APAGONES EN SAMBORONDON
Arianna, la quinceañera, fue maquillada con unas linternas.ALEX LIMA

Apagones no frenan la celebración: quinceañera a oscuras en Samborondón

La familia preparó la pachanga con más de seis meses de anticipación y no quería quedarse con ganas de bailar

Con angustia, Sandra Lavayen esperaba que fueran las 21:00. Caminaba de un lado al otro de la calle mientras sostenía su teléfono en la mano para alumbrar sus pasos y revisar cuánto faltaba para que fuera la hora en la que, según la programación del corte, volviera la energía en el Buijo Histórico, zona de Samborondón (Guayas).

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Para ella era necesario que la luz no ‘caminara’ a paso de tortuga, pues había invitado a 250 personas a celebrar los 15 años de su hija Arianna, aquella noche del sábado 9 de noviembre, y el apagón la había sorprendido, obligándola a ponerle pausa a los preparativos.

Había planeado el festejo desde abril de este año, mes del cumpleaños de su niña, y una semana antes de la quinceañera se aseguró de que los cortes no interfirieran en sus planes. “No nos afectaba (el corte) porque todos eran en la tarde, pero cambiaron todo y ni nos enteramos de esa variación”, mencionó.

Estaba nerviosa. Aún no vestía el brillo preparado para esa velada especial. En cambio, su hija ni siquiera iba por la mitad: no se había planchado ni cepillado el cabello y el ‘colorcito’ en su rostro estaba tardando, pues la maquilladora debía ir con paciencia, ya que tampoco tenía iluminación.

De un momento a otro, un par de minutos después de las 21:00, las mesas con flores y la decoración para los bocaditos y la torta brillaron cuando regresó la energía. “¡Ehhh!”, gritaron todos.

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Primos, tíos y amigos corrieron para ubicar los últimos detalles. “Igual tenemos un generador para la música. La fiesta será hasta las seis de la mañana y no nos vamos a quedar sin bailar”, enfatizó.

Pero mientras Sandra estaba preocupada por su fiesta, Fausto Bohórquez, dueño de una tienda a pocas cuadras de donde celebraban, atendía a sus clientes con tres velas que ya estaban en las últimas. “Ya ni velas conseguimos. En el centro (de Guayaquil) no quieren vender solo velas las importadoras, se debe comprar otros objetos para que incluyan las velas en la lista”, se quejó.

Los negocios también quedan afectados

Él detalló todas las peripecias que ha debido esquivar para continuar operando en su local. “Se me ha dañado un congelador por las variaciones de voltaje y he tenido que pagar más de lo usual en la planilla. No entiendo cómo es que no hay luz, pero se paga más”.

Otro de los motivos que han preocupado a Fausto y a los integrantes de las más de 300 familias del Buijo, que ha sido nombrado como Pueblo Mágico por el Municipio de Samborondón, es el incremento de la delincuencia.

“Hace unas tres semanas robaron tres tiendas en una misma noche. No les importó nada a los ladrones y se metieron a los tres negocios. Sabemos que no es nadie de este sector porque todos nos conocemos, son personas que vienen a hacer el mal”, refirió. La oscuridad y la inseguridad, por su parte, han disminuido las visitas de turistas en el sector que fue potenciado por el Cabildo del cantón como un lugar pintoresco.

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