Alta velocidad, una mortal afición de los guayaquileños
Esta infracción causó 5.033 accidentes y 182 fallecidos en los dos últimos años. Ni las multas ni fotorradares han logrado frenarla.
La implementación de fotorradares y videocámaras no frenan los siniestros por exceso de velocidad en las vías de Guayaquil. De los 5.337 accidentes de tránsito registrados el año pasado, 2.496 fueron ocasionados por cometer esa infracción. El resultado: 182 fallecidos (ver gráfico).
Uno de los hechos por esa causa ocurrió el pasado 24 de noviembre en la autopista Narcisa de Jesús, frente a la urbanización La Romareda. Una camioneta que iba a exceso de velocidad perdió pista y se impactó contra un poste de líneas de subtransmisión. Como consecuencia, una persona murió y otra quedó herida.
Con 190 hechos y 8 personas fallecidas, la arteria estuvo en la nómina de las vías con mayor siniestralidad del 2019.
La Perimetral, Francisco de Orellana, vía a Daule, Pedro Menéndez y Barcelona están entre las arterias ‘tradicionales’ con registro de siniestros por el abuso de la velocidad.
Tengo treinta años conduciendo. Al inicio tuve dos accidentes. Con la madurez me hice responsable, aunque en ocasiones uno se encuentra con choferes locos.
Por la misma causa, la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) incluyó en la ‘lista negra’ a otras vías del norte de la ciudad, como son el ingreso a Socio Vivienda, Casuarina (entrada de la 8), José María Egas y Leopoldo Carrera Calvo (Ceibos); mientras del sur está la Cacique Tomalá (Guasmo).
El exceso de velocidad y el irrespeto a las señales (la segunda causa de siniestros) dificultan al conductor el control del vehículo, lo que puede terminar en choques laterales, atropellamientos y colisiones.
La culpa es compartida, peatón y conductor. No es un justificativo de que las vías están en mal estado. Las autoridades deben preocuparse en campañas de educación vial.
Pero, ¿cómo reducir los siniestros en las vías por el exceso de velocidad?
Para el control, la ATM resalta que habilitó 9 cámaras en las paradas de la metrovía; además están distribuidos en la ciudad 48 fotorradares y 4 radares. Añade los operativos para buses urbanos y las campañas de educación vial.
“La estrategia nos ha permitido reducir dos por ciento de los siniestros, en comparación a los dos últimos años”, destaca Christian Rochina, director de Estadística de la entidad, quien añade que en el 2018 sancionaron a 101.747 conductores por abusar de la velocidad; y el año pasado multaron a 75.408 choferes por cometer esa infracción.
Freddy Granda, jefe de Planificación de la ATM, confía que la siniestralidad bajará con los operativos que incluirán la prueba de alcoholemia y una vez que los vehículos cumplan con la revisión técnica.
El urbanista Johnny Cóndor sostiene que la manera desordenada en la que se ha desarrollado Guayaquil ha incidido en la afectación en el tránsito, “por lo que el Municipio ha tenido que adaptarse a esa situación”.
“Los conductores también tenemos culpa, porque incumplimos con las normas de tránsito”, expresa.
Sin deslindar la responsabilidad de los choferes, Buster Maldonado, principal del gremio de taxistas ‘Poder Amarillo’, considera que la insistencia en las infracciones es una muestra del desorden social, como consecuencia de que no hay un trabajo profundo en educación vial, “lo que existe es solo un maquillado”.
Maldonado, quien dirige a 40 cooperativas de taxis, opina que debe ser como política de estado las campañas masivas de concienciación sobre el respeto a las normas de tránsito, “la misma que debe difundirse desde párvulo”.
Pero para concretarlo, considera fundamental que las autoridades sean parte del proceso. “No es justo, por ejemplo, que sancionen a usuarios por no exhibir placas o usar películas antisolares, cuando carros de uniformados incumplen con esas normas”, remarca.
De qué te sirve que seas responsable en el volante si te topas con conductores irresponsables. Las autoridades deben poner mayor atención en esas personas.
Alejandro Ulloa labora como conductor de un expreso escolar desde hace una década. La responsabilidad de movilizar niños y jóvenes lo obliga a conducir con precaución.
Para Ulloa, una de las causas que altera la psicología de ciertos choferes es el tablero del vehículo, donde se exhibe que la velocidad máxima es de 200 kilómetros por hora, cuando las leyes de tránsito establece que es la mitad. “El Gobierno debería normar ese tema con las industrias automotrices; también insistir en la instalación de dispositivos que advierta el exceso”, opina.
Lorena Yánez habita desde 14 años en Los Vergeles, sector en donde afirma son continuos los siniestros protagonizados por motos. “Previa a la emisión de la licencia, a los conductores en general deben obligarlos a que aprendan las leyes... las desconocen”, enfatiza.
Multa. Por exceso de velocidad del rango moderado, la sanción es 30% del salario ($ 120). Fuera del rango es un salario ($ 400), 3 días de retención y 10 puntos menos en la licencia.