Pateando Tachos: Ecuador, el duelo de necesitados, lo ganamos sufriendo
OPINIÓN | Ganamos gritando socorro. Le costó a Ecuador desenvolverse con naturalidad. Si le agregamos goles al ataque completaríamos el círculo
Torres no alcanzó el primer córner lanzado por Paéz. Pacho (lateral) utilizó el pase largo, Maripán rechazó y Kevin Rodríguez sacó un tiro sorpresivo que bloqueó el portero. Y es que Ecuador varió ante Chile el ritmo de juego de manera sorpresiva y oportuna.
Gruezo creó una situación de riesgo en vertical, Kendry Páez aseguró el remate con técnica en velocidad, mientras que el arquero dio una segunda jugada y Mena le movió la aguja al partido (20’).
El golpeo al balón fue con oficio y fiereza. El habilidoso Mena, de apariencia frágil, necesitó un segundo, un metro, un descuido del rival para convertir el partido en victoria. Era difícil llegar al arco oponente con un rival que esperaba replegado; una defensa que se iba estrechando hacia atrás.
Chile, de la línea de cinco, pasó a la línea de cuatro. Loyola como interior izquierdo en el rombo del medio campo.
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La visita nos quitó la pelota, utilizó la combinación de pases para adelantar su posición, sacar adversarios y romper líneas. Volvimos a reaccionar 25 minutos después, cuando Páez de contraataque no le pudo cambiar el ritmo al control y no aprovechó los desmarques de Moisés y Rodríguez.
Ya en el segundo acto, Alexis Sánchez colocó un balón por arriba, era imposible pararlo, pese a ello Domínguez sacó rápido las manos.
Los defensas chilenos quedaron muy pegados cerca de su portería, dejando huecos para el pase atrás. Mena arriesgó, Ángelo dio el toque de la muerte para Junior (Sornoza), mientras que Díaz pensó lo que haría el delantero antes que lo ejecute y lo bloqueó.
Julio buscó a Rodríguez, que volvió al ataque como si hubiera olvidado algo, se filtró por un espacio que solo vio él y pero vertical le negó el gol. Sobre el final, el palo y Domínguez nos salvaron.
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Ganamos gritando socorro. Le costó a Ecuador desenvolverse con naturalidad y eficacia. No tenemos orilleros. Si le agregamos goles al ataque completaríamos el círculo.
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