La academia cuestiona cómo el cabildo quiere peatonalizar
Insisten en el estudio integral del centro de la urbe. Para unos, es una medida populista; otros esperan que lleve hacia la planificación.
El reclamo por revivir el centro histórico de Guayaquil no es reciente. Es de larga data y, a cambio, en estos días, recibió una receta que varios urbanistas han calificado de impositiva y populista; y que otros ven como un paso hacia la anhelada planificación urbana. Se refieren al anuncio del Municipio de peatonalizar, un fin de semana por mes, el bulevar 9 de Octubre.
Una feria de 80 stands, educación vial, shows artísticos, juegos infantiles y la promesa de planificar completan este ‘plan piloto’.
“Lástima que siga la misma tónica impositiva y mercachifle para saturar de caramancheles el espacio público, al que tiene prioridad el peatón con fines de paseo, accesibilidad, descanso o esparcimiento, sin que le perturbe obstáculo alguno en su espacio pedestre”, piensa Felipe Huerta Llona, exfuncionario municipal y experto en planificación urbana.
Peatonalizar es jerarquizar al transeúnte y brindarle los espacios que necesita. Ya existe comercio en el sector. (...) (Debe ser) un espacio que permita mayor contacto con la ciudad, sin que esté invadida por comercio.
El bulevar 9 de Octubre será peatonal una vez al mes y en fin de semana
Leer másEn tanto, a Patricia Sánchez, experta en planificación y desarrollo urbano, le preocupa que el Municipio no haya socializado la peatonalización de la 9 de Octubre con la comunidad y que lance propuestas “populistas”, sin antes haber hecho estudios y planes.
“Planificar es de un Gobierno responsable. Hacer políticas sin planificar, respondiendo a la demanda urgente de una necesidad, eso es meramente populismo; y eso tiene réditos políticos de inmediato, fundamentalmente para mantenerse en el poder”, agrega.
El problema, según Sánchez, es que en la administración municipal prime la actividad privada antes que una planificación urbana que le permita al ciudadano común satisfacer sus necesidades sin tener que pagar por estas. “Los espacios peatonales son espacios públicos abiertos, donde la gente va a disfrutar sin tener que verse obligada al consumo”, dice.
Una cosa es un proyecto social como actividades lúdicas y culturales en las vías, y otra es la peatonalización para el uso. Solo habría que darles la posibilidad para que demuestren que el modelo de ellos es válido.
El planificador urbano Carlos Jiménez tiene una percepción similar a la de Sánchez.
“Seguimos en la lógica de hacer cosas por ‘acupuntura’, agujita por agujita. Un proyecto aquí, otro acá, un ‘vamos a ver qué pasa’; cuando realmente debería hacerse un trabajo sistémico estándar. De otra manera, se tienen muchos esfuerzos aislados, muchas veces contradictorios, que no homogeneizan la idea de ciudad”, opina.
Johnny Burgos, exdirector de Vía Pública Municipal y decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, explica que el plan responde a un modelo de administración bajo dinámica social. “Una cosa es un proyecto social como actividades lúdicas y culturales en las vías, y otra es la peatonalización para el uso. Solo habría que darles la posibilidad para que demuestren que el modelo de ellos es válido”.
El plan es altamente positivo para medir el impacto que tendrá la peatonalización. Esto puede ser usado luego para hacer instrumentos de desarrollo y planificación. Aprovechar Navidad para hacer una feria tampoco es negativo.
A Natalie Wong, decana de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), también le parece que lo correcto, si se pensaba en peatonalizar la vía aunque sea temporalmente, era preguntar a residentes, trabajadores, visitantes y comerciantes qué actividades atienden a sus necesidades. Insiste, al igual que sus colegas, en que primero se debió realizar una planificación urbana.
“No creo que deban colocarse stands. Peatonalizar es jerarquizar al transeúnte y brindarle los espacios que necesita. Ya existe comercio en el sector. (...) (Se necesita) Un espacio público que permita mayor contacto con la ciudad, sin que esté invadida por comercio únicamente”, opina.
Huerta tiene una percepción similar al respecto. “La densidad y frecuencia de uso en la categoría temporal de vía pedestre implica que debe estar libre de obstáculos para la comodidad, seguridad y goce pleno del espacio público. El usuario peatón decidirá en su ruta lúdica o de origen-destino satisfacer alguna necesidad de consumo”.
La calzada en el tramo previsto infiere la circulación para vehículos y peatones, no para actividades de ferias comerciales bajo el eufemismo de ‘emprendimientos’ de pazguatería. La vía debe ser diseñada y equipada orgánicamente.
Al decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Florencio Compte, le parece que peatonalizar temporalmente la 9 de Octubre es una buena forma de conocer el impacto respecto a cómo se va a entender y concebir la urbe.
“Evidentemente la participación ciudadana es necesaria. Pero hay temas en los que difícilmente alguien va a estar en desacuerdo. La pregunta es cómo se lo va a hacer”.
Al contrario que Huerta, Compte está de acuerdo con que se hagan ferias en la calle. “Es lo que sucede en el barrio de San Telmo en Buenos Aires, un poco para que la gente redescubra el potencial que tiene la ciudad para su desarrollo”, añade.
La experta en movilidad peatonal, Isabel Escobar, coincide con sus colegas en que la planificación es lo más importante dentro de un proyecto; pero, al igual que Compte, considera como buena idea hacer una prueba para determinar cómo se comporta el peatón. “Este podría ser un punto de partida para hacer una planificación macro del centro y, ya dentro de la planificación, que se trabaje con la gente”, argumenta.
Planificar es de un Gobierno responsable. Hacer políticas sin planificar, respondiendo a una demanda urgente, eso es meramente populismo; y eso tiene réditos políticos de inmediato, fundamentalmente para mantener el poder.