Cabezas reducidas en el Museo Municipal
Los análisis fueron expuestos por investigadores al personal de la dirección municipal de Patrimonio.Cortesía

Pruebas de ADN revelan el origen de las cabezas reducidas que reposan en el museo

Exámenes confirmaron a que grupos genéticamente pertenecen estas tzanzas, que por años han sido un atractivo cultural

El hallazgo llama la atención. Las cabezas reducidas que forman parte de la colección municipal de Guayaquil desde principios de siglo XX y han sido un atractivo cultural durante mucho tiempo, mediante procesos y metodologías técnicas, con altos estándares que implicaron protocolos de movilización, seguridad y activación de seguros, fueron sometidas a un escaneo integral para determinar la forma, cortes o costuras que tienen, a fin de establecer si son originales y cuál es su composición formal.

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En el sitio, se extrajeron además muestras para pruebas de ADN para caracterizar las cinco tzanzas genéticamente y determinar a qué grupo humano pertenecen.

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Los primeros resultados

De acuerdo con los resultados, publicados a través de un comunicado oficial la tarde de este 30 de septiembre, todas las tzanzas son humanas, de sexo masculino y corresponden, de acuerdo con el análisis, al grupo nativo americano, es decir, indígenas nativos, desmitificando de esta manera el criterio popular de que uno de ellos era de origen europeo.

"La investigación y pruebas de laboratorio también determinaron que los bienes no tienen microorganismos, sin embargo, se establecieron recomendaciones de almacenamiento técnico, manipulación, conservación preventiva y de exposición que estará siendo implementada en la Reserva Técnica del Museo", se lee en el escrito.

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¿Qué dice la autoridad? 

Para Karina Nogales, directora de Patrimonio Cultural, sostener los procesos de conservación de los bienes patrimoniales a cargo de la Municipalidad, es posible con programas de investigación que fortalezcan los conocimientos y el tratamiento técnico y científico de sus colecciones. De allí, que ambas instituciones promoverán, como parte de un proyecto de museología y con la participación de las comunidades Shuar en la provincia del Guayas, una exposición etnográfica que incluya estos resultados para los próximos meses.

Cabezas reducidas en el Museo Municipal
La investigación y pruebas de laboratorio también determinaron que los bienes no tienen microorganismosCortesía

Tzantzas, la historia

Como publicó EXPRESO años atrás, la tzantza, aquella práctica de reducir cabezas que tenían los pueblos shuar y achuar, que habitaban en lo que ahora es la Amazonía sur de Ecuador, es un tema que aún se trata de descubrir.

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El imaginario que transmiten los jóvenes herederos del ritual es que los guerreros cortaban las cabezas de sus enemigos y las tomaban como trofeos de guerra o amuletos.

Pero hay otra versión para esa práctica. A Tamara Landívar, antropóloga y curadora del Fondo Nacional de Etnografía, le tomó años descubrirla, según contó a este Diario en 2017. “Los ancianos cuentan que se hacía el rito de la tzantza cuando un shuar mataba a otro, era una especie de aleccionador social, cuyo símil en la actualidad es la pena de muerte”, explica.

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Tres de esas cabezas reducidas forman parte de una muestra en Quito (en el Centro Cultural Metropolitano) dedicada a la riqueza etnográfica que estuvo oculta en manos privadas durante años.

Los objetivos, ya en ese entonces, eran desmitificar la idea de que la Amazonía era un territorio baldío y salvaje, según explicó María Elena Bedoya, una de las curadoras, y alejarse del exotismo que rodea a los pueblos amazónicos, y que ha sido descrito en el pasado por antropólogos como el sueco Rafael Karsten.

Ya para 2017, las universidades San Francisco de Quito y la Católica se sumaron al proyecto e hicieron un análisis de ADN de tres tzantzas, algo inédito en el país, para aportar nuevos elementos de análisis

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