La academia traza una ruta para el ciclista de la Tarqui
La Universidad de Guayaquil diseña la ciclovía que uniría a tres barrios de esa parroquia. El proyecto incluye cambios en casi 3.000 metros de aceras y pisos
Aunque todavía no se puede hablar de una ciclorruta integral en la ciudad (el Cabildo ni siquiera ha concluido la primera fase de 15 kilómetros), la academia desde ya plantea proyectos que podrían ser tomados en cuenta para crear rutas que no solo conecten arterias importantes de Guayaquil, sino que sean además amigables y verdes. Sin tanto concreto, inaccesibles para el ciclista, el discapacitado y el peatón. Sin vida.
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— Felipe Bazàn (@felipebazanm) May 23, 2021
Esta vez, desde la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Guayaquil, los arquitectos Joselyne Bastidas y Ronny Quimí, bajo la tutoría del docente y arquitecto Brick Reyes, se volcaron -por un año- a analizar las calles de tres barrios de la parroquia Tarqui, para luego diseñar la ciclovía y el espacio público de este sector.
Miraflores, Urdesa y la Kennedy fueron los sitios escogidos y donde, ya en planos, existe una ruta por las calles secundarias y de mínimo 9 metros de ancho, que facilitaría regenerar el espacio: eliminar un carril en las arterias más amplias, hacer más anchas las aceras, instalar luminarias, sembrar árboles (ver gráfico adjunto).
Para los autores del estudio, quienes optaron por intervenir estos puntos, “por ser la parroquia Tarqui la más poblada y porque, a nivel económico, esta alberga decenas de comercios y sitios de entretenimiento y turísticos que invitan al guayaquileño a recorrerla”, dice Bastidas, resulta fundamental que la Alcaldía tome en cuenta estas iniciativas, debido a que la comunidad de ciclistas en el Puerto Principal además cada vez es más grande y fuerte.
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Leer másAl menos 17 grupos urbanos que hacen rodadas en la ciudad y otros 20 grupos montañeros existen en la urbe, además de los que no pertenecen a ningún colectivo y utilizan la bicicleta como medio de transporte o entretenimiento. “Estamos hablando de miles de personas, más de 10.000 sin miedo a equivocarme”, reconoce Kevin Miño, coordinador de Masa Crítica Guayaquil.
Para Steeven García, presidente del colectivo Ciclistas del Norte, que la academia plantee esta ruta no es un tema que debe pasar desapercibido. Y no solo porque el circuito permitiría ver más (y por lo tanto, potenciar) los atributos de esa zona, advierte, sino porque conectaría a los usuarios con las universidades, colegios y academias de ese punto, que son al menos cinco; y facilitaría los paseos que los ciclistas semanalmente ejecutan.
Este proyecto es sustentable e inclusivo, pensado en el peatón, el ciclista, la familia. Su diseño tiene guías locales e internacionales.
“Cada mes, somos miles los que salimos a las calles, precisamente en estos vecindarios, para hacer notar a las autoridades que nos urgen espacios seguros”, explica. Ramón Buenaño, quien se suma a los recorridos de la agrupación Amigos del Pedal Gye, comparte esa opinión y hace énfasis en lo ideal que sería para el ciudadano que se invierta más en obras que mejoren la movilidad.
“La ciclovía existente y los tramos que aún se están construyendo, han sido mal trazados. Aún, por ejemplo, no sé por qué se construyó la ciclovía en una arteria tan transitada y conflictiva como la 10 de Agosto, cuando lo que urge son rutas que enlacen puntos donde fluye el comercio y existe la oportunidad de impulsar el turismo”, piensa.
Invertir en obras de este tipo es invertir en vida. El proyecto piensa en todo y en todos. ¿Es urgente? Sí. Valioso, de ponerlo ya en práctica.
Hoy estos factores han sido tomados en cuenta por los hasta hace poco universitarios, que han planteado crear un circuito que una a la avenida Carlos Julio Arosemena con la calle Dr. Ignacio Cuesta (Miraflores) y esta con Circunvalación Sur hasta llegar a la Universidad de Guayaquil, en la avenida Delta, donde existe ya una ciclovía que se enlaza con Guayarte.
