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Clima. Con paraguas, ciudadanas se protegen de los rayos solares en la avenida Carlos Luis Plaza Dañín, norte de Guayaquil. Sobres las aceras faltan espacios que brinden sombra.Joffre Flores

Guayaquil: áreas verdes y azules para reducir el calor en la zona urbana

Las altas temperaturas agobian a los porteños en diversas épocas del año. Especialistas recomiendan planes de reforestación e integrar cuerpos de agua

Utilizando un paraguas, María Villacrés caminaba por la avenida Francisco de Orellana para dirigirse a una oficina donde debía entregar documentos. El sol del mediodía golpeaba sin clemencia, como es costumbre en Guayaquil. Aunque vestía ropa cómoda, varias gotas de sudor bajaban por su frente.

“Estoy haciendo trámites, pero no puedo con el sol, tengo miedo de desmayarme o que me dé un golpe de calor. Prefiero prevenir”, dijo la ciudadana.

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Si bien varias palmeras adornan el parterre central de esa importante vía del norte porteño, no bastan para generar sombra.

A pocos metros, vendedores comercializaban agua y bebidas energizantes en botellas. Esperaban que el semáforo cambie a rojo para ofrecer sus productos. En menos de 1 minuto vendieron cinco botellas a conductores que transitaban por la vía.

Aquellas personas que esperaban un bus para movilizarse buscaban la sombra en las partes bajas de edificios y establecimientos apostados en la zona. El calor agobia, aunque parezca que los guayaquileños estén acostumbrados a este clima.

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El promedio anual de la temperatura en la urbe porteña fluctúa entre los 26 y 27 grados centígrados. En meses como noviembre, la ciudad ha experimentado incluso más de 34 grados centígrados, con una sensación térmica que llega a los 40.

Pero la tendencia, según los pronósticos climatológicos de entes oficiales, es que la temperatura promedio se incremente en los próximos seis años.

Expertos consultados por EXPRESO indicaron que es posible reducir la temperatura de Guayaquil con la aplicación de varios lineamientos sugeridos.

María del Pilar Cornejo, oceanógrafa y docente en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), explicó que es prioritario identificar las islas urbanas de calor para que las autoridades prioricen acciones.

Habló sobre las soluciones verdes y azules. La primera trata sobre la arborización en espacios urbanos, así como el incremento de jardines y el cambio de material utilizado en aceras.

Las soluciones azules se enfocan en la implementación de cuerpos de agua artificiales. “Por ejemplo, un lago genera una especie de efecto de enfriamiento del aire que está sobre él”, explicó.

Con ella coincidió el arquitecto Héctor Hugo, presidente de la fundación Larkin, al decir que se debe pintar “de verde y de azul” la urbe porteña.

“Se lo puede hacer a nivel de edificaciones, generar grandes y amplios corredores verdes, con suficiente sombra, con vegetación, con especies nativas y endémicas, tratar de que no sean, en la medida de lo posible, especies introducidas debido a que requieren mayor mantenimiento”, manifestó Hugo.

En las nuevas construcciones se han perdido los portales. Se deben usar materiales para orientar las casas en función del sol, viento.

María del Pilar Cornejo, oceanógrafa de la Espol

Xavier Cornejo, docente de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, sostuvo que una planificación de reforestación en la ciudad debe integrar espacios en sus alrededores y sobre todo enfrentar al cambio climático.

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Guayaquil necesita conservar y recuperar sus bosques nativos, porque ejercen una influencia benéfica, aportan parcialmente a regular el clima. Mientras más lejos y deteriorados estén menor será su influencia”, sostuvo Cornejo.

Que la ciudad tenga una transportación urbana masiva de primer orden es una de las soluciones que proponen a largo plazo los especialistas.

El transporte es un gran emisor de calor en la ciudad y es un emisor que se va moviendo”, sostuvo la oceanógrafa Cornejo, explicando que dándoles un mejor servicio a los usuarios, podrán comenzar a reducir el uso de sus vehículos particulares.

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“Si tenemos horarios, si yo pudiera salir y coger un bus para ir a Espol y sé que va a pasar a una determinada hora y que se demora tanto en llegar a mi destino, entonces no tendría que usar mi auto. Esto implica una redefinición de qué es lo que queremos en la ciudad”, expresó.

Hugo sostuvo que el uso de vehículos eléctricos debe ser incentivado por las autoridades para contrarrestar la contaminación por motores a combustión.

Desde el Cabildo se deben estimular nuevas construcciones enfocadas en brindar sombra a los peatones y espacios verdes, refirieron los especialistas.

María del Pilar Cornejo indicó que, a través de ordenanzas elaboradas bajo el criterio de gremios de la construcción y arquitectura, las próximas edificaciones podrían contar con portales y terrazas verdes.

“Si hay ordenanzas que dicen que debo usar materiales para orientar las casa en función del viento, en función del sol, entonces gasto menos energía eléctrica, menos refrigeración y ese calor que emiten todos los aires acondicionados que tenemos encendidos ahora, también van a disminuir”, manifestó.

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Y desde los barrios, el cambio debe comenzar con la siembra de especies nativas por parte de los vecinos. “Sembremos árboles autóctonos que nos den sombra. Tenemos samanes, acacias, caoba, un montón de árboles nativos que están aquí en la ciudad”, dijo la investigadora.

Las implicaciones del estrés térmico es otro tema tratado por los especialistas. Conociendo sus efectos, la ciudadanía puede actuar a conciencia.

A nivel de edificaciones, se deben generar grandes corredores verdes, con suficiente sombra, vegetación y especies nativas.

Héctor Hugo, arquitecto

“Todas estas personas que están afuera, que están trabajando en la calle, caminando (con frecuencia), sepan que están expuestos a problemas como dolores de cabeza, náuseas, desmayo, en los cuales tienen que actuar rápidamente para enfriar su cuerpo. Llega un punto en el que le pueda dar un infarto por las altas temperaturas”, sostuvo la catedrática Cornejo.

Es vital no perder más tiempo sin planes integrales.

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