Madres, el corazón del deporte
EXPRESO le rinde tributo en su Día a las mujeres que formaron y que forman la actividad deportiva del país; esas que son motor y motivación.
Cuatro historias, cuatro inspiraciones, todas unidas por un solo hilo conductor: el amor y la devoción a toda escala en cualquier disciplina deportiva.
Alicia Serrano, mamá de la Gran Maestra de ajedrez Internacional Carla Heredia; Dayana Díaz, futbolista del club Ñañas; Mayra Argüello, presidenta del Club Deportivo Olmedo y Anggie Avegno, varias veces campeona de Copas Mundo de canotaje, son solo una muestra de lo que el deporte puede llegar a unir y desarrollar en estas mujeres que son fuente multiplicadora de motivación y de fuerza para muchos.
Está desde la madre devota que toca la puerta de los medios de comunicación para que los logros de su hija sean tomados en cuenta, por muy pequeños que sean; pasando por la futbolista o la canoísta que le tocó ser madre muy joven, hasta la líder de un equipo que adoptó el rol de autoridad, consejera y amiga de un grupo nutrido solo de varones.
Todas levan sus “guerras” con altura y ninguna claudica. La celebración para muchas este año será diferente, la pandemia del coronavirus las encerró entre cuatro paredes. No habrá cenas en restaurantes pomposos, reuniones nutridas con familiares, ni serenatas en la puerta de sus casas, pero estarán junto a los que aman, repartiendo su esencia: amor.
Carla y Alicia, un solo nombre en el ajedrez
Son las 11:00 y el teléfono repica con insistencia en la redacción. Al contestar, del otro lado, la voz dulce de una mujer de trato afable pide de favor hablar con algún periodista de la sección deportiva. Dice que tiene una noticia importante, su hija ganó un torneo local y solicita encarecidamente que le den algún “espacito”, así sea muy corto. Se identifica como Alicia Serrano, mamá de Carla Heredia, ajedrecista quiteña que con el paso del tiempo logró convertirse en una de las pocas Gran Maestras que tiene el Ecuador.
Desde los 8 años en que Carla se inició en el deporte, doña Alicia siempre fue el timón de su carrera: representante, mánager, relacionista pública, jefa de logística... a la hoy mujer de 68 años solo le ha faltado ser entrenadora de su hija. Hoy ambas vivirán una celebración diferente.
Luego de 7 años de no pasar un Día de las Madres en el país, la ajedrecista estará en su casa, en Quito, junto a doña Alicia, quien precisamente llega esta tarde a casa luego de 4 días de estar en el hospital: hace dos meses le detectaron cáncer y debe internarse por períodos cortos en Solca para su tratamiento.
Carla hace varias pausas para hablar del tema. Confiesa que a su mamá no le gusta mucho que se toque la situación. Y es que “la guerrera”, “la que siempre estuvo ahí”, hoy está convaleciente, pero confían en que todo saldrá bien.
A sus 29 años, Heredia le reconoce a su madre toda su carrera en el ajedrez, desde los títulos continentales, el de Gran Maestra Internacional (máximo nivel en este deporte), hasta su participación en las Olimpiadas de la disciplina. Y es que fue doña Alicia quien creyó en Carla cuando ni ella confiaba en sí misma.
“Solía decirle: mami para qué vas a los diarios, si son torneos que a nadie le importan. Ella respondía: no hay torneos pequeños, todo se valora. Hoy entiendo que solo las madres pueden sentirse identificadas con tal devoción a este nivel”, dice emocionada.
Para la reina del hogar hoy habrá una comida especial, aunque con todas las seguridades por la pandemia del coronavirus. El tablero del ajedrez se guardará. Alicia es la protagonista. Se celebrará la vida, el amor que ha entregado todo este tiempo por los suyos, porque están seguros que solo así podrán hacerle un jaque mate al cáncer. (CFH)
Dayana Díaz, ayudante de cocina, futbolista y madre
En las mañanas labora como ayudante de cocina en un restaurante y en las tardes es futbolista profesional, pero su trabajo de mamá es a tiempo completo.
Dayana Díaz, jugadora del club Ñañas, se convirtió en madre a los 21 años y, aunque estuvo muy cerca de dejar su carrera deportiva, aprendió a combinar todas sus responsabilidades.
Francisco Ramírez, director técnico del equipo, trabajó con Díaz en las selecciones nacionales Sub-17 y Sub-20, donde la joven quiteña jugó hasta 2015. Cuando Díaz supo de su embarazo puso en duda su futuro futbolístico, pero Ramírez la alentó a que siga adelante con su carrera deportiva.
Ahora, con la pequeña Ailyn, quien cumplió 4 años, la mediocampista es feliz porque cumple con todas sus actividades. “Mi mami me ayuda con mi hija. La dejo en las mañanas en la escuela y luego ella la recoge y la cuida”, comentó la futbolista, quien fue titular con Ñañas en la Copa Libertadores femenina de 2019.
Su vinculación al club en 2018 fue la oportunidad de la joven de volver al deporte.
Sin embargo, por ahora, todas las actividades de Díaz se han visto paralizadas por la emergencia sanitaria. Dedica todo su tiempo a Ailyn, con quien pinta y dibuja. Pero la pequeña también se ha convertido en una participante recurrente en las ruedas de prensa en línea de Ñañas, ya que suele aparecer en pantalla junto a su mamá.
