Baches en Guayaquil: al argumento de la lluvia se suma la pandemia

Cada invierno aparecen en las calles de Guayaquil. Es como si todas las caras de la ciudad se enfermen del más agresivo acné. Huecos. Huecos por todos lados. La incomodidad va a conductores, peatones y ciclistas. Todos caen, se enfadan por los baches que esta urbe no ha podido curar. Y hoy EXPRESO intenta explicar por qué.

Por qué, si solo en 2018, la administración del exalcalde Jaime Nebot, en el Portal de Compras, registra una inversión de más de 9 millones de dólares en obra vial, sin contar lo alcanzado desde la Dirección de Obras Públicas.

Por qué, si en 2019, la alcaldía de Cynthia Viteri asegura haber invertido 92 millones de dólares en este tipo de obras y proyecta al menos 125 millones para este 2021.

Si uno ve las cifras entregadas por el Municipio, ni siquiera imagina que las calles de la urbe están llenas de baches en todos los sectores, sin distinción de nivel socioeconómico.

Usted solo pida. Norte, sur, este y este otro. EXPRESO ha registrado en entregas recientes todas las molestias causadas por los cráteres. Es hora de mirar atrás, a las lecciones no aprendidas, y de poner sobre la mesa los nuevos argumentos.

En 2019, cuando Nebot aún estaba al frente del Gobierno local, se excusaba de los huecos en la vía bajo dos argumentos: “el peor enemigo del asfalto es el agua” y “el asfalto local dista mucho de tener la calidad que debería”.

Hoy, el Municipio de Guayaquil, con Viteri a la cabeza, añade otro factor: la emergencia sanitaria. “Debido a la pandemia de la COVID-19 que estamos atravesando, desde marzo del 2020, sumada a las dificultades que trae consigo la época lluviosa, se ralentizó el ritmo de ejecución de los trabajos (viales), reflejándose aquello en los tiempos de entrega y la producción”, respondió la entidad a este Diario.

Entre los factores a tomar en cuenta, enlista al personal vulnerable (a quienes se les ha respetado su condición), obreros contagiados e, incluso, colaboradores fallecidos a causa del virus. “El Municipio de Guayaquil, pese a la situación, rediseñó un plan de trabajo para actuar con todos sus frentes en la ciudad”, explica el documento.

Y hay más. En el año 2020, desde Obras Públicas, alrededor de $ 25 millones fueron redireccionados a la gestión en salud por la pandemia, precisa la Alcaldía.

Entonces, los rubros debieron cambiar de rumbo. Aquello se palpa en el Portal de Compras. Si en 2019 hay al menos 34 obras relacionadas con pavimentación, plan de reasfaltado, reconstrucción con pavimento y afines, que alcanzan los 19 millones de dólares; en 2020, año de la llegada de la COVID-19, la lista de obras de este tipo apenas llega a once contratos, que suman algo más de ocho millones de dólares.

Sobre este escenario, Jorge Berrezueta, exdirector de Obras Públicas municipal, analiza que una estrategia puesta en marcha en su tiempo de funcionario fue incrementar cuadrillas de trabajo para poder atender, aunque sea de forma provisional, las zonas más afectadas. “Lo importante es evitar que los baches se agranden. Atenderlos inmediatamente”, explica el experto.

Una de las preguntas que siempre surge cuando se abordan temas de asfalto, es por qué no apostar por el hormigón, aunque sea por zonas, con agenda de obras que vayan cumpliéndose por tramos, a fin de hallar una solución definitiva y no tener que repetir la historia cada tiempo de lluvia.

A eso, Berrezueta responde que no es tan fácil. El hormigón es más caro que el asfalto y requiere trabajos definitivos. Esto es, no puede pavimentarse con hormigón una calle que tiene problemas de tuberías de agua o alcantarillado, por ejemplo, explica.

La pandemia pasará a la historia. El Municipio promete que este 2021 los trabajos viales estarán al frente de su agenda. Para evitar que 2022 sorprenda a la urbe, otra vez, como la superficie de la Luna, como la comparó una ciudadana, es preciso también tener otros factores en cuenta.

El ingeniero José Baquero, miembro del Colegio de Ingenieros del Guayas, recuerda que el asfalto debe cumplir las normas del proceso constructivo para evitar estos escenarios, y no siempre lo hace. “Hay que mejorar los trabajos y optimizar las fiscalizaciones. A veces no cumplen las especificaciones técnicas proyectadas en el estudio. Por ejemplo, Guayaquil es una ciudad con muchas zonas en donde hay tuberías pequeñas, que son insuficientes para la cantidad de descargas. Las direcciones municipales, lamentablemente, son más políticas que técnicas”, critica.

Con él coincide el ingeniero y experto en movilidad Carlos Jiménez. “La ciudad debe revisar sus usos de suelo y sus proyecciones de tráfico, transporte y tránsito. Ese es el problema de raíz a la hora de hablar de baches”, observa.

La Dirección de Obras Públicas tiene tres frentes de trabajo: por administración directa, por contrato y con recursos externos, a través del Banco de Desarrollo de América Latina.

Otros motivos porque reaparezcan baches

• Sobre los usos. Una técnica que hace menos duradero el trabajo es retirar el asfalto, calentarlo y usarlo de nuevo. Lo envejece y acelera su deterioro.
• Tránsito. Convertir avenidas en corredores comerciales o viales las hace soportar un peso vehicular no acorde con su estructura.
• Lo de abajo. A veces, las vías tienen deficiencias de materiales de relleno en las bases y sub-bases. Esto, además de baches, causa deformaciones.