Aspy Band
Parte del grupo Aspy Band en el ensayo en la sala de una casa.Miguel Canales León

Aspy Band, un grupo musical que rompe barreras

Son jóvenes que representaron a Ecuador en el festival internacional musical. Tienen asperger, lo que los limitan interactuar, mas no sus bríos

Abrirse camino ante cualquier dificultad es el ejemplo que dan siete jóvenes que tienen el síndrome de Asperger, un tipo de autismo, lo que no les ha impedido hacer música.

La celebración es internacional, por eso en países como India se desarrollan festivales donde los niños con autismo son los protagonistas.

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Ellos, todos residentes de Guayaquil, no se dejan vencer por el trastorno de neurodesarrollo que tienen, que se caracteriza por las dificultades sociales y comunicativas. Siguiendo su don artístico formaron la agrupación Aspy Band.

Su expresión musical es nítida, entonada y llena de inspiración. Por esto, los siete representaron el mes pasado a Ecuador en el festival inclusivo internacional musical de autismo, que fue organizado en Miami.

Aspy Band
Andrew Lau Andrade el baterista de Aspy Band en un ensayo.Miguel Canales León

El evento fue virtual. Los jóvenes tuvieron que filmar su participación y lo lograron usando la tecnología que cualquier ciudadano posee ahora, es decir no usaron cámaras profesionales. Aquí lo que se impuso fue el don de hacer buena música. “Fue tan bueno que un medio de comunicación de Miami se interesó en entrevistarlos, pero eso también tuvo sus complejidades porque tienen asperger”, comenta Fernando Navia, padre de uno de los chicos de la banda musical.

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Pero estos jóvenes no solo han tenido que luchar con sus limitaciones, sino también con la falta de instrumentos musicales. El grupo tiene tres años, pero las guitarras, el bajo, el teclado y la batería los obtuvieron recién el pasado abril con la ayuda de auspiciantes. Antes ensayaban con aplicaciones que existen de los artefactos musicales.

La mayoría aprendió con tutoriales digitales, tocan por oído, aunque luego aprendieron a leer partituras, que es donde se escriben los sonidos de una obra musical.

Aspy Band
Christian Cabrera Triviño,  Daniel Trujillo Torrestagles,  Xavier Borja González y Ariel Bourne Morán, miembros de Aspy Band hacen terapia de respiración y corporal.Miguel Canales Leon

Sus ensayos son diferentes. No empiezan afinando sus instrumentos musicales, como lo haría cualquier otra banda musical. Primero hacen ejercicios de respiración y corporales para que estar relajados y así poder expresarse a través de la música. Esta actividad puede durar hasta 45 minutos, cuenta Elisa Andrade, la profesora de música que voluntariamente trabaja con ellos.

Hasta ahora han ensayado solo ‘covers’. Recién el próximo noviembre van a presentar su primer tema inédito. El tipo de música que tocan es rock de la década de los 80.

El vocalista y guitarrista principal es Juan Diego Navia Bruzzone, de 18 años de edad, que acaba de terminar su formación secundaria y va a estudiar Producción Musical en la Universidad de las Artes. Él habla tres idiomas (español, inglés e italiano) y es el fundador de Aspy Band. Le nació la necesidad de hacerlo por la pasión que tiene por la música. Es el que más ha aprendido a interactuar con las personas a partir del arte.

En la entrevista con EXPRESO fue evidente que las personas con asperger no miran al rostro a su interlocutor. Da la sensación de que no están prestando atención, pero no es así. Se toman su tiempo para responder. Todos tienen un tono de voz que denota entusiasmo y alegría. Su vida está encendida, no han metido sus sueños en las limitaciones del síndrome, sino que se han abierto a la musicoterapia para alcanzar sus metas.

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“Al hacer música estamos demostrando que sí es posible romper barreras”, indica Navia tras hacer la invitación al equipo de este Diario de aprender a cantar. Al escuchar: “No sabemos cantar bien ni los pollitos”, reaccionan con la actitud que los ha llevado a tener éxito: uno a uno fue explicando que de la mente hay que borrar la expresión “no puedo”. Esto lo consideran un estereotipo, y ellos se han liberado hasta de eso.

Xavier Alejandro Borja González, de 17 años, es la segunda voz en la banda, toca guitarra y batería. Está en segundo de bachillerato.

