Las averías de la Metrovía, un riesgo hasta para los niños
Las puertas automáticas para abordar las unidades están dañadas. Las máquinas para recargar pasaje no funcionan. Hay torniquetes clausurados
Narcisa Morán (35) se llevó un gran susto la tarde del miércoles pasado, cuando su hijo de 5 años estuvo a punto de caer a la calzada, mientras esperaba que la unidad de la Metrovía llegue a la parada del IESS, ubicada en la avenida Olmedo y Boyacá, frente a la Caja del Seguro, en el centro de Guayaquil.
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Leer másDesde hace más de tres meses, las puertas automáticas de este y otros paraderos están dañadas; permanecen abiertas todo el tiempo, poniendo en peligro a cientos de usuarios de este sistema integrado de transporte masivo urbano que hacen columna al pie de los portones de vidrios para poder abordar los buses articulados.
“Las paradas de la Metrovía se han convertido en un peligro y dolor de cabeza para los usuarios, incluso para los niños. Ahora no solo debemos viajar como sardinas dentro de las unidades abarrotadas, también corremos otros tipos de riesgo y eso nos tiene preocupados. Indignados”, manifiesta Morán, quien da gracias a que su hijo no se haya caído de la rampa que conecta la parada con el articulado.
Las máquinas para comprar y recargar tarjetas están dañadas y los usuarios deben pedir ayuda a otras personas para poder ingresar a las paradas.
Pero ella no es la única indignada por los daños que presenta este sistema de transporte. También lo está Ramón Solórzano, quien comenta que hay portones que tampoco se abren cuando el vehículo llega a las estaciones.
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Leer más“Quienes estamos a bordo del bus tenemos que correr de un lado a otro cuando el conductor anuncia que la puerta de adelante, de en medio o de atrás no se abrirá. Allí se forma un caos por lo apretado en que viajamos”, explica el usuario, quien en varias ocasiones no ha podido bajarse en la parada que le corresponde y ha tenido que hacerlo en la siguiente, con la consabida pérdida de tiempo que eso representa.
Paola Carvajal, administradora de la Agencia Metrovía, aseguró a EXPRESO que el mantenimiento de la infraestructura del sistema se realiza de manera permanente y responsabilizó a los usuarios de las afectaciones en las puertas de los paraderos.
“Por la manipulación incorrecta, por querer ingresar o salir desde las unidades hacia las paradas, (los usuarios) incluso llegan a forzarlas”, manifestó, al reconocer que aproximadamente 30 paradas presentan la necesidad de intervenciones menores, entre los que se encuentra el arreglo de los portones.
Las puertas de varias paradas no cierran desde hace más de tres meses, mientras que otras no abren. No es justo que se ponga en peligro la seguridad de los usuarios.
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Leer másEl contrato general, por 18 meses, de mantenimiento de las paradas y terminales, tiene un costo referencial de $ 888.720. No obstante, como medida emergente, la agencia ha considerado realizar un proceso de contratación de ínfima cuantía -que está por firmarse- para la reparación de 11 puertas que son las que tienen mayor afectación y son consideradas como prioridad, anunció la funcionaria.
Las paradas más antiguas, que corresponden a Metroquil y Metro-Bastión, son las que presentan el mayor número de desperfectos que no solo se concentran en las puertas, sino también en las máquinas para comprar y recargar tarjetas, así como en los torniquetes de ingreso y salida.
Sobre estos equipos reposan mensajes escritos que advierten de los daños, como lo confirmó EXPRESO durante un recorrido que realizó por diferentes estaciones, como la del IESS, Las Monjas, Biblioteca Municipal, 28 de Mayo, Mercado Caraguay, entre otras.
Carvajal explica que el Consorcio Transvía, responsable del mantenimiento de esos equipos, realiza en dos horas la reparación de los aparatos, una vez reportado los daños. No obstante, recordó que las paradas de mayor afluencia cuentan con más de una máquina de compra, venta y recarga de tarjetas.
Pero esto no satisface a Juan Carranza, quien el martes pasado llegó apresurado al paradero para alcanzar el bus que estaba a punto de estacionarse. Sacó la tarjeta magnética para recargarla, pero se encontró con la ingrata sorpresa de que la maquinaria estaba dañada.
La Metrovía nunca ha brindado un buen servicio, desafortunadamente debo usar este transporte, ya que es el único que pasa por el sector donde vivo.
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Leer másCarranza tuvo que pedir ayuda a otro usuario, quien le prestó su tarjeta para que pudiera ingresar a cambio de que le devolviera los $ 0,30, que es el costo del pasaje.
Todo esto ocurrió en medio de la desesperación del joven que tenía urgencia de abordar el bus. Algo que finalmente no pudo hacer y debió esperar el siguiente que llegó repleto luego de 10 minutos.
La crisis en la que está sumergido el sistema de transporte masivo Metrovía, que opera hace 15 años en la ciudad, recrudeció en la pandemia, que volvió a poner sobre la mesa el debate acerca de si es sostenible este servicio, criticado por rodar irrespetando aforos y cuyas rutas alimentadoras todavía no están operativas al 100 %.