Alumnos: Simulador y pruebas tienen preguntas diferentes
Hay rostros de alegría y tristeza, al término de la Ser Bachiller. Los cuestionamientos por la evaluación se mantienen. El examen concluye este jueves
La preocupación de los estudiantes que rinden la prueba Ser Bachiller se mantenía este miércoles 22 de enero, a un día de que concluya la evaluación que les sirve para graduarse en el colegio y postular para una carrera en el sistema de educación superior.
A decir de varios estudiantes consultados por Diario EXPRESO, la preocupación surge por lo complicado que les resulta contestar en dos horas y media, las 120 preguntas del examen que mide conocimientos en cuatro campos: Matemáticas, Lengua y Literatura, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.
Víctor Ogoño
estudiantes del colegio Vicente Rocafuerte
Rostros alegres y tristes deja la prueba Ser Bachiller
Leer másIncluso, algunos muestran su asombro porque durante su preparación, en el simulador oficial del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), obtuvieron buenos resultados; mientras que en la prueba no lograron alcanzar el objetivo.
“Esto pasa porque las preguntas o temas del examen son diferentes a las del simulador. A mí no me tocó ninguna de las que contenía el cuestionario del Ineval”, aseguró Fátima Martínez, estudiante del Colegio Durán, ubicado en el cantón del mismo nombre.
Ella rindió la prueba en el auditorio del colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil, que funciona como megasede para recibir a los estudiantes de otras instituciones educativas que no cuentan con laboratorios para desarrollar la jornada.
En el lugar se observaron dos panoramas. El uno era de alegría de quienes habían logrado más de 100 aciertos; y el otro era de tristeza para los que no habían obtenido ni siquiera la mitad de estos.
Fátima Martínez, del colegio Adalberto Ortiz Quiñónez, era una de las emocionadas. “Tengo 99 aciertos. Valió la pena la mala noche que pasé”, repetía una y otra vez, mientras mostraba el certificado que imprimió al término de la prueba, que confirmaba lo dicho.
María Gracia Miranda estudiante de la Unidad Educativa Nueva Semilla
Una situación similar experimentaba Jennifer Auria, de 17 años, del colegio Vicente Rocafuerte, quien a las 11:45 salió saltando desde uno de los laboratorios donde entre lunes y jueves deben rendir la prueba 662 estudiante.
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Leer másSu alegría era porque había logrado 98 aciertos, que según sus cálculos le permitirán no solo graduarse, sino también postular para un cupo en el sistema de educación superior. Quiere estudiar Administración de Empresa.
“Me capacité por mi cuenta y de diferentes maneras; en el colegio también nos prepararon; incluso practiqué en el simulador donde obtuve buenos resultados. Además, el fin de semana, me la pasé repasando temas que me dieron desde octavo año. Creo que por eso he podido salir bien en la prueba”, manifestó, mientras miraba el certificado con los aciertos.
A diferencia de Fátima y Jennifer, el rostro de María Loor, del Colegio Durán, era de tristeza porque solo había logrado 45 aciertos. “Creo que no obtendré un cupo para la universidad”, dice acongojada, mientras otras compañeras, que también tenían el mismo problema, la consolaban.
“No sé qué pasó. Me preparé el fin de semana y me amanecí estudiando, pero no pude responder todas las preguntas. Estaban difíciles, especialmente las de Matemáticas y Física. Además había mucho contenido que nunca vi en clases”, dijo la menor, quien ni siquiera se acordaba las preguntas que no había podido responder.
En otros colegios de la ciudad el panorama era igual. En la Unidad Educativa Nueva Semilla, por ejemplo, habían chicos que pasaban los 100 aciertos y otros que tenían menos que eso. Los primeros aseguraron haberse preparado durante todo el año lectivo para esta jornada. El segundo grupo reconoció que sí estudiaron, pero que les faltó más empeño.
La rectora del plantel, Martha Córdova, cree que se debería buscar otros mecanismos de evaluación para el ingreso a la universidad. “La prueba Ser Bachiller los estresa y los chicos se sienten presionados ante la posibilidad de no lograr un cupo para seguir estudiando. Incluso, muchos se olvidan de lo que han estudiado, por lo que finalmente el examen de dos horas y media no refleja lo que ellos saben o han aprendido en su vida estudiantil”, explica la maestra con más de 40 años de trayectoria.
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Leer másElla sugiere que cada universidad, al igual que lo hace la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), tome su prueba y admita a los estudiantes en las carreras respectivas, tomando en cuenta sus habilidades y destrezas.
Carlos Viteri, docente del colegio Adalberto Ortiz, asegura que los chicos que se prepararon a conciencia son los que han obtenido buenos puntajes, frente a aquellos que no lo hicieron o dejaron todo para última hora. “El problema no es la prueba, sino el empeño que le pone cada estudiante”, anota.
Ana Morales, madre de familia, presume que el hecho de que unos tengan mejores aciertos que otros se debe a que las pruebas se filtraron y muchos consiguieron las respuestas con anterioridad a la evaluación. “Debe haber más control y adoptar mecanismos más certeros para evitar que esto se repita y se perjudique a muchos estudiantes”, puntualizó.