La Alborada: parquímetros ‘minan’ los espacios públicos

Al rechazo que los residentes de La Garzota hicieron, por el intento de colocar parquímetros afuera de sus viviendas, se suma ahora la de propietarios de negocios, viviendas y conductores de la ciudadela Alborada y Sauces 8, en el norte de Guayaquil.

Hace aproximadamente quince días, en un tramo de la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur -desde la Francisco de Orellana hacia el parque principal- se colocaron alrededor de 28 parquímetros, en parqueaderos que en anteriores administraciones municipales se crearon para uso público y sin ningún costo. Fue “de la noche a la mañana, sin avisarnos”, cuenta Blanca Pita, propietaria de un local del sector, a quien le preocupa esa instalación al pie de su vivienda, donde también funciona su negocio.

“Nos afecta mucho porque nadie va a querer bajarse para comprar algo porque va a tener que pagar un parquímetro, con el agravante que si se pasa del tiempo se gana una multa”, advierte la residente, al añadir que también pagan impuestos como local comercial y que ahora deberán sumar otro rubro por parqueo. “Nunca nos preguntaron, yo como dueña de local ahora tendré que pagarles por poner mi carro y como dueña de casa también, aparte tengo que estar cuatro horas (tiempo máximo de parqueo permitido) y luego tener que moverme más adelante con el temor de que me roben”, manifestó molesta la comerciante.

EXPRESO consultó a la Agencia de Tránsito Municipal (ATM) cuál es el proyecto que se lleva adelante con la colocación de los aparatos. Qué sitios, sectores o ciudadelas abarca el plan y, puntualmente, en la Alborada cuántos se han colocado. Además, si fue socializado con moradores y dueños de negocios, y si está previsto colocar parquímetros en todos los parqueaderos públicos gratuitos que existen en la ciudad, entre otras inquietudes. Hasta el cierre de esta edición, no recibimos respuestas.

Extraoficialmente, se conoció que la colocación de los aparatos obedece a un proyecto general de instalar 305 parquímetros en el norte de la urbe; pero, tras el reclamo en La Garzota, cuyos residentes se opusieron a la intención y presentaron una queja en la Defensoría del Pueblo, se detuvo el plan para analizar otros sitios. A través de su cuenta de Twitter, Parqueo Positivo, la empresa encargada de instalar los parquímetros, informó el pasado 6 de enero sobre las nuevas áreas de influencia donde aplicará el servicio de parqueo tarifado en Guayaquil, en las zonas de Urdesa y la Alborada.

A Diego Pinos, quien se encontraba en un taller mecánico sobre la avenida Rodolfo Baquerizo, le parece “inaudito” esa nueva forma de recaudación. “El período de arreglo de un carro está entre una hora y dos, 25 centavos multiplicado por ese tiempo, me parece exagerado”, califica el ciudadano. Si bien, analiza que es un punto de orden vial inicial para la ciudad, en el fondo -insiste- se observa una recaudación más de impuestos a través de ese sistema, lo que al final no es la solución. Y lo ejemplifica con los parquímetros que fueron colocados en los parqueaderos del sector de los Albocentros y que ahora pasan vacíos, a diferencia de otros centros comerciales cerrados de la zona. “Voy a uno de ellos tipo 9 de la mañana y están llenos, ¿por qué?, es gratis (...) el otro asunto es que se expone a una multa, definitivamente es inmisericorde, por decirlo menos”, sostiene.

Rogelio Delgado, quien ocupa un espacio de la casa de su suegro como taller, no oculta su molestia. “Esto no es comercial, es zona residencial y Sauces 8 es de interés social (...) nunca nos dijeron nada, es una imposición como todo lo que ha hecho el Municipio”, manifestó el hombre. Mostró una parada de buses que instalaron a pocos metros de su local, donde ninguna unidad se estaciona, pero le quitó espacio al vecindario.

Eduardo Mera, conductor de taxi amarillo, también muestra agobio por el tema. Cerca del sitio, la cooperativa en la que trabaja hace base, pero solo tienen permitido la presencia de tres unidades de 40. Los demás deben buscar dónde estacionarse hasta que los llamen. “Si viene la ATM tenemos que correr porque sino nos toman la foto”, cuenta y cuestiona los parquímetros “en una ciudad donde no hay espacio para el parqueo público”.

Bryan Vásquez y Lisseth Macías también están preocupados. Aunque no han colocado un parquímetro afuera del local que atienden, creen que no estarán exentos de eso. “Aquí llega el camión que demora en subir y bajar la mercadería, y va a tener que pagar, eso generaría un grave problema”, sostiene Vásquez.