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Leer más“Para que cierre el circuito, sería interesante que el Municipio considere, de tomar en cuenta nuestro trabajo, construir el tramo faltante que va desde Guayarte en la Carlos Julio Arosemena hasta Miraflores, donde inicia nuestra ruta. Estos recorridos podrían replicarse en toda la ciudad”, explica Bastidas; que afirma que el diseño podría adaptarse con facilidad a vecindarios como la Alborada, Sauces y Guayacanes, donde la obra no existe o no tiene continuidad.
Jimmy Martillo, líder del club Ciclistas de la Calle, pone como referencia a la diseñada en la avenida Isidro Ayora, donde debido a la falta de planificación y el irrespeto de los conductores, un menor de edad fue atropellado hace unos días. “El trayecto se parte, no es seguro, tampoco inclusiva, ni ofrece sombra”, cuestiona.
Ahora que existe una ordenanza, es vital complementar el tema. Con obras e infraestructura que mejore nuestra calidad de vida.
Sigue en UCI el menor que fue arrollado en Guayaquil tras salir de la bicirruta debido a que un auto estaba aparcado.
— Diario Expreso (@Expresoec) June 10, 2021
Un reportaje de @JuanDaPonce
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Leer másQuimí y Bastidas lo saben, guardan un registro de las quejas, y por eso en el boceto de su ciclovía -cuya extensión es de 2.970 metro lineales, de norte a sur y viceversa- esta, además de señalética y bolardos en cada esquina, tiene a sus costados aceras mucho más amplias, de mínimo 2,50 metros, y con rampas, también inexistentes.
La ruta que, según explica Quimí, fue desarrollada tomando en cuenta la Ordenanza que regula el uso de la bicicleta y vehículos en Guayaquil (2020), y los manuales internacionales para diseñar una infraestructura cicloinclusiva -como la existente ya en París, Holanda, Amsterdan, Bogotá- plantea que se instalen luminarias cada 40 metros (con cableado subterráneo), así como fuentes de agua, árboles cada 15 metros y zonas de descanso cada 650 metros.
- El proyecto incluye mobiliario de permanencia (espacios para sentarse y que dan sombra). Solo en Circunvalación Sur, habrá al menos cuatro. Y junto a estos, jardineras.
- En los maceteros se sembrará la planta catharanthus roseus en tonos rosado, lila y blanco. Su altura no supera los 40 centímetros.
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Leer más“Queremos además que el suelo por el que camina el peatón sea más vistoso, que tenga adoquines de dos colores cada ciertos tramos, lo que rompería además con la monotonía; y que paralelamente sea más seguro. Planteamos el uso de caminos de piso tipo podotáctil que sirva de guía para personas no videntes”, añade Bastidas; quien asegura que este tipo de detalles, tan elementales como el hecho de tener corredores verdes, generan un impacto psicológico enorme en las personas.
Ella pone como referencia a ciudades de la Sierra, como Ambato y Cuenca, que han adoptado ya esa filosofía de construir metrópolis para el ser humano, que a través de los parques y vías que no prioricen ya al auto, aportan a su bienestar físico y mental.
Para Reyes, si la ciudad mirara más hacia estos proyectos que, como el de los autores, son hechos con materiales permeables que además de reducir las islas de calor y la concentración del dióxido de carbono, el espacio público no sería tan gris, muerto e inseguro, como ahora.
Este es un proyecto que ponemos a disposición de las autoridades. Es un proyecto de movilidad urbano, sustentable e inclusivo, que ha sido diseñado tomando en cuenta normativas nacionales e internaciones. En él se ha pensado en todo; en los materiales con el que se edificará, además de la sombra y beneficio que dará al peatón, al ciclista, a la familia, a Guayaquil.
“Si creamos microclimas y resaltamos los hitos urbanos emblemáticos de Guayaquil, mejoramos su imagen urbana. Desde la facultad ponemos a disposición nuestro proyecto, porque creemos que esa necesidad de querer movilizarnos de norte a sur, de este a oeste sin inconveniente y de forma confortable, no es ya una opción”, sentencia.