Mala noche, ayuno y fe por Barcelona
El ambiente de la final de ida se vivió intensamente. Hubo hinchas que soportaron hasta 20 horas de pie. La seguridad en el estadio fue al estilo final de Libertadores y cumplió el objetivo
¿Dónde dejar el carro?, fue una de las preguntas más recurrentes que se hicieron los hinchas de Barcelona que llegaron este domingo desde tempranas horas de la mañana al estadio Monumental para vivir la primera final entre el Ídolo y Aucas.
Barcelona no pudo con Aucas en la final de ida
Leer másY es que el partido decisivo fue distinto, el operativo de seguridad desplegado dio para que las cosas sean diferentes.
Carlos Andrade, notablemente enojado, tuvo que dejar su carro en Urdesa, tomar un taxi, esperar tres horas para que sean las 11:00 e ingresar a la avenida Barcelona. El taxi lo dejó en el primer redondel, a la bajada de un paso a desnivel... desde ahí caminó, todo por su Barcelona.
Los primeros en llegar a la fila del Monumental fueron los hinchas de otras provincias. Desde Guaranda, provincia de Bolívar, arribaron los Rodríguez-Chávez, los Chávez-Sánchez y los Poveda Sánchez, una pasión que traspasa fronteras.
Como sabían que no iba a haber comedores populares afuera del estadio, debido al exhaustivo operativo de seguridad, similar al que se tuvo el 29 de octubre en la Final Única de la Copa Libertadores, la mayoría llegaron “bien comidos”.
A un costado de la avenida Barcelona estaba Ecuador Echeverría, un hincha que en sus manos llevaba un camello de peluche vestido con los colores del equipo. Decía que antes de irse al Mundial de Qatar, quería ver campeón al Ídolo; le puso el número 17, la estrella que está esperando antes de emprender viaje.
Desde el cantón Calceta, en Manabí, llegaron Joselito Cedeño, Regis Moreira, Carlos Navarrete y Reinaldo Plaza, aficionados que no les importó madrugar a las 5 de la mañana para viajar y alentar al Ídolo.
“Es el último partido y debíamos estar, no importa la hora en que salimos desde Manabí. Aquí estamos presentes”, expresó emocionado Cedeño.
Por su parte, Felipe Bajaña llegó vestido de charro, pero en vez de sombrero mexicano, portaba uno ecuatoriano. Era su manera de alentar. “Siempre me visto así, para eventos especiales y ahora es una final”, dijo Bajaña, quien apenas pudo cantar “un solo Ídolo, tiene el Ecuador”, ya que desde que salió de su casa solo había tomado una taza de café y por el operativo de seguridad no tenía qué comer.
LOS SUQUILLO, AMOR POR POR AUCAS
Ricardo y David Suquillo son hermanos e hinchas de Aucas. Ellos fueron los primeros fanáticos orientales en llegar este domingo 6 de noviembre al estadio Monumental; aseguraron que a falta de una semana para el partido en Quito ya están sufriendo por conseguir la entrada para la gran final del domingo 13.
“Más fácil se nos ha hecho llegar al Monumental, pero las ansias que tenemos es poder estar en nuestro estadio. Son apenas 16.000 entradas, por eso hasta no dormimos”, expresó David, quien por estar habituado a la Sierra ecuatoriana, el intenso sol que este domingo se sintió en Guayaquil los “cocinó”.
“Dicen que está fresco el día, pero como somos de Quito, este clima nos tiene sudando que da miedo, pero todo sirve por mi Aucas del alma”, comentó Ricardo, quien antes de llegar al estadio se sacó la camiseta de Ecuador y se puso la de Aucas.