Aspy Band
Patricia Bruzzone encomia a su hijo, Juan Diego Navia, vocalista de Aspy Band.Miguel Canales León

Si escucharlos cantar impresiona, más aún el saber que la mayoría habla más de un idioma. Por ejemplo, Christopher David Mina Caicedo habla seis: español, inglés, francés, ruso, portugués e italiano. Dice que aprende esto por pasatiempo. Él estudia Ingeniería Mecánica en la Espol, y en la banda canta y toca guitarra. “Me siento excelente haciendo música. Al estar aquí he descubierto habilidades que no sabía que tenía”, cuenta.

En el grupo, Andrew Martín Lau Andrade es uno de los más inquietos. Durante la entrevista no para de moverse sobre la silla. En él, es más marcado el no mirar a los ojos al hablar, pero tiene un intelecto superior, al igual que el resto de sus compañeros: canta en español, inglés, alemán, italiano, japonés, chino y ruso. En el grupo toca la batería, pero también sabe piano, guitarra y violín. Estudia Producción en Medios de Comunicación en la Espol.

Aunque para ellos la música es parte de su terapia, eso no implica que no se preocupen por combinar bien todos los elementos artísticos para tener un buen performance, resalta Daniel Andrés Trujillo Torrestagles, quien toca el bajo y canta, y se graduó en Tecnología en Infografía y Diseño Gráfico.

Aspy Band
La profesora de música, Elisa Andrade, da clase a los miembros de Aspy Band.Miguel Canales León

También es parte del grupo Ariel Ricardo Bourne Morán, quien toca piano y canta, y en la universidad estudia Ingeniería Ambiental. El séptimo de la banda es Christian Vladimir Cabrera Triviño, el más joven, quien cursa el décimo año y tiene 15 años de edad. Él toca el sintetizador en la banda, aunque también sabe de piano.

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Los padres concuerdan en que la música ha ayudado a los jóvenes a interactuar un poco más socialmente. “¿Cómo las notas musicales los ayudan a expresarse pese al síndrome? No lo sé, pero es un aliciente verlos contentos y nos llenan de orgullo el que hayan representado al Ecuador en el festival internacional de música”, expresa Navia, quien presta su casa para que la banda ensaye tres veces por semana y quiere que más personas disfruten del talento que tienen los jóvenes, en lugar de que pongan más atención a que son personas con asperger.

Los miembros de la agrupación también sorprenden porque han aprendido a usar el metrónomo, que es un aparato utilizado para marcar el tiempo o pulso de las composiciones musicales. Esto ayudó a que después de ensayar virtualmente durante más de un año, al hacerlo de forma presencial se acoplaran enseguida, demostrando que todo es posible cuando no se renuncia a los sueños, se trabaja con valor y coraje. Como lo ha logrado Aspy Band.

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tienen discapacidad intelectual y 5.488 discapacidad psicosocial en Guayaquil, según el Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades.

EXPERTOS

  • Un detonante de habilidades

La música es un detonante de habilidades para las personas, independientemente de que tengan asperger o no, indicó a Diario EXPRESO la psicóloga Paola Zambrano, presidenta de la Organización de Autismo en Ecuador.

Agregó que desarrollar este arte, para quienes tiene el don, les ayuda a mejorar su autoestima, seguridad y se sienten útiles. En el caso de quienes tienen asperger, les abre el umbral de la comunicación, porque se están expresando a través de la música y eso les ayuda.

La música para ellos se vuelve un canal de regulación sensorial y con ello se logra mejorar la interacción social. En las personas que tienen este tipo de síndrome, son altos los niveles de ansiedad, el temor a la socialización y la dificultad para vincularse con otros.

ReplicarLos miembros de Aspy Band han aceptado un nuevo reto: enseñar a otras personas a cantar y tocar un instrumento musical. Serán profesores de musicoterapia.
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“Entonces, en el caso de Aspy Band, ellos disfrutan de hacer música y por eso tienen éxito. Los he escuchado y realmente son extraordinarios. Se nota que disfrutan de la pasión que tienen por la música”, manifestó Zambrano.

Formar el grupo y tocar escuchándose entre sí es un reto para ellos, porque el síndrome hace que les resulte difícil la interacción social, de tal manera que son un ejemplo por no enfrascarse en el ‘no puedo’, sino que se enfocan en su meta, que para ellos es la música, y lo logran con éxito.

Es un punto de vista que comparte la profesora Elisa Andrade. Ella resalta que la musicoterapia sirve hasta para mejorar la motricidad. “Aquí la clave es aprender a concentrarse y aprender a oír, que no es lo mismo que escuchar. La humanidad en forma general requiere aprender a oír, esto ayudaría a solucionar muchos problemas”, manifestó la maestra.