Mónica Amboya, cuando el atletismo y el arbitraje cumplen un sueño
La ecuatoriana “clasifica” a Tokio como réferi; en Beijing 2008 casi lo logra en 3.000 m. obstáculos
Se cierra el círculo casi 20 años después. Mónica Amboya empezó su carrera deportiva a los 11, primero corriendo carreras de 800, 1.500, 5.000 y 10.000 metros planos, hasta que a los 12 descubrió los 3.000 con obstáculos donde se terminó especializando y fue campeona sudamericana y panamericana; estuvo en Juegos Panamericanos, torneos Panamericanos Juveniles, entre otros, pero nunca asistió a unos Olímpicos, su anhelo más grande.
Por más de 8 años buscó la forma y el nivel, incluso llegó a estar a 10 segundos de la marca clasificatoria para los Juegos de Beijing 2008, pero la falta de apoyo económico la hicieron abandonar la carrera, sin imaginar que 2 décadas después se convertiría en realidad, ya desde otro puesto, el de árbitra de fútbol, pero con la misma o más ilusión que antes.
De la noticia se enteró hace poco menos de un mes. La riobambeña de 38 años y madre de 2 señoritas, no lo creía. En sus manos tenía la notificación que la oficializaba en la lista de las seis únicas réferis mujeres de Sudamérica (2 de Brasil, 2 de Argentina, 1 de Colombia y 1 de Ecuador) consideradas por la FIFA para la cita en Tokio del 23 de julio al 8 de agosto.
“Es un sueño hecho realidad”, dice aún titubeando. “Desde que empecé a correr trabajé para ello, pero nunca llegó. Hice el registro de 10 minutos y 10 segundos en un Iberoamericano cuando la marca base de los 3.000 metros obstáculos para Beijing 2008 era de 10 minutos cerrados, aún así tuve que dejar el atletismo por falta de apoyo. Hoy estoy dentro (de Juegos Olímpicos) y puedo decir que cada profesión tuvo su fin. Dios es sabio; todo llega a su tiempo”, añade emocionada.
Mónica, quien en el fútbol se ha labrado un nombre propio y es sinónimo de superación de género, nació para hacer historia. Además de ser la primera ecuatoriana que pitará en unos Juegos Olímpicos, fue la primera ecuatoriana en integrar una terna de hombres en la Copa Sudamericana el año pasado; además acumula un Mundial Absoluto de Mujeres, dos copas mundiales Sub-20 y dos copas mundiales Sub-17; así como ha tenido participación permanente en torneos sudamericanos, Copas América y Copas Libertadores (femenino). Actualmente contabiliza ocho encuentros en la Serie A de la LigaPro 2021, torneo nacional absoluto de varones donde debutó en el 2019 y desde entonces ostenta más de 50 partidos entre las series A y B.
“Me es imposible desmerecer mi primer amor (el atletismo) por el arbitraje, y viceversa. Ambos formaron lo que ahora soy. El atletismo me dio la destreza física y la disciplina, mientras que el arbitraje llegó a complementarlo y me está dando la oportunidad de cumplir un sueño que el atletismo no consiguió”, precisa la campeona de los Juegos Bolivarianos de Armenia y Pereira 2005, en Colombia, cita que marcó su retiro paulatino de los 3.000 metros obstáculos.
La transición de una actividad a otra no fue abrupta. Mónica desde los 15 años alternó las dos. Empezó pitando partidos de fútbol en cuarta categoría cuando pedía permiso en algún entrenamiento de atletismo y fue ascendiendo de a poco. En el momento que le tocó decidirse por una de las a los 20 años ya estaba impartiendo orden en segunda división y Zonales de Ascenso.
“Si me hubieran dejado hacer las dos cosas quizás y la seguía haciendo, pero los mismos árbitros me dieron una pauta económica y me decidí”, acota la chimboracense, quien en 2010 recibió su escarapela internacional y despegó por completo en esa rama.
Pese a la decisión tomada y las experiencias vividas en estos últimos años hay algo que Amboya no cambió, el ser profesora de matemáticas en el colegio Jefferson de Riobamba, institución en la que pudo graduarse gracias a una beca deportiva que recibió incluso por el atletismo y que después le abrió las puertas para continuar como docente. Hoy en día tiene una maestría en esa materia y dice tener en sus alumnos a su inspiración más grande, junto a su familia.
“Yo quise ser arquitecta, pero creo que no me alejé mucho porque sigo con los números (ríe). Estoy sembrando lo que he cosechado en estos 20 años. Antes y después del atletismo y del arbitraje, mi vida fue levantarme a las 05:00, estudiar, entrenar, almorzar, volver a entrenar y hacer deberes o preparar materias. La vida es sacrificio”, dice repleta de orgullo.
El 15 de junio, según el cronograma establecido por la FIFA y los organizadores de los Juegos Olímpicos ella ya tiene que estar en Tokio para recibir directrices. Precisa que ahora más que nunca debe cuidarse al 200% del coronavirus porque un contagio trastocaría todo. Sin embargo ya se imagina caminando por el césped del primer partido donde le toque actuar. “Hasta el 2019 pensaba que pitar en el partido inaugural del Mundial Femenino de Francia 2019, en el estadio Parque de los Príncipes, ante 50.000 personas, había sido la mejor experiencia de mi vida, pero creo no. Cuando me toque entrar en el primer partido de los Juegos Olímpicos de seguro lloraré. Por debajo del uniforme de árbitro créeme que inconscientemente llevaré la licra y el top de esa chica de 12 años que corría los 3.000 metros obstáculos”.
RESPETO Y ADMIRACIÓN
El presidente de la Asociación Ecuatoriana de Árbitros de Fútbol, Luis Muentes, resume lo hecho por Mónica con dos palabras: “ejemplo” y “admiración”. El representante de más de 800 colegiados, entre hombres y mujeres en todo el país, asegura que a nivel internacional no se habla de un nombre, sino de países y que ella haya sido tomada en cuenta para unos Juegos Olímpicos es “importantísimo”. “Todo el gremio la respeta y admira”, precisó.
A nivel del atletismo, figuras como Byron Piedra o Rolando Saquipay, quienes acompañaron a la riobambeña en su época en ese deporte, ya llamaron también a felicitarla. "Byron me dijo incluso que si me esperaba uno o dos años más para retirarme quizás y aún seguiría corriendo... Cosas del destino", apostilló