Astilleros en Guayaquil
Sobre la calle 5 de Junio, en la ribera del río Guayas, los astilleros mantienen sus labores. Es el último rincón que guarda historia pura de Guayaquil y que no debe perderse.FRANCISCO FLORES

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Expertos dan sugerencias para potenciar estos espacios casi olvidados por los guayaquileños

Hace más de 200 años, Guayaquil era conocida por sus astilleros, que desempeñaron un papel clave en su economía e identidad. Estos espacios eran el corazón de una industria que impulsaba el comercio y conectaba a la ciudad con el mundo. Sin embargo, con el cambio en los materiales de construcción y la llegada del hormigón armado en las edificaciones, esta tradición comenzó a perderse gradualmente a inicios del siglo pasado, dejando a la urbe sin una actividad que había sido parte esencial de su desarrollo.

Al recorrer el barrio del Astillero se siente viva la historia de Guayaquil. En la calle 5 de Junio aún sobreviven espacios en los que se desarrolla esa actividad marítima.

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EXPRESO consultó a expertos sobre cómo se podría potenciar los astilleros en Guayaquil. Arquitectos, urbanistas e ingenieros coincidieron en que aprovechar el río Guayas, rescatar la memoria histórica de la construcción naval y fomentar la inversión público-privada son claves para reactivar este nicho con un enfoque sostenible y funcional.

María Fernanda Compte, decana de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Guayaquil, explicó que el río Guayas sigue siendo un recurso estratégico que no ha sido aprovechado en su totalidad. “Reactivar los astilleros no solo significaría recuperar una tradición, sino también generar empleo y potenciar la economía local”, indicó

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Desde su perspectiva, la construcción de embarcaciones en la ciudad podría convertirse nuevamente en un motor de desarrollo, especialmente si se integran iniciativas turísticas y de transporte fluvial que dependan de estas infraestructuras.

Gilda San Andrés, arquitecta y catedrática, lamentó que los guayaquileños en las últimas décadas no mantengan una relación “intrínseca y simbiótica” con el agua. “Es decir, solo de vista y no de uso”.

Las salidas al río que mantienen los astilleros en el barrio sureño representan una forma directa y orgánica de comunicación con este cuerpo hídrico, expuso San Andrés.

“Esas salidas ahora se encuentran en rampas que son de tierra, de lodo; la mayoría de personas consideran eso como algo sucio, como algo desechable, cuando en realidad es esa forma de comunicación directa y orgánica natural que nosotros tenemos con nuestra propia geografía”, argumentó la catedrática, quien ha trabajado en proyectos para rescatar el valor histórico y funcional de barrios en la ciudad.

El abandono de los astilleros no solo tuvo implicaciones económicas en su momento, sino también culturales. Según San Andrés, la pérdida de la tradición en carpintería de ribera es un reflejo de cómo la ciudad ha ido olvidando su relación histórica con el río.

“Uno de los percances que siempre nos menciona el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural Zonal 5 es que ya no existen estas personas que sepan manejar y construir la tradición en madera, porque todo lo hemos ido perdiendo. La memoria del guayaquileño, de su propia historia, es muy frágil y es algo que lamentablemente no lo hemos cultivado”, reflexionó.

Recuperar esta tradición no solo fortalecería la industria naval, sino que también permitiría preservar el patrimonio cultural de Guayaquil, según analistas.

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Astilleros en Guayaquil
Función. Un obrero labora en una embarcación, en uno de los astilleros ubicados en el sur de Guayaquil.FRANCISCO FLORES

Reactivar los astilleros debe llegar de una decisión política

Para Rafael Espinosa, presidente del Colegio de Ingenieros Navales del Ecuador, cualquier intento de reactivar los astilleros debe ir acompañado de una decisión política firme.

Explicó que el transporte fluvial, alimentado por embarcaciones construidas localmente, podría ser una solución para el tráfico vehicular y problemas ambientales, pero requiere un marco legal y financiero que incentive su implementación.

Si recuperamos los astilleros vamos a ganar mucho desde la parte patrimonial,
de tradiciones, en construcción, uso
del río y nuevas
plazas de trabajo.

Gilda San Andrés

Arquitecta y catedrática

Una propuesta destacada por los expertos es utilizar los astilleros no solo para la construcción de barcos, sino también como espacios multifuncionales que combinen actividades económicas, turísticas y educativas.

San Andrés sugirió la creación de un museo al aire libre en el barrio del Astillero, donde se pueda mostrar cómo eran los antiguos astilleros y las embarcaciones que allí se construían.

Esto no solo recuperaría la memoria histórica, sino que también podría ser un atractivo turístico y una fuente de ingresos para la ciudad”, estimó.

Sin embargo, Espinosa advirtió que el éxito de estas iniciativas depende de un enfoque integrado. Pero el punto de partida debe ser la implementación de un sistema de transporte fluvial que se acople a las necesidades de la población.

HistoriaLos primeros astilleros en Guayaquil, en la época colonial, operaron en la zona donde actualmente está ubicada la ciudadela La Atarazana, hacia el norte de la ciudad.

“Con una política de transporte clara ya podremos pensar en el desarrollo de industrias de astilleros. ¿Dónde construimos las cosas? ¿Aquí o las traemos de afuera? ¿Qué sería mejor? Hacerlas aquí. Y aquí están los expertos nacionales. Pero si no hay esa intención, entonces nosotros seguiremos construyendo barcos para otra cosa”, dijo.

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El río Guayas sigue siendo un recurso invaluable, y los astilleros podrían ser el eje de un nuevo capítulo en la historia de Guayaquil, así como el nacimiento de Barcelona y Emelec, o el desarrollo de grandes industrias. Todo en el mismo barrio.

Con voluntad política, el apoyo del sector privado y el aporte de una ciudadanía consciente de su patrimonio, los astilleros en Guayaquil podrían dejar de ser solo un recuerdo para convertirse en una oportunidad del presente.

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