Silvia Alvarado Kenny Arroyo
Silvia Alvarado y Grober Arroyo sostienen con orgullo las camisetas de su hijo Kenny Arroyo.Miguel Canales / Expreso

Día de las Madres: Silvia Alvarado y el estrecho lazo con Kenny Arroyo

La progenitora del jugador de Independiente del Valle y de la selección ecuatoriana Sub-17 cuenta la relación de ambos

Con un encocado de chuletas ahumadas celebrará Silvia Patricia el Día de la Madre junto a su esposo Grober Arroyo y su ‘bebé’, Kenny Arroyo, de 17 años, atacante de la selección juvenil sub-17 de Ecuador.

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Para Silvia, el mejor regalo que ha podido tener es la presencia de su ‘pequeño’, con quien tiene una relación cercana, tanto así que todas las noches tienen que conversar por vía telefónica porque se extrañan.

Cada vez que Silvia habla sobre su único hijo, empieza a sonreír y sus ojos brillan de felicidad. Kenny sabe que su mamita lo extraña y por eso pidió permiso tres días para venir a Guayaquil.

“Kenny me dice que ya tiene mi obsequio (entre risas), pero él sabe que su visita será el mejor regalo que me podrá dar. Él es un chico afectuoso, que prefiere regalarme fotos nuestras con frases; eso es más significativo que algo material”, reveló.

Cuando Silvia siente la ausencia de Kenny en su casa, empieza a ver el álbum de fotos, sus trofeos que se exhiben en la sala de su domicilio e ingresa a su cuarto. Su hijo se forma en las divisiones menores de los rayados desde 2013.

Kenny Arroyo Sub-17
El jugador fue figura en el Sudamericano Sub-17. Actualmente milita en IDVArchivo

“Él siempre fue un chico alegre e hiperactivo al que le gustaba andar jugando pelota. Cada vez que lo extraño, se me vienen a la mente imágenes de él jugando y siendo feliz. Para mí ha sido difícil dejarlo ir, porque se siente su ausencia, pero sé que esto es su sueño”, expresó.

La mudanza de Kenny a Quito hizo que Silvia llorara por días, pues no se quería despegar de él. Por lo tanto, ahora que el atacante de la Mini-Tri tiene chance de salir al balompié internacional, lo seguirá.

“Kenny me dijo que me va a llevar, me lo prometió. No podría estar tanto tiempo sin verlo. Dejarlo ir a Quito fue duro, pero ver que está cumpliendo su sueño me hace feliz. Siempre luchó por estar en el fútbol y ahora está obteniendo los frutos”, finalizó la orgullosa progenitora.