumplir y dar resultados, y así lo hice.

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