“Antes de la emergencia la llevé un par de veces a los entrenamientos, pero es muy complicado. Es chiquita y se pone inquieta, así que mejor se queda con mi mamá”, contó.
En la casa de Díaz, ubicada en el sur de Quito, vive toda la familia de la futbolista: abuelitos, tíos, primos y hermanos.
Cada Día de la Madre prefieren preparar comida en casa y no salir a algún restaurante. “En años anteriores hemos preparado fritada, parrillada, ceviche... Tenemos un menú muy variado y todos cooperamos para preparar la comida. Lo bueno de tener una familia grande es que el trabajo nunca se le carga a una sola persona”, confesó. Aún así en la víspera del Día de la Madre de este año, la mediocampista todavía no sabía cuál sería el menú para festejar. (PCD)
Mayra Argüello, la progenitora de 31 hijos
Pasar el Día Universal de las Madres con los jugadores se le estaba haciendo costumbre a Mayra Argüello. Desde que asumió la presidencia del Centro Deportivo Olmedo, en noviembre del 2015, su rol de mamá se trasladó a la cancha, donde todos los días acudía para saludar a los integrantes del Ciclón del Chimborazo, a quienes daba consejos y hasta bromeaba, para demostrarles su apego y respaldo.
Por eso cada vez que llegaba el segundo domingo de mayo tenía que estar con los deportistas, ya que había partidos; de ahí que la reunión familiar en un día tan especial quedaba relegada a segundo plano. “El festejo con mi hijo y mi madre era solo por un momento, porque mi obligación era estar con Olmedo, más aún cuando tocaba jugar de visitante”, señaló la dirigente, quien reconoce que este año será distinto.
La emergencia sanitaria envió a todos a refugiarse en casa, por lo que la ‘presi’ no podrá estar en la cancha con los jugadores, a quienes considera como hijos suyos, que no crió porque le llegaron grandes.
“Los extrañaré porque no podré darles un consejo en vivo como siempre lo hacía. Ellos me recibían con cariño en el campo de juego y aprovechaba para conversar y aconsejarlos. Son parte de mi familia”, contó a EXPRESO .
Pese a que no tendrá cerca a sus ‘hijos adoptivos’, este año podrá disfrutar las 24 horas el Día de las Madres al lado de su vástago de sangre. “El trabajo como dirigente me ha quitado mucho tiempo valioso con mi familia, pero así toca. Esta vez podré recibir el abrazo de mi adorado Cristhoper Stéfano y darle un beso a mi madre Gley Betty Erazo. Eso me reconforta. Puedo decir que esto será lo positivo de esta pandemia, porque el resto ha sido miedo”, expresó.
Mayra sostiene que ser presidenta de Olmedo le ha quitado muchas cosas que hacía cada vez que llegaba esta fecha especial. “Por lo general nos reuníamos todo el día con mis hermanos y mamá. Por las noches salíamos con un grupo de amigos y familiares a dar serenatas en los barrios. Todo eso se perdió siendo dirigente. Pero estoy tranquila, porque todo lo que hago es por el equipo del cual soy hincha desde muy niña”, puntualizó. (CAT)
Anggie Avegno, una nueva y mejor motivación
La vida de Anggie Avegno hasta hace poco más de un año transcurría únicamente entre la práctica del canotaje (es varias veces campeona de Copas Mundo) y sus estudios universitarios de Educación Física; sin embargo de un momento a otro todo dio un giro de 180 grados. Con 23 años se convirtió en mamá de Ían Saúl, quien la llevó a experimentar una motivación que ni los múltiples trofeos que ha ganado a lo largo de sus casi 12 años de carrera deportiva le han dado.
Medallista de plata de los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá, en el 2015, la canoísta entrenó hasta los 8 meses de gestación, siempre bajo la supervisión de su médico; y luego de convertirse en mamá regresó a los entrenamientos con solo 15 días de habérsele realizado una cesárea.
“Será un Día de la Madre diferente. Antes solo festejaba a mi mamá; esta vez voy a cumplir también ese rol. Por esta pandemia que nos tiene en alerta a todos no habrá salidas a cenas en restaurantes pomposos, ni serenatas en la puerta de casa, pero será más espiritual e íntimo”, dice emocionada a EXPRESO pensando en lo que se le espera hoy en su hogar.
Antes de la cuarentena la guayaquileña entrenaba en dos jornadas diarias, entre preparación física y canoa. Su pequeño Ían, cuyo padre es el kayakista Ernesto Rojas, los acompañaba al menos un día a la semana a los entrenamientos.
“Lo dejaba dos a tres horas en la mañana y dos a tres horas en la tarde, era muy poco en comparación a otras mamás que están todo el día trabajando. Ahora estamos en casa, pero me doy el tiempo para entrenar, tener ese espacio en el que tengo que cumplir con mis objetivos, tengo que seguir trabajando la parte física. Antes salía de casa e iba a remar, ahora cambia que salgo de un cuarto a otro cuarto a hacer pesas…”, explica.
Hoy Anggie celebrará su primer Día de las Madres y dice sin dudarlo que el mejor regalo es que lo celebra junto a su pequeño hijo. “El objetivo de una madre es cuidar, criar y proteger a su hijo, no la mejor fiesta, la mejor comida, el mejor regalo. El mejor obsequio es proteger lo que traje 9 meses en el vientre…”, remató. (CFH)