Los apagones empujan a los expresos de Guayaquil a replantear sus rutas

En medio de los apagones que han obligado a empresas e instituciones educativas a cambiar sus horarios de ingreso o salida, los expresos escolares de Guayaquil han recibido un duro golpe a su economía, pues el choque de horarios y virtualidad los ha obligado a cancelar rutas en medio de esta emergencia.

Las empresas de transporte escolar, que, además de movilizar a colegiales también ofrecen su servicio a empresas y universitarios, esto después de dejar a los jóvenes, han tenido que reprogramar sus rutas por el cambio de horario en colegios vespertinos, que pasó de 18:00 a 17:00. Este cambio choca con la salida de los trabajos, lo que ha complicado sus labores adicionales.

Por priorizar la movilización de los jóvenes, los servicios a compañías se han visto afectados. Se tuvo que contratar reemplazos, cancelar rutas o llegar tarde a sus destinos. En el caso de las universidades, varias cancelaron sus clases y optaron por la virtualidad, lo que obligó a reducir rutas, por ende, ingresos.

Sin embargo, el pasado 23 de septiembre el panorama fue peor, pues para este día se había previsto que incluso los horarios de ingreso cambien. Esto coincidió con la entrada a oficinas, lo que generó una serie de atascones en todo el Puerto Principal. Poco después el Ministerio de Educación optó por restablecer el horario habitual para las clases matutinas, pero la salida de las instituciones vespertinas, que permanece a las 17:00, sigue complicando las actividades.

Afectaciones económicas

Jerry Saltos, gerente de la cooperativa Los Académicos, detalla que del total de sus rutas nocturnas ha perdido entre un 30 % y 25 % de ellas por el cambio de la salida de colegios vespertinos.

“Con los colegios mantenemos el servicio, pero las empresas medianas y pequeñas, las que no tienen generadores para mantenerse en su horario habitual, se ven afectadas. También universidades y tecnológicos, porque se fueron a la virtualidad o no nos da el tiempo. Hemos tenido que cancelar varias rutas sí o sí”, comenta.

Asimismo, José Reyna, gerente de la cooperativa Sedarey, también ha tenido rutas afectadas, no en la misma medida que Saltos, pues por lo general cubre con frecuencia rutas matutinas.

“Para el inicio de esta semana no solo se complicaba hacer la movilización de los colegios, también de empresas; aunque ya se ha regulado, aún hay ciertos colegios que tienen un horario distinto, eso nos ha golpeado con ciertas rutas, pero no estamos tan complicados como el lunes”, comenta Reyna.

Gilda Coello, conductora de esta misma cooperativa, explica que con este cambio ha tenido que abandonar otras rutas con empresas para no dejar sin transporte a los colegiales.

En el caso de Cristina Carrasco, gerente de la cooperativa Davi Torres, asegura que no ha cancelado ninguna orden con empresas o unidades educativas. Pero sí ha tenido que gastar más recursos y ha presentado demoras con tal de cumplir con sus contratos.

“Los conductores de la cooperativa han tenido que buscar quién haga sus órdenes con otras empresas o colegios si ellos no pueden, pero no se ha dejado a ninguna de ellas sin transporte”, asevera. Sin embargo, acepta que el gasto se ha incrementado.

Los guayaquileños son los más afectados

Pese a todas estas medidas, los ciudadanos siguen sufriendo las consecuencias, como es el caso de Daniel Moreno, guayaquileño que vive en la Alborada y labora al sur de la ciudad, cerca de la ciudadela La Pradera, razón por la que contrató un servicio de expreso. Servicio que canceló sus rutas con él.

“Por la emergencia priorizaron llevar a los chicos de escuela y como están en mi mismo horario ya no me puede llevar. En lo que va de la semana gasté 30 dólares, cuando pago mensualmente 70 dólares por expreso; es insostenible esta situación”, comenta.

Asimismo, el guayaquileño Miguel Cedeño ha tenido que buscar alternativas, en su caso, pide ayuda de sus compañeros para acercarse a su domicilio y no gastar grandes cantidades en un taxi.

Mientras que Daniela Moreno, madre de familia, ha tenido que sufrir demoras. “Mi hija ha llegado un poco más tarde, pero entiendo, no tienen suficientes rutas. La cooperativa que trabaja en su escuela nos prometió que desde el viernes regularán el servicio, pero como ha evolucionado la emergencia, lo veo muy complicado. Creo que tendré que recogerla porque también me da miedo que llegue muy tarde”, argumenta.

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