
Rubén Darío Insúa: "El Centenario evidencia la grandeza de Barcelona"
El argentino, campeón con Barcelona como jugador y entrenador, resume el significado del equipo que se le grabó en la piel
Será uno de los grandes ausentes en los festejos que Barcelona SC emprende desde este miércoles 30 de abril por su centenario, pero Rubén Darío Insúa lleva grabado en la piel y en el corazón a Barcelona. Así lo deja saber desde Argentina en conversación con EXPRESO, al recordar al club donde es leyenda tanto como jugador como director técnico, algo de lo que pocos pueden alardear.
Actualmente DT de Barracas Central de Argentina, el también llamado Poeta explica por qué Barcelona es un nombre grande en el fútbol ecuatoriano y, pese a los colores o preferencias que las personas en general puedan tener, es una institución que ayudó a engrandecer la historia del balompié ecuatoriano. Ahí radica la importancia de los 100 años que cumple mañana.
¿Qué es lo primero que se le viene a la mente cuando le nombran a Barcelona Sporting Club?
Agradecimiento. Primero porque me abrió la puerta como futbolista y después como entrenador. Es un club muy grande, con un grandísimo arraigo popular, con un público muy presente y fervoroso dentro y fuera del país, ese tipo de cosas solo lo consiguen pocos clubes a nivel mundial. Eso sin contar que tiene un grandísimo estadio como el Monumental.
¿Recuerda cómo llegó a club?
Era 1990 y estaba en Independiente. Ya llevaba tres años ahí y no estaba en mi mente salir de Argentina. Vivía muy a gusto, muy cómodo. Sin embargo me llamó el profesor (Miguel) Brindisi para decirme: “Me gustaría tenerte en el equipo”. Mencionó que Barcelona iba a volver a armar un equipo competitivo, ya que en 1990 había llegado a la final de la Copa Libertadores. Hoy puedo decir que fue desafío nuevo para mí y que estoy conforme con haber tomado la decisión que tomé; disfruté mucho todo el tiempo y pude defender los colores de esa camiseta.
¿Qué sensaciones tenía del Ídolo?
El solo hecho de salir campeón en el primer año con el equipo para mí fue una grandísima alegría. Barcelona era un club que tenía una gran dirigencia. El ingeniero Isidro Romero, quien era el presidente, y el capitán Xavier Paulson que manejaba la parte política, fueron excepcionales en su trabajo porque Barcelona ya era como un club europeo en Sudamérica, con un estadio hermoso. La obligación era siempre pelear arriba a nivel nacional y ser competitivo a nivel internacional. Había muchas exigencias en la parte deportiva, pero también se cumplía en el plano económico, en el plano profesional y en las condiciones de trabajo.
¡Faltan 6 días para nuestros 100 años! 💛
— BARCELONA S.C. (@BarcelonaSC) April 25, 2025
Hoy recordamos a Rubén Darío Insúa, "El Poeta" ⚽️
Como jugador Campeón en 1991 🏆, y como entrenador Campeón en 1997 y Finalista de Conmebol Libertadores en 1998 #CentenarioBSC pic.twitter.com/4gO2wfuEpH
¿Quiénes fueron sus primeros compañeros en el equipo?
Cuando llegué, Barcelona tenía jugadores de mucha de calidad. Personalmente hice una amistad entrañable con tres compañeros: Jimmy Montanero, Carlos Muñoz y Claudio Alcibar. Con ellos, aparte de la relación de compañeros y profesionales, hicimos una amistad por encima del campo de juego.
¿Cuándo y cómo se da la transición de jugador a técnico?
Fue una mezcla de todo. Era mi primera experiencia como entrenador. Recuerdo que cuando me retiré (1996), el club me hizo un homenaje en un partido dentro del campo de juego. Ahí Isidro Romero me dijo que el día que yo sea entrenador, las puertas del club iban a estar abiertas. Y así fue. Vine a Buenos Aires (Argentina), hice el curso de entrenador, me gradué en diciembre del 96 y en junio del 97 me hice cargo del equipo.
¿Qué recuerdos tiene de esa primera etapa?
Nos fue bien, Barcelona tenía un buen equipo y logramos volver a ganar el campeonato nacional en el año 97. Ya después, en el 98, con la estructura armada, el equipo fue creciendo, pese a que se nos fue Marco Antonio Echeverry y Gavica fue fichado apor el Everton de Chile. Aún así el resto de la base quedó la misma.
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¿Qué tan importante fue la Copa Libertadores de 1998?
Fue muy importante. Cuando terminó el campeonato en el 97, el equipo andaba bien, pero como se fue El Diablito (Echeverry) y Gavica, pocos creían que íbamos a llegar lejos. Sin embargo el equipo hizo una gran Copa y llegamos a la final. El público en general y nosotros sentíamos demasiada confianza.
¿Qué sensación le dejó la final ante Vasco Da Gama?
