La promesa dorada de Celinda Corozo
La judoca arrancó con pie derecho el ciclo olímpico y planea dejar su nombre tallado en la historia del judo femenil ecuatoriano
Si le dijeran que en sus dos primeros eventos del ciclo olímpico llegaría a las finales, Celinda Corozo firmaba donde sea. A sus 24 años, la guayaquileña es una de las representantes de judo femenil con mayor proyección en Ecuador. Y es que en sus primeros Juegos Bolivarianos de Valledupar y Juegos Suramericanos de Asunción, la judoca se alzó con la plata y el oro, respectivamente.
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Leer másPero como todo en la vida, detrás de cada logro hay un proceso; y la deportista, que compite en la categoría de -70 kilogramos, comenzó a trabajarlo hace más de una década. Con apenas 12 años, fue gracias a su hermana mayor que Celinda inició en esta disciplina, con la mentalidad de superarla.
“Una vez la fui a ver y me encantó. Desde ese momento supe que quería hacer lo mismo que mi hermana y ahí empezó todo”, afirmó la judoca para EXPRESO.
En su primera clase, Celinda, muy hiperactiva desde niña, quería realizar volteretas sobre el tatami, pero gratamente recuerda las palabras de su profesora María Cangá. “Tienes que seguir tu proceso y ya verás como en un futuro serás mejor que tu hermana”, mensaje que se grabó en la mente de la actual campeona suramericana.
Sin embargo, su lazo en el deporte no estaba asegurado. Al principio, su padre quería que su hija estudiara, aprovechando sus dotes como buena alumna. Pero tras la medalla de plata que logró en su primer torneo infantil, el progenitor decidió apoyarla.
“Continué y mi familia me apoyó. Mis padres se sentían muy felices cada que yo llegaba con una medalla y me iban a ver al aeropuerto con carteles. Hasta ahora lo hacen, pero solo mi mamá, porque mi papá falleció”.
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Leer másEl 2018 fue un año plagado de emociones para la ecuatoriana. Lastimosamente un edema cerebral ocasionó la muerte de su padre, tan solo dos meses después de que ingresó al Plan de Alto Rendimiento. “Entré en enero y él falleció en marzo. Me dolió mucho su partida, pero quedé tranquila porque se fue con la alegría de verme seleccionada, ese era nuestro objetivo, y lo conseguimos”.
A raíz de su pérdida, Celinda, de mucha fé y apegada a Dios, utiliza en cada competencia una camiseta que detalla “yo tengo un ángel en el cielo, Dios cuídame”, con el rostro de su padre en la espalda. “Si no compito con esa camiseta, siento que no me irá bien en el evento, no me siento yo”, y funcionó.
Ese mismo año, acompañada de su prenda, representó a Ecuador en el Mundial Juvenil de Judo Bahamas 2018. Llegó hasta semifinales y cayó ante la serbia Anja Obradovic, sin embargo, su desempeño en la cita ecuménica la condujo hasta el quinto puesto del ranking mundial.
Continuó preparándose y ya percibiendo un sueldo como deportista élite, retomó sus estudios universitarios. Está por culminar el último semestre de la carrera de Administración Deportiva en la Universidad de Cuenca. “A veces uno tiene que dejar los estudios por viajes y luego vuelve y ahí es cuando se alargan las carreras, pero bueno, es mi último semestre y voy a darle con todo”, se sinceró.
No solo divide su tiempo entre trabajo y estudio, también es madre a tiempo completo. “Tengo un hijo de 3 añitos y pues déjeme decirle que yo me desestreso aquí”, dijo entre risas Celinda. “En las mañanas paso con él, antes de entrenar y cuando regreso también estoy pendiente. De aquí ya tengo que volver a casa a cuidarlo”.
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Leer másEntrena a doble jornada de lunes a sábado y tiene en la mira los Juegos Panamericanos de Chile (octubre 2023), penúltimo evento del ciclo olímpico antes de París 2024. Pero antes, se alista junto a sus compañeros de la Federación Ecuatoriana de Judo (FEJ) para una gira europea.
“Desde enero empezaremos la clasificación por puntos para llegar a los Juegos Olímpicos que serán el Grand Prix (27 - 29 de enero) y el Grand Slam (4 - 5 de febrero). Ahí podría sacar buenos puntos para clasificar directo que es lo que estamos buscando ”.
Pese a situarse en el puesto 42 del ranking de la Federación Internacional de Judo (IJF), Celinda está a tiempo para escalar y relucir su casta de campeona, esa que forjó gracias al apoyo de sus padres de niña y no se detendrá hasta dejar su “nombre en lo más alto” del judo ecuatoriano.