Maracanazo, la caída de un gigante
70 años después la herida sigue abierta. La derrota de Brasil ante Uruguay, en la final de la Copa del Mundo, es un suceso imposible de olvidar
Fue el día en que Uruguay puso de rodillas a Brasil, el día en que la fiesta se convirtió en tragedia. El 16 de julio de 1950 marcó la mayor epopeya en la historia de la Copa del Mundo, en esa fecha se dio la caída del más grande.
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Leer másEn aquella fecha, y contra todo pronóstico, la celeste doblegó a la canarinha, en el estadio Maracaná ante 200.000 espectadores, la mayoría brasileños, un marco nunca antes visto, y en un escenario inaugurado un mes antes para el evento, que era orgullo nacional por ser el más grande del mundo.
Brasil llegaba como favorito, luego de sumar dos triunfos en el cuadrangular final, con un formato muy distinto al actual, donde el campeón se definía por suma de puntos. Las dos goleadas (7-2 ante Suecia y 6-1 sobre España), alimentaban el optimismo de los organizadores de la fiesta, que al final terminó convirtiéndose en un velorio, incluso disparando número de suicidios en el gigante sudamericano.
Con el empate era suficiente, por eso se vivía un ambiente de carnaval, que se incrementó cuando el brasileño Friaça abrió el marcador al inicio del segundo tiempo.
Faltaban pocos minutos para que la celebración, pero en el minuto 66 Juan Alberto Schiaffino marcaba el tanto del empate. En teoría no había problema, porque el 1-1 servá para dar la tan esperada vuelta olímpica.
Lo peor estaba por llegar.
A 11 minutos del pitazo final el balón impulsado por Alcides Ghiggia hacía realidad los peores temores. El golero Barbosa no pudo detener el envío y desde ese momento nada volvió a ser igual. Brasil lloraba y Barbosa se convertía en un portero maldito para siempre. Y es que la maldición del Maracanazo se paga hasta el última día de la vida, en su caso el 7 de abril de 2000.