Qatar aprende a abrirse al mundo
En los centros de convivencia, el metro y las calles, la mezcla de culturas e idiomas marcan un antes y un después
El Mundial de fútbol junta a miles de aficionados, con diferentes idiomas, culturas y nacionalidades, todos reunidos en un mismo lugar. Y esta edición no es la excepción.
Los viajes en ese medio de transporte se convierten en una integración al más puro estilo de las Naciones Unidas, todo en un marco de camaradería y buena onda. Solo basta con identificarse con la selección de un país para empezar a entonar cánticos o a corear el nombre de su elección.
El inglés sigue siendo el idioma predominante y el más utilizado, incluso hasta los mismos qataríes con su acento intentan hacerse entender para poder tener una comunicación más viable.
En los lugares de hospedaje construidos por la FIFA para Qatar 2022, denominados ‘clusters’, es donde más se evidencia la convivencia entre hinchas. Suelen concentrarse en los exteriores de dicho lugar, con música hasta altas horas de la madrugada, siempre en ambiente de confraternidad y de respeto hacia la selección rival.
De entre los aficionados, los mexicanos son los más solicitados para las fotos; sus sombreros los hacen resaltar sobre el resto de personas.
Jesús Hernández, hincha mexicano, fue uno de los más llamativos el fin de semana, tanto así que recibió la petición de varias personas para tomarse fotos. “Los qataríes nos han recibido muy bien, son alegres y siempre atentos con los visitantes”, aseguró, mientras varios niños qataríes le pidieron fotos con ellos. Sus caras de felicidad lo decían todo.
A nivel sudamericano, los ecuatorianos suelen juntarse constantemente con hinchas de esta parte del continente; de ahí que no es descabellado ver argentinos y uruguayos apoyando a la tricolor, juntos suelen dar mensajes de aliento a la selección de Gustavo Alfaro.
“Ché, tenemos que apoyarnos entre nosotros, siempre estamos menos contra los europeos”, manifestó Facundo Gómez, mientras conversaba con un ecuatoriano.
Otra perspectiva de esta experiencia única la tiene Wasim Handsome, pakistaní, quien lleva viviendo 5 años en Doha y para quien este tipo de relaciones (convivencia con otras culturas) ayudará mucho a los ciudadanos qataríes a tener mayor relación con el mundo y a no ser tan rígidos. “Eventos de esta magnitud ayudan, ver cómo personas de diferentes países se relacionan en las calles y de forma muy alegre”, manifestó ilusionado el residente.
Y es que el diario vivir entre fanáticos de diferentes naciones es una constante, pasan desde la mañana hasta altas horas de la noche juntos. Queda demostrado que el Mundial no solamente es fútbol, sino también mucha convivencia alrededor de una misma pasión por el deporte.