Sabíamos que era jugar el partido más importante del continente. Nos tocó un rival de primerísimo nivel, con mucho recambio. Ellos se habían armado muy bien, habían ganado el Brasilileirao en el 97' y tenía mucho dinero: contrataron al lateral derecho al Real Madrid Vítor, Trajeron a un volante brasileño del Bayer Leverkusen Ramón, ficharon a Luisao de Deportivo La Coruña. También tenían 5 o 6 jugadores que estuvieron en la Copa del Mundo en el 98 como Carlos Germano, Obvan, Muaro Galvao o Juninho Permambucano. Era un gran equipo.

¿Por qué cree que no ganaron la Copa?
Aunque no lo crea todavía me pregunto qué hubiera pasado si contábamos con Echeverry y Gavica. Pero bueno, solo es una hipótesis. Hoy solo puedo decir que Vasco fortaleció el equipo que ganó el Brasileirao y a nosotros se nos fueron jugadores importantes. Aunque ojo, tener la medalla de subcampeón de la Copa Libertadores no es un dato menor. Jugar el partido más importante del continente no es para cualquiera, pero claro, es mejor ganarlo. Aunque es peor es verlo por televisión, algunos ni si quiera llegan a la semifinal (sonríe).
¿Qué se habló en el camerino luego de perder?
Primero tuvimos la alegría de estar en ese lugar. Nosotros sabíamos que íbamos a tener enfrente un grandísimo rival. Para todo el mundo iba a haber una gran diferencia entre un equipo y otro, pero los partidos fueron parejos. Primero jugamos en Río (de Janeiro), perdimos 2-0. Después en Guayaquil, a pesar que caímos 2-1, Barcelona jugó un muy buen partido; atacó todo el tiempo y buscó ganar. Las pocas veces que llegó Vasco tuvo alta capacidad de precisión, jugó con jerarquía y fue donde finalmente pudieron definir. Sin embargo creo que Barcelona estuvo la altura de las circunstancias.
¿Recuerda la reacción de los aficionados amarillos?
Sí, el estadio estaba repleto de público. Yo nunca había visto un Monumental con tanta gente como ese día. El público valoró al equipo como corresponde, así que para mí, aunque los jugadores estaban tristes, luego los felicité uno por uno porque habían dejado la ‘piel’ en la cancha. Ese grupo de futbolistas había puesto a Barcelona y al fútbol ecuatoriano en ese momento en lo más alto.
¿Cree que si Barcelona jugaba en la altura pudieron ganar esa Libertadores?
No, no creo en esa teoría. La altura existió siempre y antes, equipos como Independiente o Liga de Quito, no la habían ganado. Así que, con altura o sin altura hay que jugar bien al fútbol, y mejor que el contrario. Nada más. No creo en esa teoría de la altura.
¿Cuál fue el futbolista ecuatoriano más talentoso con el que jugó o dirigió?
Es difícil elegir uno, muy difícil, sería injusto con el resto. Lo que sí puedo decir es que yo disfruté mucho, por la cercanía y porque nos tocó formar parte del equipo como jugador, con José Gavica y con Carlos Muñoz. Nos entendíamos mucho dentro de la cancha. Eran jugadores muy hábiles, rápidos, desequilibrantes a nivel nacional e internacional. Ya después tuve la suerte de dirigir a Agustín Delgado, Michael Arroyo, Iván Hurtado, Edison Méndez, de ahí que no quiero elegir uno en particular porque sería injusto con el resto.
¿Deja abierta la posibilidad de volver a Ecuador?
Claro que sí, cómo no voy a querer regresar. Si no tuviera la posibilidad que estoy teniendo con Barracas Central, seguro estaría ahí celebrando el centenario.
¿Qué opinión tiene de Segundo Castillo como entrenador?
Lo dirigí en Deportivo Quito y fue un excelente jugador, muy profesional; ahora está haciendo un buen trabajo en Barcelona y a parte se está vistiendo muy bien para los partidos. Lo único que le falta es ponerse una corbata Versace floreada como lo hacía el técnico de la final del 98 (risas). Cuando vinieron a Argentina (para el duelo con River Plate) estuvimos conversando un rato, lo felicité por lo que está haciendo con el equipo.
¿Usted aceptaría dirigir a Emelec?
Nunca me lo propusieron y no creo que me lo vayan a proponer (risas). Con la representación que tengo (en Barcelona) queda mal decir yo no voy a dirigir a ese equipo, porque asimismo vendrá el rival (dirigente) a decir: yo tampoco lo contrataría a usted.
Sus deseos para la hinchada de Barcelona en su aniversario...
Les envío un abrazo, que vivan una verdadera fiesta este 1 de mayo. La historia que tiene el club ha sido muy rica y seguramente será mejor en el futuro. Si bien por las circunstancias no voy a poder asistir, a la distancia me voy a sentir parte de la fiesta.
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