Aprender a manejar sin luz en Guayaquil dificulta su aprendizaje
Semáforos sin energía y calles convulsionadas obstaculizan las clases de conducción
Semáforos apagados, tráfico colapsado e insuficientes agentes de tránsito en las calles: no son las condiciones usuales para recibir clases de manejo, pero es la vía que le toca tomar al ciudadano para cumplir su meta de ser -oficialmente- un conductor.
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Leer másDiana Rivera, de 20 años, se inscribió en una escuela de conducción cerca de su domicilio, en La Aurora, Daule. Le tocó, pues debido a sus crecientes responsabilidades necesita tomar el auto de su familia. ‘‘A las prácticas iba primero en la mañana, sin mucha novedad, pero me cambié a un horario en la tarde por complicaciones de tiempo. Fue horrible en esas horas; tras que había tráfico, no había luz. No supe cómo salir del centro comercial donde queda la escuela. Me bloqueé, casi me choco, y el instructor tuvo que cambiar de asiento para ayudarme’’, narra Rivera, agregando que en una semana termina sus clases prácticas y solo ha podido manejar en circuitos cerrados de La Aurora, mas no en calles principales. La joven estudiante concluye: ‘‘siendo sincera, con estas prácticas aún no me siento lista para conducir’’.
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Leer másAunque por su parte, la Agencia Nacional de Tránsito dijo a EXPRESO que su demanda y horarios de atención no se han visto alterados por los apagones, las escuelas de conducción han tenido que adaptarse a una nueva realidad e innovar para garantizar que de sus academias egresen conductores responsables y preparados ante cualquier circunstancia.
‘‘A nosotros nos afectan los cortes al menos ocho horas diarias. Son franjas de cortes en horarios donde damos clases, alterando nuestra logística’’, cuenta Adrián Galarza, representante de ConduAcademy, institución ubicada en la autopista Narcisa de Jesús, norte de Guayaquil. ‘‘Para evitar molestias a los estudiantes, hemos anulado tres horarios. A las siete de la noche, por ejemplo, el aspirante a conductor no practicaba, por el tráfico pasaba parqueado ante un semáforo que no sirve’’, contó Galarza. En su academia, sin embargo, han priorizado dar un buen servicio a sus clientes, por lo que ampliaron cupos en los horarios menos convulsionados.
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Leer más‘‘Estos cortes son variados, lo que lo hace un dolor de cabeza. Nosotros para garantizar que el alumno cumpla con el 100 % de sus prácticas hasta los recogemos con los vehículos y el instructor, si es que su domicilio queda cerca a nuestra escuela. Este es nuestro valor agregado para evitar el ausentismo y que no haya la suficiente práctica’, dijo, detallando que esta crisis energética le ha provocado una reducción del 30 % en sus ventas.
Porcentajes similares maneja el Automóvil Club del Ecuador, Aneta: ‘‘Entre el 30 % 40 % menos’’, especifica el director de la agencia del Centenario, Omar García. ‘‘Entendemos que no solo sienten un riesgo a un siniestro, sino también a la inseguridad de conducir sin luz’’, interpreta García. Él reitera que lejos de ver los apagones como un obstáculo -por las pérdidas-, lo toma como un desafío para brindar a sus estudiantes una correcta educación vial y la preparación para escenarios reales. García se regocija en decir que a pesar de la falta de luz, no ha tenido reporte de ningún accidente durante sus clases y que de igual manera han capacitado a sus tutores para adaptarse a la situación.
‘‘Aquí nosotros apelamos a la concientización de las personas, porque se ve mucha imprudencia y ‘viveza criolla’; necesitamos más cordialidad. Durante los apagones los autos van a velocidad y pitando, creyendo que su vida es la más importante, irrespetando el procedimiento en una intersección no regulada (sin semáforo)’’, agregó.
De esta forma, distintas academias ajustan sus metodologías a la coyuntura local, donde las tareas cotidianas pierden claridad por los racionamientos eléctricos. Ellos, aseguran, brindarán todo a su alcance para formar conductores responsables; para ellos, esta experiencia dará la razón a aquel dicho popular que cita: ‘‘quien sabe manejar en Guayaquil, puede manejar en cualquier lado’’.
Los estudiantes, por su lado, exigen a las autoridades cumplir con los horarios de corte de energía programados. “Voy a mis clases en el horario que se supone que debe haber luz y no hay. Muero de miedo en el camino. Me ha tocado ya varias veces salir a conducir sin luz, sin semáforos ni agentes. Es una locura que viendo la crisis que estamos pasando, no haya más personal. Y no lo digo solo porque estoy aprendiendo a manejar y se torna difícil hacerlo bajo estos escenarios. Mis padres, mis tíos, amigos perciben lo mismo: todos intentando llegar a sus destinos sin el aporte de la autoridad de tránsito”, señaló Carla Domínguez, habitante de la Alborada.
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Leer másAsí está trabajando la Agencia Nacional de Tránsito
EXPRESO consultó a la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) cómo han adaptado sus servicios (como la emisión de licencias) a raíz de los racionamientos eléctricos. Esto respondieron:
‘‘Las 55 oficinas de la ANT, ubicadas en todo el país, atienden con normalidad los trámites de licencias y mesas de servicios, incluso los días que se ha dispuestos teletrabajo o feriado. En la agencia matriz, por ejemplo, disponemos de planta de energía eléctrica, por lo que el servicio no se ha visto interrumpido; sin embargo, en caso de afectaciones por situaciones externas el usuario siempre es atendido. En las oficinas afectadas por los cortes, en las horas que se dispone electricidad se atiende los turnos emitidos previamente, para lo cual los usuarios deben presentar el turno impreso. No se requiere reagendar las citas. Los funcionarios tienen la obligación de dar atención a la ciudadanía’’.
No obstante, esta aseguran que hay demoras. “Como en todos los servicios, hay atrasos. Los apagones trastocaron todo”, se quejó Marco Suárez, ciudadano.
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