Avenidas que dan color y respiro a la inseguridad
La 25 de Julio es una de las pocas arterias de la ciudad donde se continúa la tradición navideña. En calles de La Saiba también se encienden con el rojo y verde
La violencia criminal y delincuencia común que atraviesa de norte a sur y de este a oeste a Guayaquil han provocado no solo dolor, zozobra, miedo de salir de casa; sino una desidia ciudadana generalizada, aun en esta época que se aproxima a la Navidad. Durante un recorrido realizado por EXPRESO, en el sur de la ciudad, se observó que son pocos los sectores que buscan darle ese colorido verde-rojo que trae la temporada, y con ello, armonía a su entorno.
Uno de ellos es un tramo de la avenida 25 de Julio, a la altura de Mall del Sur, donde cuatro arcos con luces navideñas y palmeras fosforescentes adornan los 16 carriles que tiene la vía, principal arteria del sur de la ciudad y caracterizada por un alto flujo vehicular, peatonal y comercial.
“Esto les da colorido a las ventas, la gente se siente un poco más segura a salir y comprar. Es un incentivo”, considera Rodolfo Delgado, de nacionalidad venezolana, quien señala que en esta temporada sus ventas aumentan y la vistosidad ayuda en eso.
La Navidad se adelanta en La Puntilla
Leer másSin embargo, lamenta que no toda la ciudad se ilumine con los colores y luces de la época. “Yo soy venezolano y a esta fecha toda Caracas está iluminada, acá en Guayaquil, es poco y peor en este lado del sur, sé que en el norte es un poco más, pero este es el único punto donde se aviva el espíritu navideño. Esto ayuda mucho, sobre todo a los que trabajamos por aquí”, resalta al recordar que la iluminación llegó desde finales de noviembre, lo que puso más bonito al sector.
A pesar de las adversidades (inseguridad, toque de queda) somos gente que ha sabido salir adelante. El espíritu del Mundial se acabó, ahora empezamos la Navidad
Aunque Cristian Granizo, vendedor informal, ha decidido comercializar objetos de la temporada, para él las cosas no han ido tan bien en las ventas, a pesar de estar en un sector altamente comercial y ya con el espíritu navideño.
“Estos sectores así ayudan, aunque hay que tratar de luchar y salir adelante, que más toca para poder llevar algo de dinero a la casa, uno vive del día a día”, cuenta al sostener que las ventas están “flojas, no están como otros años que se vendía, había circulante, ahora está todo malo”. Y lo sustenta con cifras. En un día regular, del año pasado, asegura que se hacía de 30 a 40 dólares; sin embargo, alrededor de las 18:00 del pasado martes, no había vendido un globito con peluches, valorado en 3 dólares.
Guayaquil quiere un centro vivo e iluminado no solo por Navidad
Leer másÉl atribuía la mala racha a la situación económica que atraviesa el país, pero más que todo a las consecuencias que aún genera la pandemia de la COVID-19.
Pero hay otras vías del sur de la ciudad que también viven ese espíritu navideño. Los locales de venta de comida instalados a lo largo de la calle Dolores Sucre y José de la Cuadra, en la ciudadela La Saiba, decidieron ponerle más iluminación y apliques que simbolizan la Navidad, para hacer sentir a su clientela en familia.
No todos los lugares son completamente seguros en este tiempo, aquí (La Saiba), hasta ahora, está todo bien y ahora con el espíritu navideño que nos contagia...
“Lamentablemente, el sector sur arrastra un estigma desde hace un tiempo (...) hemos sido muy golpeados por esta ola no solo de inseguridad, sino en el toque de queda; pero, a pesar de esas adversidades, somos gente trabajadora que ha sabido salir adelante (...) ya el espíritu del Mundial se nos acabó y ahora empezamos el espíritu de la Navidad”, señala Jorge Espinosa, propietario del local Upito Recargado, donde esperan a sus clientes con un Papá Noel vestido con su típico traje rojo y barba blanca.
Yordi Vergara, de Mc. Doris, donde también han adornado con luces navideñas, señala que se han sabido manejar con el toque de queda. “Gracias a Dios, la gente viene a comprar”, sostiene, mientras la calle se va llenando de visitantes en medio de lo que parece un festival de colores y luces, donde destaca una patrulla policial que ronda el sector. Algo que le da confianza a Lissete Ortega, quien saborea un shawarma en Upito Recargado. “Aquí es bastante concurrido y ahora con el espíritu navideño que nos contagia y alienta a seguir viniendo”.
Esto le da colorido a las ventas, la gente se siente un poco más segura a salir y comprar, es un incentivo. Lamento que el resto de la ciudad no esté tan iluminada a esta fecha...