La academia lidera un plan para combatir la inseguridad

Visitar parques, recorrer calles e incluso estacionar en parqueaderos genera inseguridad en los guayaquileños, quienes viven con el temor latente de ser sorprendidos por delincuentes que no solo roben sus pertenencias, sino que hasta les quiten la vida.

Ante este panorama, durante ocho meses la Universidad de Guayaquil trabajó en una propuesta para contribuir en la seguridad ciudadana y fortalecer el rol de la Policía, con el fin de ayudar a reducir la inseguridad en la Zona 8, donde se contabilizan más de 1.100 muertes violentas en lo que va de este año.

La tarea estuvo a cargo de    Héctor Hugo, docente en la carrera de Sociología y director de Infraestructura y Obras    de la alma mater, quien hace dos años también fue el coordinador y mentalizador del Proyecto COVID-19, la iniciativa que aportó con data a la Mesa Técnica que asesoró al Municipio en el accionar contra la pandemia.

Ahora ha diseñado la propuesta ‘Policía Predictiva’, que plantea un sistema de inteligencia artificial mediante el uso de algoritmos para detectar, con el uso de cámaras, escáner, etc., cualquier tipo de armas que porte una persona de manera ilegal y que pudiera ser un objetivo utilizado en esta pandemia de asesinatos, sicariatos y todo tipo de crímenes que se registran a diario en la ciudad.

“Esa tecnología estará en un data center, que es el cerebro de la operación”, explica Hugo, al señalar que el sistema cuenta con la participación    tecnológica israelí y la cooperación de la empresa ecuatoriana Telconet, que financió ciento por ciento el proyecto, en el que también trabajaron personal de inteligencia de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, SNAI y del ECU-911.

“Resulta una herramienta de mucho valor porque permitirá alertar a las fuerzas del orden; y con la adquisición de escáner aplicarlo con altísimas probabilidades en la detección de armas, drogas, sustancias ilícitas, etc.”, añade.

De acuerdo a los datos que maneja la Policía, el 70 % de robos a personas, motos y vehículos se cometen en zonas bancarias y comerciales, desde la avenida Nueve de Octubre, Panamá, Rumichaca y otras calles del centro, hasta Urdesa, La Garzota y Alborada. Algunos de estos robos pueden derivar en homicidios. Y estos son los lugares que abarcará el trabajo.

Asimismo, actuará en escuelas, colegios y universidades, que en los últimos meses han sido blancos de asaltos y extorsiones; así como en los centros penitenciarios, en donde se han producido revueltas y muertes; en puertos, aeropuertos, centros comerciales, mercados y en todos aquellos sitios de mayor afluencia de personas, que son donde se presentan los robos con mayor frecuencia.

“Todas esas zonas pueden ser    vigiladas por las cámaras inteligentes que de forma inmediata (en menos de un segundo) enviarán la información al policía (que deberá contar con GPS) que se encuentre más cerca de la zona en conflicto, con el fin de que actúe”, remarca, al aclarar que este trabajo no requiere tener personal manitoreando    pantallas ni tomando datos a través de llamadas telefónicas, cuyo poder de reacción se registra en más de dos minutos.

El software ya está listo y no le costaría ni un centavo aplicarlo en el sistema central del centro nacional computarizado para uso del ECU-911. “Solo falta que el Gobierno autorice la aplicación de este sistema que servirá en la lucha contra el crimen, protección de los ciudadanos y otras estrategias”, argumenta.

Ciudadanos consultados por EXPRESO aplauden esta iniciativa de la academia.

Carlos Miranda, estudiante, cree que este trabajo requiere de la participación de todos los actores de la sociedad, iglesia, otras universidades y autoridades. “Debe ser un trabajo integrado para que tenga más eficacia”, añade.

Joselyn Tapia, empleada de una empresa pública, recomienda que el trabajo de seguridad se extienda hasta el servicio de transporte, tanto de buses como de taxis. “Allí todos los días asaltan, incluso hasta matan a quienes no se dejan robar”, reprocha.

En cambio, César Rivera, sociólogo, cree que ninguna acción podrá detener la inseguridad, mientras el sistema judicial no cambie. “¿De qué sirve que el policía atrape al ladrón y lo encarcele?, si al día siguiente los jueces lo dejan en libertad para que siga delinquiendo”, analiza.

Pese a los diferentes criterios, todos coinciden en la necesidad de apoyar propuestas que conlleven a brindar seguridad a la comunidad.